Ulm (dpa) – La metadona es conocida en todo el mundo como analgésico y como sustituto de la heroína, pero ¿puede esta sustancia parecida al opio y generada en un laboratorio servir para otras cosas?
¿Puede ofrecer alguna esperanza a los enfermos de cáncer? ¿O los indicios aislados registrados en pacientes con tumor son una excepción que no tienen nada que ver con esta sustancia?
Por primera vez un estudio clínico dará respuestas contundentes a todas esas preguntas.
Tras un intenso debate entre científicos, que en algunos momentos llegó ser incluso algo agrio, la organización ayuda contra el cáncer alemana, Deutsche Krebshilfe, ha decidido financiar con 1,6 millones de euros (1,4 millones de dólares) un amplio estudio sobre este tipo de terapia en la clínica universitaria de la ciudad alemana de Ulm.
Participarán en el estudio pacientes con cáncer intestinal con metástasis y que no responden a una quimioterapia.
«Las células cancerígenas de esos pacientes son insensibles a esos medicamentos», explica el director del estudio, el catedrático Thomas Seufferlein, que además es el jefe del departamento de medicina interna de la clínica de la universidad de Ulm.
«Nuestra hipótesis es que la metadona puede conseguir que el tumor vuelva a ser sensible a la quimioterapia».
Esta afirmación se basa en investigaciones experimentales de la química Claudia Friesen, del Instituto de medicina legal de la Universidad de Ulm.
En 2008 llegó a la conclusión de que las células cancerígenas en sangre mueren más y su resistencia a la quimioterapia disminuye cuando son tratadas con metadona. Investigaciones posteriores con cultivos de células de otros tumores al parecer confirmaron esta suposición.
«Queremos investigar si la metadona puede influir en que determinada quiomterapia pueda llegar mejor a las células cancerígenas y así actuar de forma más efectivas también en pacientes con un cáncer intestinal avanzado», explica el catedrático Seufferlein.
Para este médico se trata de una investigación en la que los resultados no son previsibles. «Creo los resultados del estudio están completamente abiertos».
Además los resultados se centran solo en pacientes con cáncer intestinal avanzado, no otro tipo de tumores, y lo hace con una quimioterapia concreta y una dosificación concreta de metadona.
Una vez obtenidos los resultados se «podrá generalizar en un sentido u otro», agregó.
El estudio arrancará en el primer cuatrimestre de 2020. Seufferlein estima que a largo plazo unos 30 pacientes podrán participar en las pruebas y serán ellos los que reciban la metadona a la vez que la quimioterapia.
Asimismo, este estudio se realizará a la vez que paralelamente se da a otros pacientes únicamente quimioterapia, como se ha tratado hasta ahora, y sólo en caso de necesidad se les suministrará morfina u otros analgésicos. Se estima que los primeros resultados concluyentes estarán a principios de 2022.
Hubo una avalancha de pedidos de metadona y una oleada de esperanza cuando en 2017 Claudia Friesen habló en la televisión alemana de los resultados de sus estudios en el laboratorio y además los medios se hicieron eco de algunos casos en los que los pacientes de cáncer afirmaron haber mejorado tras tomar metadona.
Lo que quedó claro entonces es que casos aislados no son una prueba de la efectividad de un método que no ha sido estudiado ampliamente.
También entonces hubo críticas contundentes, y en parte las sigue habiendo hoy, de parte de algunos colegas de Friesen. Algunos, como Wolfgang Wick, director del departamento de Neurología de la clínica universitaria de Heidelberg, hablaron de una «moda de metadona» poco seria.
Wick, que además dirige uno de los departamentos de investigación dentro del Centro Alemán de Investigación contra el Cáncer (DKFZ, según sus siglas en alemán), considera que si se debaten en público suposiciones sin datos seguros, los pacientes pueden tener la sensación de que hay opciones que no se les están ofreciendo.
Es por ello que el neurólogo está de acuerdo con que ahora se haga un estudio amplio en Ulm.
«La idea de que con un tratamiento adicional se puede alcanzar una cierta sensibilidad a la quimioterapia me parece más plausible en un cáncer intestinal que en un tumor cerebral», señala. Agrega que sería bueno que también se llevaran a cabo estudios para tumores cerebrales y otros tipos de cáncer.
La esperanza de una cura con la metadona hizo que unas 53.000 personas firmasen una petición para que se hagan más estudios sobre la eficacia de esta sustancia.
Representantes del Ministerio de Investigación indicaron ante una comisión parlamentaria que el Gobierno de Berlín «está abierto a impulsar estudios clínicos para incluir la metadona en la cura del cáncer».
Todavía no existe una decisión final sobre la ayuda estatal a la financiación de estos estudios, pero con la decisión de la organización alemana de Ayuda contra el Cáncer de financiar el primer estudio clínico sobre los posibles efectos de la metadona ya se está dando un primer paso.
«Necesitamos más estudios clínicos para poder analizar si el crecimiento de los tumores o la formación de otras metástasis se pueden reducir más con la metadona que solo con la quimio y también en otros tipos de cáncer», apunta Friesen.
«Los resultados en un tipo de cáncer no se pueden trasladar a otro. Es por ello que se necesita urgentemente financiación estatal».
Por Thomas Burmeister (dpa)