Berlín (dpa) – Isabel Allende (77) ha tenido una vida intensa. La autora, que vive en Estados Unidos desde fines de los años ochenta, cuenta en una entrevista con dpa en Berlín que siempre tiene un pie en su Chile natal y el otro en California.
Su libro más reciente, «This long way» («Largo pétalo de mar»), también aborda los temas de la falta de hogar, la huida y el exilio. Comienza con la Guerra Civil Española (1936-39), que obligó a mucha gente a huir. La historia se centra en el «Winnipeg», el barco que el poeta Pablo Neruda utilizó para llevar a miles de refugiados españoles a Chile en 1939.
dpa Frage: ¿Por qué decidió escribir sobre el barco de Neruda?
Allende: Conocí la historia del Winnipeg hace más de cuarenta años, cuando me la contaron. Me lo contó uno de los pasajeros del «Winnipeg», que se llamaba Víctor Pey. Conocía la historia, pero creo que no había tenido la necesidad de escribirla hasta ahora porque el tema de los refugiados, de los inmigrantes está en el aire, está presente en todas partes. Entonces tal vez por eso mis últimas tres novelas tocan el tema de la gente que está desplazada, que no tiene raíces.
dpa: ¿Fue un tema que siempre le interesó?
Allende: Bueno, fue una experiencia personal que me hace tener mucha simpatía por la gente que está en esa situación: los exiliados, refugiados, la gente que busca asilo, los inmigrantes. Además, yo tengo una fundación en Estados Unidos que trabaja con mujeres y con niños en varias partes del mundo, pero ahora nos hemos concentrado en la frontera de Estados Unidos con México donde hay tantos, tantos problemas realmente de derechos humanos de la gente que busca asilo.
dpa: En la novela «Largo pétalo de mar» todos los capítulos abren con una cita de Neruda. ¿Cuál es la importancia de la obra de Neruda para su profesión de escritora?
Allende: Este libro en cierta forma es un homenaje a Neruda porque no habría sido posible el «Winnipeg» ni salvar a esta gente sin Neruda. Neruda amaba España, tenía amigos entre los republicanos españoles, era amigo de poetas como Federico García Lorca, como Machado, y a él se le ocurrió la idea de traer refugiados a Chile. Habló con el presidente, consiguió el permiso para traerlos. Después lo mandaron a Francia sin dinero. Tuvo que conseguir el dinero para poder comprar el barco, acondicionar el barco para poder trasladar a la gente, seleccionar a la gente y mandarlos, o sea toda la odisea del «Winnipeg» solamente fue posible por Neruda, por eso aparecen sus versos en cada capítulo.
dpa: En una entrevista Ud. dijo que siempre se ha sentido extranjera, durante toda su vida. ¿Cómo es este sentimiento?
Allende: Llevo en Estados Unidos 30 años y siempre tengo la sensación de ser extranjera, porque en Estados Unidos, por ejemplo, hablo con acento. No me veo como una americana, parezco chilena. Y cuando vuelvo a Chile ha pasado tanto tiempo que también cuando regreso siento que soy un poco extranjera en Chile. Y no es un mal sentimiento, me he acostumbrado a la idea. Lo bueno de ser inmigrante como soy yo, o extranjera, es que tengo curiosidad. Todo me interesa porque como no estoy acostumbrada, hago las preguntas que nadie hace y me entero de las historias de la gente porque me interesa mucho todo. Si viviera cómodamente en mi propio país no tendría necesidad de andar preguntando todo como ando ahora preguntando.
dpa: Dijo que en Estados Unidos se siente chilena, ¿cómo ha cambiado vivir en Estados Unidos como chilena bajo Donald Trump?
Allende: El hecho de ser chilena no tiene nada que ver con Donald Trump. Yo creo que la mayor parte de la población está terriblemente disgustada con Trump y yo soy parte de eso, pero aunque no fuera chilena, fuera americana, sería igual. En el círculo de gente en el me me muevo –mi marido, mi hijo, todos mis amigos, la gente que colabora conmigo– nadie apoya a Trump. O sea, el apoyo a Trump está en un sector muy particular de la población al cual yo no pertenezco. Yo creo que es una una tragedia lo que está pasando con Trump en Estados Unidos.
dpa: ¿Hablemos de Chile, últimamente hemos visto imágenes que recuerdan al tiempo de la dictadura, con los militares en la calle. ¿Cómo se siente ver estas imágenes?
Allende: Es brutal, porque la gente joven que está protestando en la calle no había nacido en los tiempos del golpe militar, por lo tanto, no tiene recuerdo alguno de cómo fue. La gente mayor como yo, que lo vivió, sabe lo que significa cuando están los militares en la calle. Una cosa es sacarlos a la calle y otra es retirarlos de la calle, o sea, se sabe cómo estas cosas comienzan y no se sabe cómo terminan (…) No hay líderes, es realmente la furia y la desesperación de un pueblo que siente que el sistema es injusto (…) una sensación de injusticia, de que hay una clase privilegiada que tiene demasiado mientras que las pensiones, por ejemplo, de los viejitos no alcanzan ni para comer. Está todo privatizado, la educación, la salud, el transporte, el agua, la luz, la electricidad, todo está en manos privadas (…) Eso a la población terminó por darle mucha rabia. Lo que inició esta tremenda protesta popular fue que subieron 30 pesos el precio del transporte. Y salían letreros de la gente en la calle que decían: no son 30 pesos, son 30 años. Son 30 años de una situación injusta.
dpa: ¿Y qué se necesita para que las protestas terminen?
Allende: Diálogo. Yo creo que se necesita diálogo, que hay que cambiar la Constitución, que hay que acomodar el sistema, para que sea mas justa la distribución del ingreso. Además, tiene que ser posible para la clase media, que en este momento vive a crédito, vivir decentemente sin tener que vivir a crédito. Y la gente rica tiene que pagar impuestos.
DATOS PERSONALES:
Isabel Allende nació en 1942 en Perú, hija de un diplomático chileno. Su padre, Tomás, era primo del presidente chileno Salvador Allende, quien se suicidó en 1973 durante un golpe militar encabezado por el militar Augusto Pinochet. Isabel Allende se exilió en Venezuela en 1975 y vive en Estados Unidos desde 1988. Ha escrito 23 libros que han sido traducidos a 42 idiomas. La autora se dio a conocer en todo el mundo a través de su ópera prima, «La casa de los espíritus».
Entrevista: Laura Almanza y Gaby Mahlberg (dpa)