Madrid, 11 jun (dpa) – La inmunoterapia se basa en potenciar la capacidad del sistema de defensa del organismo humano para combatir y eliminar las células cancerosas de manera específica. Ya se han desarrollado fármacos basados en ese principio para combatir algunos tipos de cáncer.
Durante décadas se intentó aplicar sin éxito esta estrategia, que no ofreció resultados hasta que llegaron los trabajos del inmunólogo estadounidense James P. Allison (Texas, 1948), que el miércoles recibe en Madrid el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA en Biomedicina.
A mediados de los años 90, Allison descubrió un aspecto clave en el funcionamiento de las células T del sistema inmune, responsables de combatir las células tumorales.
Durante sus investigaciones, Allison encontró un mecanismo que puede ayudar en la lucha contra tumores y desarrolló la llamada terapia de inhibición de puntos de control inmunitarios, un tratamiento que consiste en «desencadenar» el sistema inmunológico para que este actúe contra el cáncer.
Las células T forman parte de los glóbulos blancos y son responsables de la defensa inmunitaria adquirida del cuerpo. Son capaces de reconocer sustancias exógenas y combatirlas. Hasta cierto punto, esto también funciona para la lucha contra las células cancerosas producidas por el propio cuerpo, que son difíciles de identificar para el sistema inmunológico.
Durante su investigación básica, Allison y su equipo descubrieron que las células T sólo actúan tras la activación de la molécula CD28, necesaria para que arranque la reacción inmunológica. Pero también demostraron que la molécula CTLA-4 frena la actividad de las células T para evitar una reacción exagerada. También existe al menos otra molécula que actúa como freno, la PD-1.
Los inhibidores de puntos de control inmunitarios eliminan ese tipo frenos, de modo que las células T actúan durante más tiempo contra las células tumorales.
La terapia ha sido aplicada con especial éxito en el tratamiento de melanomas. Allison participó en el desarrollo del fármaco Ipilimumab, que bloquea las moléculas CTLA-4 y que salió al mercado en Estados Unidos en 2011. El Ipilimumab mostró una alta eficacia contra los melanomas, con tasas de supervivencia de hasta 10 años en alrededor de un 20% de los pacientes.
Actualmente, la inmunoterapia también se usa para luchar contra otros tipos de cáncer, como el de riñón, pulmón o vejiga, aunque los resultados no han sido satisfactorios en todos los casos.