En el último informe de la Comisión sobre incendios forestales se pone de manifiesto la necesidad de hacer frente al cambio climático «para dejar un planeta más saludable a las futuras generaciones», como ha señalado el presidente Jean-Claude Juncker en su último discurso sobre el Estado de la Unión, y se aboga por reforzar las medidas de prevención de los incendios forestales.
La Comisión Europea ha publicado hoy su informe anual de 2017 sobre los incendios forestales en Europa, Oriente Medio y África del Norte. En él se señala que el pasado año ardieron más de 1,2 millones de hectáreas de bosques y tierras en Europa (más de la superficie total de Chipre). Además, los incendios se cobraron la vida de 127 civiles y bomberos, y causaron daños económicos estimados en casi 10 000 millones de euros.
Karmenu Vella, comisario de Medio Ambiente, ha declarado lo siguiente: «Las condiciones meteorológicas extremas (sequías prolongadas y olas de calor) agravan los incendios y dificultan los trabajos de extinción. Más del 90 % de los incendios tienen su origen en actividades humanas, razón por la cual la UE está trabajando estrechamente con los Estados miembros en la prevención, garantizando que los ciudadanos y los responsables de la toma de decisiones sean más conscientes de las causas y los riesgos de los incendios forestales. También es preciso invertir mucho más en la gestión forestal para garantizar las mejores prácticas en toda la UE. Como se ha constatado una vez más en el verano de 2018, aún queda mucho por hacer en materia de prevención y Europa debe seguir estando en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático.
Tibor Navracsics, comisario de Educación, Cultura, Juventud y Deporte, responsable del Centro Común de Investigación (CCI), ha señalado lo siguiente: «Los científicos del CCI supervisan continuamente los incendios en Europa a través del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales. Los datos de los últimos dos años muestran que los incendios están aumentando en número y gravedad. Me enorgullece que la recogida y el análisis de datos nos ayuden a comprender mejor los cambios y proporcionen a las autoridades nacionales una base para mejorar tanto la prevención como la preparación de la lucha contra los incendios.»
Europa se enfrenta a más y peores incendios
El último informe muestra una clara tendencia a que las temporadas de incendios sean más largas que en años anteriores, ya que ahora se producen incendios mucho más allá de los meses estivales (julio a septiembre). En 2017, los meses más críticos fueron junio y octubre, meses en los que se produjeron incendios mortales en Portugal y el Norte de España.
La región mediterránea sigue siendo la más afectada. Sin embargo, como consecuencia de unos veranos excepcionalmente secos en Europa central y septentrional, recientemente se han producido grandes incendios en países como Suecia, Alemania y Polonia, donde históricamente había muy pocos.
Por último, en 2017, más del 25 % de la superficie total quemada se hallaba dentro de la red Natura 2000, de modo que los países de la UE deben redoblar sus esfuerzos para restaurar y gestionar los hábitats protegidos y los servicios de los ecosistemas, en particular en aras de la prevención de los incendios forestales
Los incendios forestales pueden prevenirse
Como en años anteriores, en 2017 la mayor parte de los incendios tuvieron su origen en actividades humanas. Las prácticas de gestión forestal no sostenible, la degradación de los ecosistemas, así como la plantación de especies de árboles forestales muy inflamables facilitan la ignición y favorecen la propagación de los incendios forestales.
Por tanto, la prevención es clave en la lucha contra los incendios forestales. La gestión adecuada de los bosques y las prácticas de uso del suelo pueden reducir el riesgo de incendios y mejorar la resiliencia del monte frente a los incendios. Además, el informe muestra que la sensibilización y la formación de las comunidades locales, de los responsables políticos y de las partes interesadas aumentarán su nivel de preparación.
Los Estados miembros y las instituciones de la UE deben seguir colaborando para proporcionar orientaciones sobre cómo actuar en caso de incendios forestales y sobre la forma de aumentar nuestra resiliencia, basándose en las experiencias nacionales y en las mejores prácticas.