El cuidado de la salud mental no es algo que deba tomarse a la ligera; lejos de la creencia popular acudir a psicoterapia no es señal de debilidad, todo lo contrario, es una herramienta eficaz para fortalecer la capacidad de gestionar las emociones y afrontar situaciones difíciles.
Durante el proceso terapéutico el psicólogo escucha las dificultades, sufrimientos, dudas y problemas del paciente sin juzgar o cuestionar; el vínculo creado permite igualmente compartir las cosas buenas que le suceden a fin de trabajar de forma plena en su equilibrio emocional.
Fórmula ideal para el manejo de conflictos
La psicoterapia se adecúa a diferentes perfiles, como queda demostrado en este enlace el tratamiento se presta no solo para las personas que necesitan ayuda u orientación para enfrentar situaciones adversas, sino que beneficia a aquellos que desean aprender a gestionar sus emociones y ver los problemas desde otra perspectiva.
La inexistencia de vínculo emocional con el psicoterapeuta garantiza un punto de vista neutro, no se trata de recibir consejos u opiniones en base a experiencias personales. El objetivo es encontrar una solución que permita superar lo que está sucediendo, adecuando el tratamiento en función de las propias necesidades.
Crecimiento personal y autocuidado
El proceso de psicoterapia supone la oportunidad de autoconocerse, identificar el origen del problema y de acuerdo a ello encontrar una solución, o en su defecto, disponer de las herramientas necesarias para afrontarlos sin dejarse abrumar y con la máxima eficacia.
Asimismo, implica el cuidado de las emociones aprovechando el espacio para compartir los aspectos inquietantes de la cotidianidad que generan angustia. El nivel de empatía que ofrece el profesional hace de cada sesión una experiencia reconfortante, eliminado el temor a ser criticados o condenados.
Atención profesional
El psicoterapeuta es un profesional certificado; sus estudios se centran en el análisis de la conducta humana. El tratamiento es personalizado, tomando en cuenta el contexto, hábitos y elementos que influyen en la vida del paciente, ofrece la asesoría necesaria para solucionar sus problemas.
Tomando en cuenta las cualidades del paciente, el profesional propone herramientas puntuales que faciliten la corrección de comportamientos o patrones negativos de pensamiento.