Essen (dpa) – Las bodas turcas son un espectáculo que dura varios días, donde los regalos son frecuentemente dinero y oro. Estas grandes celebraciones están causando cierto revuelo en Alemania debido a los atascos que los desfiles de coches de los invitados provocan en las calles y autopistas, donde además disparan al aire con pistolas de fogueo.
La cultura turca da un gran valor a las fiestas familiares, y esta tradición se convierte en un fuerte contraste en Alemania, ya que las celebraciones turcas reúnen a un número extenso de familiares y amistades, a veces a cientos de invitados.
«Esto se produce tanto en las ocasiones alegres, en bodas y nacimientos, como en las tristes, como los funerales», explica Caner Aver, del Centro de Estudios Turcos de Essen. «La alegría y el dolor son compartidos con la mayor cantidad de gente posible. Y cuanta más gente asiste a estas celebraciones, mayor es el estatus social, lo que significa: ‘Tengo una gran red de conocidos, estoy integrado en una gran estructura social, soy apreciado’.»
En Turquía los desfiles de bodas tienen una larga tradición. «Siempre la tuvieron», dice Ahmet Toprak, autor del libro «Muslimisch, männlich, desintegriert» («Musulmán, hombre, desintegrado» por su título en alemán), que saldrá a la venta en los próximos meses. En las caravanas de bodas, diversos coches profusamente decorados circulan por las calles haciendo sonar las bocinas. El mensaje es evidente: ¡Aquí hay una boda!
«Antes de la irrupción de los teléfonos móviles y otros medios de comunicación actuales, esto era muy importante para llamar la atención de la comunidad sobre la celebración. También los disparos al aire», prosigue Toprak, quien aclara que el ruido debe ser tan fuerte para que todo el mundo pueda oírlo.
«En los pueblos, por ejemplo, la novia es conducida tradicionalmente a caballo, mientras que en la ciudad, por supuesto, viaja en coche», explica la investigadora sobre migración Gülistan Gürbey, de la Universidad Libre de Berlín.
«Y cuanta más aumentan la riqueza y el consumo, más grandes son estos coches, que acaban convertidos en símbolo de estatus: se quiere demostrar lo que se posee, aunque muchos de estos coches solo se alquilan para estas celebraciones», añade Gürbey.
Las tradiciones turcas llegaron a Alemania con los migrantes turcos que arribaron en la década de 1960. «Otros grupos de la población, incluidos los alemanes, están adoptando esta forma de celebrar, la copian porque llama la atención y es divertida», señala Gürbey.
El bloqueo de la calle es una antigua costumbre turca, en la que los parientes de la novia cerraban el camino para el desfile y reclamaban dinero al novio. «Solamente tras el pago se despejaba el camino de nuevo», explica Toprak. «El novio tiene que pagar por la novia que acaba de recoger de la casa de sus padres», añade.
Los expertos coinciden en que los atascos de tráfico en autopistas o cruces son una novedad que no se conoce en Turquía. «Esto no tiene nada que ver con la tradición», subraya Aver. «Estas personas hacen que el tráfico sea un caos. Aquí los jóvenes quieren poner a prueba sus límites”, observa.
La provocación también puede ser uno de los motivos, especialmente en el contexto de las tensas relaciones entre Alemania y Turquía. Toprak cree que se trata de una forma de protesta, «bajo el lema: ‘Los obligamos a que nos perciban’.». Después, las fotos son publicadas en las redes sociales.
Los bloqueos de las autopistas desacreditan algo tan hermoso y popular como son los desfiles de bodas, comenta Toprak. «En el pasado, los desfiles eran algo positivo, pero desde que se producen bloqueos en las autopistas ahora tienen una connotación negativa. Y esto no le gusta a muchos inmigrantes turcos», asegura.
Por su parte, Caner Aver cree que hay que actuar de dos modos para desanimar a quien provoca este tipo de atascos. «Por un lado, las autoridades competentes deberían tomar medidas penales. Por otro lado, habría que informar a la comunidad turca que estos bloqueos no son apropiados de ninguna manera. Es decir: difundir información y presionar con sanciones», opina Aver.
En las últimas semanas parte de su propuesta parece estar en marcha. «En la comunidad turca el tema ya se está discutiendo en forma muy abierta», añade Aver, y se atreve a pronosticar: «No creo que esto siga sucediendo durante mucho más tiempo».
Por Christoph Driessen (dpa)
Foto: Thomas Kraus/dpa