A Coruña, 25 dic (EFE).- El recién nombrado presidente de la Red Española de Teatros, Circuitos, Auditorios y Festivales de titularidad pública, Xosé Paulo Rodríguez, se ha fijado como uno de sus retos el de diseñar una programación estable, continuada, de calidad y «con un impacto minimizado de los cambios políticos».
«Es un desiderátum y una reclamación que tenemos todos los gestores culturales y directores de centros. No es posible ni será posible nunca, pero seguiremos deseándolo continuamente», ha explicado en una entrevista con Efe Paulo Rodríguez, también director del Teatro Rosalía de Castro de A Coruña.
La Red es una asociación sin ánimo de lucro constituida en 2000 e integrada por 127 socios, de los cuales 14 son circuitos y redes de artes escénicas, que en su conjunto suman alrededor de 700 espacios escénicos, y en la que también participan el Ministerio de Cultura y el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM).
Entre sus objetivos principales está la creación y formación de públicos en el ámbito de las artes escénicas y musicales en España y garantizar la calidad y estabilidad en la programación de los teatros y auditorios de titularidad pública.
Paulo Rodríguez (1969 Casal de Alén- Entrimo/ Ourense), elegido presidente de la Red el pasado 13 de diciembre, aspira además a la normalización de estos oficios, que igual que los demás «debieran dar para vivir decentemente», no sólo para sobrevivir, y por eso considera que los procesos de normalización del sector de las artes escénicas «debieran pasar por ahí».
«Ello necesita indefectiblemente que la cultura esté dentro de la agenda política y que se hagan políticas activas para que esto llegue a producirse en defensa de los creadores, en defensa de las redes», argumenta el director del Rosalía desde 2011, que con anterioridad desempeñó el puesto de director-gerente del Auditorio de Galicia, en Compostela, durante cinco años.
El nuevo presidente de la Red ha asumido el cargo «con el respeto debido» y una «responsabilidad enorme».
Además, dice sentirse congratulado porque su elección emana del seno de una asamblea de compañeros de trabajo, lo que «no deja de ser un reconocimiento a tu valía» por parte de directores y gestores culturales «de todos los colores e ideologías», con una composición «prácticamente horizontal y no presidencialista».
El director gallego asegura que no ha sido su procedencia, Galicia, la que ha pesado en su elección «ni mucho menos», pero sí cree que «a efectos reales es bueno que la presidencia y que la junta directiva conformen la realidad estatal de la diversidad geográfica», pues de esta manera se trasladan a la Red las necesidades del sector en cada territorio en el que opera.
Y es bueno también, continúa, que vaya cambiando la presidencia, en la que Paulo Rodríguez sucede a José Luis Rivero, director artístico del Auditorio de Tenerife, porque favorece a A Coruña en cuanto a visibilización y posicionamiento con respecto al resto del Estado en el ámbito de las artes escénicas.
En todo caso, el presidente de la Red se compromete a no barrer para casa porque «eso sería ser delincuente», pero sí trabajará «en pro de la buena salud del teatro, de una programación estable y de calidad en todos los teatros de España».
Como han hecho sus antecesores en el cargo que desarrollaron un trabajo «encomiable, una ardua labor», dice, intentará que la Red continúe «viva, activa, con pulso en una situación en la que la fragilidad de las asociaciones sin ánimo de lucro está muy cuestionada y muy pendiente de un hilo porque la situación económica y macroeconómica es la que es».
Desde su elección, Paulo Rodríguez se ha puesto a trabajar «codo con codo» con el resto de asociados e integrantes de la junta directiva, integrada también por otro gallego, Luciano Fernández, director del Auditorio de Narón (A Coruña), para seguir con la programación que está en activo. «Eso ya es mucho», sostiene.
Entre las acciones futuras, la Red aspira a cerrar un proyecto europeo que está estudiando y, entre los deseos de su presidente para 2014, está que España se fije en países «modelo a los que podemos mirar y que no quedan tan lejos» a la hora de adoptar medidas en este sector, para las que pide potenciar compromisos.
Bajar el IVA cultural del 21 % es una de esas medidas y además «de emergencia» porque «no tiene ninguna razón de ser».
«Estamos hablando de construir una democracia cultural, que significa participar activamente la sociedad en la cultura, derrumbar todas las barreras posibles del acceso a la cultura, y los teatros públicos, auditorios públicos, festivales públicos y circuitos públicos que integran la Red tenemos también ese trabajo, porque somos un servicio público», argumenta.
Otra de ellas es la colaboración con todos los oficios que constituyen el sector de artes escénicas, los creadores, compañías públicas y privadas, distribuidores, gestores de teatros, etcétera, y «empezar a hacer otro tipo de usos u otro tipo de dinámica».
«Tenemos que repensar, estamos en momento de crisis, hay manifestaciones artísticas que tienden a desaparecer y posiblemente habrá que mirar por dónde tenemos que ir», sugiere Paulo Rodríguez.
Para el próximo año y después de las vacaciones, el presidente de la Red Española de Teatros, Circuitos, Auditorios y Festivales de titularidad pública ha puesto deberes, que esperan una solución: «Cómo abrigamos a los creadores, cómo se reconstruye o cómo se reinventan las redes de distribución, un nuevo planteamiento de exhibición de espectáculos, si funcionan las viejas fórmulas, si esto es un mercado o es algo más…».
Elizabeth López