BERLÍN (dpa) – El nombre de Marco Materazzi estará siempre unido al de Zinedine Zidane. El último acto de la carrera del genial jugador francés fue un violento cabezazo en el pecho del italliano, nada menos que en la prórroga de la final del Mundial de Alemania 2006. Y desde entonces, su historia de enemistad adquirió casi tintes de leyenda.
Ni Zidane quiere pedir perdón ni a Materazzi parece importarle. Varias son las versiones de lo que pasó entre los dos jugadores en aquellos diez segundos -algunas cómicas, otras serias-, pero ni siquiera tras decenas de entrevistas, el suceso ha quedado completamente aclarado.
Todo el mundo conoce la escena. La televisión la emitió infinidad de veces, pero para quien no la conozca, en youtube puede reproducirse desde todos los ángulos. Minuto 110 del partido, Zidane y Materazzi intercambian unas palabras mientras el juego transcurre por otro lado del campo, de repente, el francés se detiene, se vuelve y derriba al italiano de un cabezazo.
El árbitro no ve la agresión, pero alertado por sus asistentes, expulsa con roja directa al capitán de los «bleus». Así termina la carrera del gran héroe del título francés de 1998. Zidane había anunciado su retiro tras el Mundial de Alemania y nunca más volvió a jugar como profesional. Tras el 1-1, la final se decidió 5-3 en los penales e Italia se llevó la copa.
«Pido perdón al fútbol, a la afición, al equipo… Después del partido, entré al vestuario y les dije: ‘Perdonadme. Esto no cambia nada. Pero perdón a todos’», confesó Zidane años después en una entrevista con el diario español «El País». «Pero a él no puedo. Nunca, nunca… Sería deshonrarme… Prefiero morir».
Perfil afilado, mirada torva, sonrisa despiadada, Materazzi convive bastante bien con su fama de sicario y no es hombre que exija reparaciones a su honor mancillado. «Sin comentarios», respondió en su página web sobre un montaje fotográfico en el que se lee un irónico «Merci beaucoup monsieur» justo encima de la imagen ya famosa de Zidane, de espaldas, camino del vestuario, pasando junto a la Copa del Mundo que no tocaría.
Pero, ¿qué dijo Materazzi a Zidane para que reaccionara así? «Zinedine, ¿qué pasa? Todavía no has perdido y ya se te ha caído el pelo». Si el italiano hubiera dicho eso, el francés probablemente se hubiera reído. Pero esa no es más que una de las 249 frases satíricas que el defensa recopiló en su libro «Qué es lo que he dicho de verdad a Zidane» («Que cosa ho veramente detto a Zidane»).
Materazzi se lo toma con humor -y dona la recaudación a Unicef-, pero sabe que en esta historia, como en casi todas en las que se ve involucrado, él acaba haciendo el papel de villano. Tras una investigación con interrogatorio incluido, el italiano terminó suspendido dos partidos, sólo uno menos que Zidane, quien lógicamente nunca cumplió su sanción.
Meses después, el defensa “azzurro”, que se retiró en 2011 en el Inter de Milán, ofreció en una entrevista su versión de lo sucedido. Materazzi explicó que el encontronazo se produjo cuando agarró a Zidane de la camiseta. El francés le dijo «si quieres mi camiseta, te la doy después del partido», a lo que Materazzi contestó: «Prefiero a tu hermana».
«En una cancha de fútbol se dicen cosas mucho más graves», señaló el ex jugador de 40 años, que más adelante confesó que entre «tu» y «hermana» ubicó un «puta».
Zidane, sin embargo, asegura que el italiano incluyó entre sus insultos a su madre.
«No es una excusa. Pero mi madre estaba enferma. Estaba en el hospital. Esto la gente no lo sabía. Pero era un mal momento», reveló el ex jugador del Real Madrid. «Más de una vez insultaron a mi madre y nunca contesté. Pero ahí…». Ahí se fraguó una de las grandes historias de enemistad de los Mundiales.
Por Ignacio Naya