(dpa) – En un tramo de una autovía en el sur de Egipto, el desierto de tonos marrones claros se vuelve de repente negro. A lo largo de kilómetros, en dirección al sol, se extienden hacia el horizonte los paneles solares fotovoltaicos de color gris oscuro: la gran apuesta de Egipto para el cambio energético del mañana.
Aquí, en el parque solar de Benban, uno de los más grandes del mundo, la tecnología alcanzó su punto más alto hasta el momento, al menos en lo que a superficie se refiere.
Con una superficie igual a la de más de 50 canchas de fútbol, Benban se puede apreciar actualmente en las fotos satelitales tomadas desde el espacio.
El polvo y el calor son compañías permanentes para sus trabajadores. En verano, las temperaturas pueden aumentar a hasta 50 grados centígrados. Si se toma poco líquido, se puede sufrir un colapso circulatorio.
Mahmud Sidan, oficial de seguridad en una de las parcelas, afirma que los trabajadores pueden aventurarse al campo sólo de a dos.
En los sanitarios que se encuentran en los contenedores hay carteles que advierten acerca de los peligros de que la orina adopte un color miel o marrón: «¡Falta de líquidos! ¡Tome agua ya!»
«Lo más importante es tomar agua todo el tiempo, incluso aun cuando uno no tenga sed», dice el ingeniero Ahmed Atif.
Para el ministro alemán de Desarrollo, Gerd Müller, esta enorme instalación, que parece de otro mundo, es el próximo capítulo de una historia de éxito llamada energía solar.
«Estamos al principio, no al final del uso de la energía solar», asegura el ministro a dpa durante una visita a Benban. Añade que es «el principio de un renacimiento» de la energía solar en África, Asia y Sudamérica.
De hecho, en Marruecos, Abu Dhabi, China e India se crearon parques solares enormes. China, que junto con Estados Unidos e India emite la mayor cantidad de gases de efecto invernadero como el CO2 en el mundo, lleva la delantera.
«China, que prácticamente no tenía paneles solares, logró en un periodo de 25 años liderar en el mundo con un margen de 100 por ciento», resumió el Foro Económico Mundial meses atrás. En 2018, el país instaló la mayor capacidad solar, 44 gigawatts, seguido de India (8 GW), Japón (7GW), Australia (5GW) y Alemania (3 GW).
Pero los parques llegan al límite en lo que a superficie se refiere. «No hay muchos lugares en los que haya tanto territorio disponible cerca de zonas de aglomeración con un alto consumo de energía», explica el analista Tom Heggarty de la empresa de asesoría en energía británica Wood Mackenzie.
«Y la cantidad de lugares en los que esta energía puede ser transportada a través de largas distancias es bastante reducido», agrega. Transportar electricidad a gran escala es caro, y hasta el día de hoy, es un desafío técnico.
También en el parque solar de Benban, en el que postes de alta tensión se erigen como gigantes de metal en el paisaje desértico, la ampliación de la red fue un punto clave.
Dado que instalaciones como Benban -un parque que, según sus inversores, puede generar electricidad para hasta un millón de hogares- necesitan de mucho lugar, la disputa sobre el aprovechamiento de la tierra suele ser algo usual.
Esto sucede con las superficies dedicadas a la agricultura, como se ve por ejemplo en Italia. En opinión de Heggarty, allí se debería usar mucho más la energía solar y el mercado debería crecer más rápido.
Pero la posesión de tierras en el país del sur de Europa está muy atomizada y las comunidades y autoridades locales suelen estar en contra de la ampliación de la energía solar.
Un nuevo estudio indica que la Unión Europea (UE) podría hacer más en temas de protección del clima electrificando toda la economía.
El informe confeccionado por BloombergNEF, la operadora energética Eaton y la hidroeléctrica Statkraft señala que, de esta forma se podrían superar incluso los objetivos de protección climática de la UE de mediano plazo.
Hasta 2030, las emisiones de C02 podrían reducirse en un 63 por ciento en comparación con 1990, por delante del hasta ahora ansiado 40 por ciento.
El analista Heggarty cree que el auge de la energía solar aún durará un tiempo, en parte gracias a que los componentes son cada vez más baratos. En Cercano Oriente y el norte de África la demanda de electricidad crece de forma constante y muchos hogares aún no están conectados a la red eléctrica.
Además, a diferencia de las plantas de energía hidráulica, las plantas de energía solar y eólica se pueden desarrollar rápidamente y su construcción demanda en parte apenas unos meses. Sin embargo, la participación de la energía solar y eólica en todo el mundo sigue siendo muy baja: hasta ahora dominan el carbón, el petróleo y el gas natural.
Diab Ali estuvo en Benban desde el principio. Fue uno de los 12.000 trabajadores que la construyeron. Cavó en la arena con su pala y tendió cables. Hoy en día trabaja como asistente en una de las parcelas.
Para poder hacer este trabajo dejó su granja, donde sus hermanos se dedican ahora al cultivo de la caña de azúcar y el trigo. Ante la pregunta de si el trabajo en el parque solar es más exigente que el que hacía en la granja, afirma: «Cada trabajo es a su manera un desafío».
Por Johannes Schmitt-Tegge (dpa)