(dpa) – Los altavoces inalámbricos en red para el streaming de música y la reproducción «multiroom» en todo el hogar ya no representan una novedad en el mercado. Pero ahora también el gigante sueco de los muebles Ikea decidió subirse al tren con su serie «Symfonisk».
En sus dos primeros modelos, la tecnología está a cargo del pionero de «multiroom» Sonos. Pero Ikea no sería Ikea si no hubiera un truco para ahorrar espacio: uno de los parlantes funciona también como lámpara de mesa, mientras que el otro puede atornillarse a la pared como un estante.
El altavoz-estante «Symfonisk» es visualmente discreto: la caja plástica rectangular con bordes redondeados también podría ser un organizador modificado del surtido del gigante de la decoración. Pero este diseño funcional se adapta bien al mobiliario de Ikea, a la vez que su carcasa es suficientemente robusta para poder soportar un par de kilos como estante.
Por otra parte, la lámpara «Symfonisk» trae reminiscencias del altavoz «Homepod» de Apple, pero con una pantalla de vidrio encima. Sin embargo, la atracción principal se encuentra en el precio: el altavoz estante «Symfonisk» cuesta 99 euros (casi 111 dólares).
En cambio, el modelo más barato de Sonos, «el Play:1», en cuya tecnología se basan parcialmente los altavoces de Ikea, cuesta 179 euros. Incluso si se conectasen dos dispositivos «Symfonisk» para formar un par estéreo esto sólo sería moderadamente más caro.
Con el «boom» de la música de la red aparecieron muchos miniparlantes económicos en los hogares, muchos de ellos con Bluetooth de banda estrecha en lugar de conexión WLAN. Amazon logró un éxito de ventas con sus altavoces Echo, con la asistente de voz Alexa, que cuestan de 99 a 149 euros. Y, con un precio de 99 euros, Ikea aterriza justamente en medio de este mercado.
Una diferencia importante respecto a muchos de los otros equipos: los parlantes «Symfonisk» no tienen integrada una asistente de voz. Se manejan a través de la app de Sonos, o a través de iPhones o iPads, también mediante la administración del dispositivo Airplay 2.
El equipo es sencillo: simplemente abrir la app de Sonos, apretar dos botones en el altavoz, confirmar el WLAN, esperar un poco y listo.
Sonos, con 17 años en el mercado un pionero del sonido «multiroom», tiene una comunidad de fans en todo el mundo y un buen nombre por defender. Las dudas acerca de si una caja plástica que cuesta 99 euros puede sonar decentemente se disipan con los primeros sonidos.
El sonido es claro, rico en detalles y equilibrado con suficientes bajos, incluso cuando es más fuerte. Al mismo tiempo llama la atención que las voces son realzadas y pueden sonar algo secas.
Con el parlante-lámpara las voces son más cálidas y el sonido parece más completo en general. Sin embargo, con 179 euros, iguala exactamente el precio del «Play:1» de Sonos.
Pero, para eso, en Ikea se le suma la lámpara, aunque la bombilla debe ser adquirida aparte por el comprador. Su luz no puede ser manejada a través de la app de Sonos.
O bien hay que colocar una bombilla en red con su correspondiente aplicación o usar el interruptor giratorio en el lateral. El diseño es informal, al estilo de Ikea: el tejido que rodea la base del altavoz de la lámpara «Symfonisk» es elástico y se puede tirar de él.
El sonido se ve favorecido porque Sonos dotó a ambos parlantes «Symfonisk» con su denominada función Trueplay. Esta puede ajustar el sonido a un determinado espacio mediante la app en iPhone o iPad.
Para ello, el altavoz emite ruidos que rebotan en las paredes durante aproximadamente un minuto. El micrófono del dispositivo móvil graba el sonido y calcula de esta manera la imagen de sonido correcta.
Las mejoras que se pueden lograr, especialmente con altavoces que están colocados desfavorablemente desde un punto de vista acústico, frecuentemente son impresionantes. Sin embargo, en la versión Android no está disponible Trueplay.
Para Sonos esta asociación representa un riesgo y una oportunidad al mismo tiempo. Con un precio a partir de 99 euros los «Symfonisk» son los parlantes más baratos con tecnología de la empresa estadounidense, que podrían minar las ventas de sus propios dispositivos de la clase más económica.
Pero al mismo tiempo Sonos podría ganar nuevos clientes para su ecosistema, que con el tiempo quizás se vuelquen a equipos más caros como un soundbar o un subwoofer.
Por Andrej Sokolow (dpa)