Buenos Aires, 23 sep (dpa) – Los países industrializados y en desarrollo viven circunstancias muy diferentes pero padecen las mismas problemáticas en la equidad económica de género, el futuro del trabajo y el impacto de la robotización y digitalización, advierte la directora ejecutiva de CIPPEC, Julia Pomares.
«Los temas no son más domésticos sino que tienen una dimensión global que afecta a nivel local, y que en realidad hay que pensarlos de esa manera», señala Pomares en una entrevista con dpa.
La experta lideró desde el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), junto al Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), la edición 2018 del Think 20 (T20), el foro de centros de estudios que presentan recomendaciones al G20.
El T20 hizo tres recomendaciones centrales a la presidencia argentina del G20 de cara a la cumbre de líderes del 30 de noviembre y 1 de diciembre en Buenos Aires: rediseñar el sistema multilateral de comercio, cumplir con el Acuerdo de París para luchar contra el cambio climático y promover un nuevo contrato social que elimine las inequidades globales.
dpa: ¿Cuál es el peso del Think 20 en el marco del G20?
Pomares: El T20 fue adquiriendo una importancia cada vez mayor. En un contexto de tanta incertidumbre y tanta complejidad, también de tanta polarización, hace que se requiera y se pueda hacer mayor utilidad de recomendaciones de políticas que vengan del mundo de los centros de políticas públicas. Pueden hacer recomendaciones por encima de la polarización y plantear posiciones que articulen distintas miradas sin que sea de un lado o del otro. Y ese ha sido un rol bastante fructífero que ha tenido el T20, aunque el contexto hace que sea más difícil el trabajo porque tenés que hacerte escuchar en medio de un ruido muy grande que hay en la opinión pública.
dpa: ¿Hay temas que preocupan tanto en los países desarrollados como en los emergentes, de forma transversal?
Pomares: Sí, aunque obviamente afectan de manera distinta. Con el futuro del trabajo, que es el tema central de la presidencia argentina, hicimos un trabajo con otros «think tanks», todos del Sur: Sudáfrica, India, Brasil y Argentina, donde ahí tratamos de poner sobre la mesa cómo va a impactar la robotización y la informatización en países con una economía informal del 40 por ciento, como en el caso argentino, o en el caso de India, y cómo hacer para que las decisiones que se tomen en el G20 no sea sólo lo que refleje a los países que están liderando esta conversación, que son los más industrializados. Los temas no son más domésticos sino que tienen una dimensión global que afecta a nivel local, y que en realidad hay que pensarlos de esa manera.
dpa: ¿Qué temas preocupan en todo el planeta?
Pomares: El tema de la equidad económica de género, por ejemplo. El G20 tiene una meta de reducir en un 25 por ciento la brecha de la participación de la mujer en el mercado laboral para 2025. Es una meta que en Argentina probablemente no se cumpla, porque la brecha se está ampliando, no achicándose, y muchos de los países del G20 tienen esa problemática. Hay un montón de preocupaciones que son similares: El futuro de la educación y cuánto va a cambiar la forma en que hay que enseñar, la automatización y la economía digital, también. Hay temas que son locales y globales al mismo tiempo y da la oportunidad para su debate.
dpa: ¿El T20, como el G20, es demasiado masculino?
Pomares: Hay muy pocos «think tanks» conducidos por mujeres en el mundo. En el mundo académico, los directores de departamento en general son varones. Nosotros hicimos varias cosas para ampliar la diversidad, no sólo en género sino también en que sean de países desarrollados y en desarrollo y también en la cuestión geográfica. Nos pusimos unas reglas en las que no pudiera haber grupos de trabajo que no tuvieran diversidad de género y de procedencia, hicimos una regla muy estricta para la conferencia en la que en los más de 40 sesiones y eventos no podía haber «all male panels» (paneles solo integrados por varones).
dpa: ¿Por qué el G20, que fue tan efectivo para superar la crisis financiera de 2008, le cuesta esta vez afrontar la crisis comercial?
Pomares: No soy especialista en temas globales, pero me parece que en los problemas como el cambio climático, la seguridad alimentaria es más difícil percibir su sentido de urgencia que una crisis financiera internacional. Igual es raro porque el cambio climático es fácil de ver como bien público global pero todavía ese sentido de urgencia de por qué es necesario el multilateralismo para afrontar estos problemas todavía falta. Y ese es el mensaje que pusimos en el comunicado del T20.
dpa: ¿Qué propuestas son las más factibles de empezar a aplicar?
Pomares: Tenemos los tres grandes objetivos, que son más ambiciosos, pero después en las recomendaciones hay distintos niveles de abstracción, hay algunas que son muy específicas y fáciles de implementar, como por ejemplo cómo podía establecer el G20 algunos estándares mínimos de inteligencia artificial en el mundo del trabajo y cómo podría regularse algo de eso. Lo mismo en el tema de género, cómo el G20 puede tener sistemas de información compartidos para medir los aspectos del rol de la economía doméstica.
dpa: Rumbo a la cumbre de líderes, ¿qué recomendaciones estiman que van a llegar a manos de los jefes de Estado?
Pomares: Algunas ya llegaron, como esto que se incorporó sobre el futuro del trabajo. Obviamente, las más difíciles que tienen que ver con comercio, están muy lejos… La idea es que la conversación sea continua.
dpa: La presidencia alemana del G20 en 2017 estuvo más enfocada en África, ¿ampliaron el horizonte a la hora de analizar problemáticas?
Pomares: Mantuvimos el trabajo de la cooperación con África porque hay un grupo de «think tanks» muy consolidado que siguió trabajando, pero tratamos de que la mirada de los países en desarrollo no sea sólo el grupo de África sino que transversalmente en todos los temas haya personas de distintos orígenes del Sur. Es difícil en términos de financiamiento, son inversiones que hacen los propios centros de estudios. Por suerte hay algunas organizaciones internacionales que tienen el mandato de que el G20 sea verdaderamente G20, diverso.
Por Cecilia Caminos y Gabriel Tuñez (dpa)