MADRID (dpa) – Cuando se fue de España a vivir a México hace unos años, Jorge Bucay (Buenos Aires, 1949), creía que la crisis española era en parte cierta y en parte susto, «pero después los hechos demostraron que no, que era real». Ahora vuelve al país donde vivió muchos años para presentar su nuevo libro, «Rumbo a una vida mejor», que suena a un preludio de lo que la sociedad -española y global- más necesita.
«Este libro habla de buscar un vínculo más humano con los demás. Ojalá que alumbre algún lugar oscuro y que ayude a pensar», subraya Bucay sobre una obra que recopila -reformulándolos y reordenándolos- artículos que publicó en su revista «Mente Sana» y que siguen la estela de las reflexiones que este psicoterapeuta inició con «Cartas para Paula».
En entrevista con dpa, Bucay subraya que no se considera un escritor, sino un terapeuta. «Una frase de (Jorge Luis) Borges me encantó: ‘escribir es una manera de no tener que repetir tantas veces las mismas cosas’. Yo no hablo de mis pacientes, la mayor parte de las veces hablo de mí. El tipo que se pierde, el confundido soy yo, y el que a veces acierta también soy yo».
dpa: ¿Qué está pasando con los jóvenes, con el fundamentalismo, la violencia, los conflictos? ¿Es por la falta de perspectivas, de trabajo?
Bucay: Creo que un poquito es eso y otro poquito que hemos descuidado la educación. La solución de los problemas que tiene el mundo respecto de la corrupción, la delincuencia, la criminalidad y la violencia es la educación. Hay muchas pruebas de que esto es así. Un informe de Unicef de 2005 (…) dice que el 80 por ciento de los presos de todas las cárceles del mundo son analfabetos o semianalfabetos. Del mundo, no de Latinoamérica u Oriente. Yo trabajo en una cárcel en México, donde vivo. El 90 por ciento de los presos que durante su encarcelamiento terminan la preparatoria o empiezan una carrera universitaria, cuando salen no vuelven a delinquir. Un 75 por ciento de los presos que no estudian vuelven a la cárcel.
dpa: ¿Y cómo hay que transformar la educación?
Bucay: No se trata solamente de aumentar el presupuesto. Hay que cambiar los programas. Hoy en día nuestros jóvenes salen de la universidad y nunca nadie les enseñó a manejar su economía doméstica. Nunca nadie les habló de qué significa ser feliz. Nunca nadie habló de buen trato, de convivencia (…) Hay muchas materias que se estudian todavía hoy porque hay que estudiarlas pero a nadie se le ocurre que puedan servir para algo.
México tiene un problema muy grave con esto. Con maestros que han sido poco formados y que hoy están a cargo de la educación con programas que son de la época de la colonia y que en realidad no tienen sentido. La educación como sinónimo de información terminó.
dpa: Se habla mucho hoy en día de jóvenes muy formados pero con nula inteligencia emocional.
Bucay: Y esto es responsabilidad de los padres, que delegan en la escuela una responsabilidad educativa que en algún momento tiene que volver a la familia. Porque la escuela no es el lugar donde depositar a los niños mientras yo trabajo para que no les falte nada. Esto es una locura. Educación también significa hacer conscientes a los adultos de la educación que le damos a nuestros hijos.
dpa: ¿En qué consiste su trabajo en México?
Bucay: México tiene un problema muy serio que es el narcotráfico. Un montón de jóvenes salen de familias disfuncionales y son chupados por los narcos para ser sus vendedores, sus trasladadores, sus soldados. La propuesta que hicimos en Durango, donde yo vivo, es que la solución a esto es la educación, no la persecución policial. Reclutamos a chicos de la universidad, para que entrenen a los otros de las familias disfuncionales y para que les ofrezcan alternativas.
dpa: ¿Y cómo ve a México?
México está en un lugar privilegiado, ojalá no lo desaproveche. Hoy según los que saben está entre los cinco países con mayores probabilidades de crecimiento económico del mundo. Y la verdad es que creo que tiene muchas posibilidades de hacer una explosión desde el punto de vista del desarrollo. Hace 14 años que publico y viajo a México aunque no vivía allí, y por primera vez hace tres años vi un interés genuino por la educación, que sigue. Hay mucha gente muy comprometida.
dpa: ¿Qué busca transmitir con «Rumbo a una vida mejor»?
Bucay: A veces es difícil luchar contra las estructuras. Pero en medio de todo esto, en lo cotidiano, en lo pequeño, en lo de cada familia, también a veces caemos en esta historia de «no hay nada para hacer porque siempre fue así y cada vez es peor». Yo creo que por eso escribo los libros que escribo. Porque alguien tiene que decirle a la gente que no se resigne a lo que le pasa: «Oiga, usted tiene derecho a tener una buena vida, y no tiene que pasar por el dinero». Es más, justamente no pasa por el dinero.
Y esto que le hicieron creer de que cuando tuviera dinero para comprarse todo lo que quería iba a ser feliz, es falso. Enfrentarse con esta idea absurda de que hay que ser guapo, alto, tener dinero, para ser feliz. A veces me dicen que lo que escribo es obvio, pero no debe ser tan obvio cuando la gente no quiere despertarse.
dpa: Usted aclara en sus libros que hay cosas que ha escrito que ya no piensa. ¿No le reclama la gente por haber cambiado de opinión?
Bucay: ¡Sí, claro! Pero yo no soy un escritor, ni siquiera soy un gran pensador. Soy un terapeuta que acepta el cambio del otro, como el propio, como una parte evolutiva saludable del ser humano. (…) Necesito ser congruente, no necesito no ser contradictorio. El mundo es contradictorio.
Por Romina López La Rosa