El escenario actual desatado por el coronavirus ha revelado la importancia que tiene la tecnología y los avances en conectividad en nuestro día a día. Muchas empresas se han visto obligadas a dar pasos de gigante en transformación digital porque su actividad se ha visto desplazado obligatoriamente al teletrabajo.
Se habla constantemente de la conectividad y los avances que ofrece la tecnología para muchos sectores, pero es en situaciones como la actual cuando realmente se demuestra que todavía quedan muchos pasos por dar, no ya en escenarios globales, sino en el uso individual de esas tecnologías.
Vemos, por ejemplo, que en el ámbito de la educación, muchos centros se han visto totalmente colapsados por la carencia de inversión en nuevas tecnologías. Muchos alumnos no tienen medios para conectarse a las clases telemáticas, los docentes no tienen la formación suficiente para impartir sus clases facilitando contenidos accesibles a sus alumnos y mientras tanto, desde las administraciones competentes en el ámbito educativo no se despliegan plataformas potentes que faciliten todo el intercambio de información.
Más formación es sinónimo de más empleo
El ejercicio profesional de una disciplina de conocimiento o un oficio requiere obligatoriamente la formación continua por un motivo evidente, la sociedad cambia y con ello todo lo que le afecta directamente: desde la educación a los sectores productivos pasando por los cuidados o los sistemas económicos.
Si España hubiera sufrido hace unos años un brote epidémico de SARS como el que sufrieron los países asiáticos en 2003, muy posiblemente su respuesta ante la actual epidemia de la Covid-19 podría haber sido más eficaz, como así se ha producido en Corea del Sur, Japón o Singapur.
En este sentido, España es una potencia mundial en áreas médicas como la donación de órganos, y eso es porque nuestro país es líder mundial en esta práctica. Sin la formación continua en medicina y salud, en métodos avanzados para llevar a cabo estas intervenciones, las técnicas utilizadas serían similares a las de hace años y quedarían obsoletas.
Este es solo un ejemplo de cómo la formación continua resulta imprescindible para el desarrollo profesional de cualquier trabajador. En este sentido, el Instituto de formación continua de la Universidad de Barcelona trabaja desde hace años para promover estos conocimientos.
El IL3, Universitat de Barcelona, ha sido reconocido recientemente con el premio a LA INNOVACIÓN EN LA FORMACIÓN CONTINUA EN TÍTULOS PROPIOS 2.020 y lleva más de 25 años formando a profesionales con las últimas tecnologías en disciplinas como la enfermería, la comunicación o el marketing, entre otros.
Qué beneficios ofrece la formación continua a empresas y trabajadores
La formación continua de profesionales es una práctica obligada para muchas profesiones. El objetivo es dar salida a las necesidades que van apareciendo en la sociedad. En la actualidad vemos que la digitalización se implanta como algo obligatorio para poder competir con otras empresas.
De este modo, la formación continua responde a las necesidades específicas de las empresas y mejora la cualificación de los profesionales en su sector. Entre los empleados, sumarse a estas iniciativas aumenta sus habilidades, conocimientos y competencias.
La sociedad actual vive en plena era de la incertidumbre. Las certezas ya no son tantas como hace décadas en todos los ámbitos de vida: laboral, social, económico…y esto implica adaptarse a la nueva realidad.
Por este motivo, la formación continua no debe ser considerada simplemente como una actividad puntual, sino como una vía para actualizar conocimientos de manera constante. Un ejemplo de esto es la ley 16/2003, de 28 de mayo, de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud, que señala la formación de los profesionales como un factor fundamental en la mejora de la cualificación.
La digitalización impone cambios y la adaptación a estos solo se consigue con la formación continua y permanente. La actualización de los trabajadores trae para ellos una mejora en su práctica profesional, evitar la obsolescencia y enriquecer el currículum académico y profesional.
Si atendemos a los beneficios nivel empresarial, la puesta en marcha constante de actividades de este tipo ayuda a incrementar su competitividad y aspirar a nuevos nichos de generación de ingresos.
No obstante, si algo caracteriza a la formación continua de calidad es que debe ser impartida por centros de reconocido prestigio y con experiencia. IL3, Universitat de Barcelona es un claro ejemplo de ello.