La ansiedad representa un estado por el que todos pasamos en algún momento: la agitación, la inquietud, la zozobra y la turbación se mezclan, y se vuelve difícil salir de allí. Por desgracia, es una dificultad que poco a poco se ha ido extendiendo por nuestra sociedad, en parte por el estilo de vida tan estresante que llevamos.
Es natural tener el síntoma de la ansiedad si estamos bajo ciertas circunstancias que lo impulsan. Los problemas familiares, las dificultades económicas y hasta las nuevas situaciones que podrían ser positivas para nosotros pueden ser el desencadenante de un período de estrés tan grande que la generan.
A pesar de ser un tema del que se está hablando más a menudo en voz alta con otros, siguen existiendo estigmas a su alrededor. Ya sea por ignorancia o por vergüenza, no deberíamos dejar que estos factores nos limiten. A día de hoy incluso tenemos psicólogos online para recibir la consulta desde casa.
¿Cómo definimos la ansiedad?
En principio, parece un trabajo sencillo: la sensación de angustia constante parece ser el mayor indicativo. Sin embargo, el panorama es mucho más amplio.
La ansiedad es un mecanismo de defensa que tenemos los seres vivos para responder a situaciones que implican riesgos. Nos ponemos en un estado de alerta para activar las facultades físicas y mentales que nos permitan reaccionar a tiempo ante peligros de todo tipo. El problema surge cuando este mecanismo se activa de forma desordenada.
La alerta constante produce trastornos de la salud y de la calidad de vida muy negativos. Lo podemos observar en personas que se distraen constantemente y no concretan ninguna de sus obligaciones, en aquellos que evaden a sus seres queridos a pesar de tener ganas de pasar tiempo con ellos, y en problemas graves para dormir.
Se vuelve difícil realizar todas las actividades diarias teniendo ansiedad. Cosas que eran hasta rutinarias se dejan de hacer, o se siente un gran estrés al enfrentarse a todo. De hecho, es esta percepción de tener que enfrentarse a algo o evitarlo es lo que se percibe al tener la ansiedad porque el cerebro nos indica que tengamos cuidado.
Si bien es algo más o menos común, necesitamos acudir a psicólogos Madrid si no puede manejar la situación. Estar alertas en momentos específicos es natural, pero no si hablamos de tanta intensidad que afecta la vida cotidiana.
¿Trastorno o síntoma?
Si bien es común sentir ansiedad, no siempre se trata de un trastorno. El mecanismo es más o menos fácil de activar si estamos cruzando por una situación muy tensa y no sabemos cómo pasar por ella, pero esto no significa que estemos padeciendo de un trastorno de ansiedad.
Podemos empezar a hablar de un trastorno cuando el episodio ha durado más de dos semanas, es algo recurrente en la persona, o tan intenso que condiciona su día a día. Sin embargo, sigue siendo necesario acudir a un profesional para que hagan los estudios pertinentes y lo determinen.
El autodiagnóstico es una práctica que se ha vuelto popular, en especial por las facilidades que da el Internet para informarnos. A pesar de que sea una forma de tener una idea del origen del problema, nunca el trastorno de ansiedad nunca debería auto diagnosticarse porque esto podría ser contraproducente.
¿Cómo tratar el problema?
El tratamiento para superar la ansiedad es personalizado. Podemos cambiar algunas pautas del estilo de vida para disminuir la ansiedad o directamente evitarla, si hablamos de un momento puntual:
- Hacer actividades relajantes y practicar la respiración profunda.
- Ejercitar de forma regular.
- Cuidar de cerca la alimentación y el descanso.
- Poner límites claros en las relaciones interpersonales y laborales y, al mismo tiempo, pedir ayuda cuando sea necesario.
- Identificar los pensamientos negativos y cuestionarlos.
Esto no sustituye en ningún momento la intervención de un profesional. Deberíamos acudir a una consulta cuanto antes si la circunstancia sea demasiado grande para manejar.
El experto se va a encargar de hacer un análisis para confirmar que se trata de ansiedad, y va a servir de ayuda para determinar si es patológica o un síntoma ante una situación específica.
Las primeras sesiones sirven para que él o ella conozcan el contexto del paciente y le ayuden a identificar cuáles son los factores que detonan la ansiedad y la magnitud de la misma. Se podría requerir que la familia lo acompañe durante el proceso.
Luego, se entra en una etapa en la que se aplican diferentes técnicas para para manejar la ansiedad. Algunas de ellas podrían estar enfocadas en disminuir la sensación, mientras que otras incluso podrían estar relacionadas con la resolución de los problemas que la detonan.
La comprensión por parte del paciente es fundamental. Debe aprender respuestas más acertadas ante esta angustia, cambiar su forma de pensar para no agobiarse y métodos para llevar a cabo las tareas que se tienen que realizar. El psicólogo le dará las herramientas necesarias para manejarla, de manera que pueda seguir con su vida cotidiana.