Managua, 8 jun (dpa) – El aparente fracaso de una reunión de los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) con el presidente Daniel Ortega parece agravar la crisis en el país, en medio de incendios, ataques armados a manifestantes y un inminente cierre de fronteras al comercio internacional.
Ortega, de 72 años, pidió el jueves a la CEN se le permitiera “reflexionar” sobre una propuesta de volver al diálogo con una alianza cívica opositora, suspendido el 23 de mayo, y discutir el tema de la “democratización del país” que incluye su retiro del Gobierno y la convocatoria a nuevas elecciones.
Los obispos salieron de la reunión con el semblante adusto y en las redes sociales se propagó de inmediato la frustración de quienes esperaban el anuncio de una pronta solución al conflicto, que en siete semanas se ha cobrado 127 muertos y más 1.200 heridos, en su mayoría jóvenes estudiantes.
La CEN le pidió a Ortega responder “por escrito lo más pronto posible”, se indicó en un comunicado.
Esa frase de los obispos «muestra que no hay tiempo que perder y que a todos nos urge una solución para el país. Y escrita para que quede testimonio. Que sea pacífica depende sólo de una persona», escribió en su cuenta de Twitter el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez.
Un par de horas después de la reunión, policías y paramilitares atacaron a estudiantes atrincherados en una universidad de Managua y dieron muerte a un joven de 22 años. Cerca de ahí, desconocidos incendiaron las instalaciones de la emisora estatal Radio Nicaragua, que difunde la voz del Gobierno.
Para el periodista opositor Carlos Fernando Chamorro, lo ocurrido confirma “que el país está en una crisis más grave”, ya que Ortega se resiste a discutir su salida del poder y los estudiantes y campesinos amenazan con arreciar las protestas multiplicando los «tranques» (bloqueos de carreteras).
Sin embargo, el analista Roberto Samcam, un ex mayor del Ejército nicaragüense, tiene otra lectura: el presidente ha aceptado dejar el Gobierno y prepara su salida “negociando al borde del abismo” a través de conversaciones no públicas con Estados Unidos, que estaría forzando su renuncia a la Presidencia.
“Aquí hay un proceso de negociación y hay compromisos adquiridos con Estados Unidos. Daniel Ortega está listo para irse, pero quiere garantías de seguridad para él, para su familia y su patrimonio financiero”, dijo Samcam en entrevista con dpa.
Según el ex militar, recientes declaraciones del vicepresidente Mike Pence, que instó al Gobierno a cesar la represión, sumado a las restricciones de visas a varios funcionarios de Ortega “son el primer manotazo en la mesa” por parte de Washigton.
“Estados Unidos sabe cuánto dinero han sacado del país los Ortega y en qué bancos lo tienen”, dijo Samcan. Aseguró que el grueso del capital provino de la millonaria ayuda venezolana. Esa cooperación nunca fue declarada en el presupuesto del Estado.
Samcam reveló que en las negociaciones bajo la mesa estarían involucrados también poderosos empresarios y socios financieros de Ortega «que también quieren poner a salvo sus capitales y sus negocios antes de que un nuevo Gobierno asuma el poder».
Insistió en que “el Gobierno está en su punto más débil», agobiado por “tranques” (retenes en carreteras) que bloquean el comercio, la creciente paralización de la economía por la caída de las recaudaciones fiscales hasta en un 60 por ciento y las condenas recibidas de la comunidad internacional.
También la “vieja guardia” sandinista formada por ex guerrilleros y combatientes de la revolución «que no encontraron apoyo a sus reclamos de pensiones de salud y retiros, mientras Ortega y sus allegados se hacían millonarios», le ha dado la espalda, opinó.
A su juicio, el alto abstencionismo en las elecciones presidenciales de 2016 y las municipales de 2017, estimado en 60 y 70 por ciento respectivamente, “mostró esa profunda fractura en las bases sandinistas» que hasta hace un par de años apoyaban a su líder.
Sobre la posición del Ejército, el ex oficial consideró que los militares “seguirán manteniendo una prudente distancia y no van a intervenir”, ni con una represión de las protestas ni para dar un golpe de Estado, por ser Ortega el jefe supremo de las Fuerzas Armadas.
“Ambos escenarios serían una locura. El Ejército no está en las calles ni saldrá a reprimir… mientras el pueblo se abstenga de usar armas en sus protestas”, estimó Samcam.
Por Gabriela Selser (dpa)