Madrid, 4 may (EFE).- Casi tres años lleva Malén Aznárez al frente de Reporteros Sin Fronteras-España (RSF) combatiendo todo lo que atenta contra la libertad de prensa de la que goza España, y alerta de que hoy en día los periodistas trabajan con miedo y cuando esto ocurre se convierten en una «presa fácil para la censura».
Aznárez, que ha sido reportera y directora de informativos de RNE y Defensora del Lector en El País, entre otras tareas, se muestra muy crítica con la profesión y cree que se están haciendo «bastantes cosas mal» para haber pasado de ser una profesión muy valorada hace unos años a lograr el «desprecio» de mucha gente.
Tras celebrar ayer el Día Mundial de la Libertad de Prensa con la atención puesta en los cientos de profesionales que están presos en todo el mundo, la periodista cántabra lamenta, en una entrevista con Efe, la situación de los reporteros ‘freelance’, a quienes los medios españoles pagan «miserablemente», lo que considera un abuso y «éticamente muy condenable».
PREGUNTA: Hágame una radiografía de la libertad de prensa en España.
RESPUESTA: Si comparamos España con lo que está sucediendo en otros países, realmente estamos en una situación muy afortunada. Estamos entre los países democráticos que respetan la libertad de prensa, donde no hay asesinatos de periodistas, ni encarcelamientos, ni grandes censuras. Pero aunque seamos una democracia y la libertad de prensa esté claramente establecida, en los últimos años parece que damos pasos hacia atrás.
¿Por qué? Por la doble crisis, la económica y la tecnológica, que nos está llevando a una situación muy complicada en los medios, especialmente en la prensa escrita. Por un lado, se está juntando la crisis económica, la reducción de periódicos de papel, los ERE, la puesta en la calle de los periodistas de más edad y más experiencia, una bajada de salarios impresionante y, realmente, los periodistas están trabajando con miedo. Y ya sabemos que cuando los periodistas tienen miedo son una presa fácil para la censura, la autocensura de todo tipo, económica, política, empresarial…
Por otro lado, hay una serie de legislación y de situación política que tampoco beneficia a la libertad de prensa.
P: Se refiere a la reciente aprobación de la Ley de Transparencia o el anteproyecto de Ley de Seguridad Ciudadana. ¿Cree que los periodistas ignoramos la situación actual?
R: La Ley de Transparencia ha sido una ocasión perdida porque se ha aprobado una ley que está muy por detrás de todas las de los países democráticos europeos (…) Y la «Ley Fernández» es una espada de Damocles que si no se modifica al pasar por las Cortes puede suponer un paso adelante en la represión de la información de los periodistas en la calle, especialmente de los fotoperiodistas (…)
¿Somos consientes de esta situación? Pues creo que unos los son más que otros, los ‘freelance’ son muy conscientes de lo que están viviendo en sus propias carnes. Están pasándolo fatal en las informaciones, en las que se hacen en España, pero también los que van a los grandes conflictos porque los medios españoles les están pagando miserablemente aunque saquen sus informaciones en primeras páginas. Eso es un abuso por parte de los medios y, éticamente, muy condenable, porque esta gente se está jugando la vida en sitios como Siria o Mali con unos medios muy limitados, con chalecos y cascos y seguros de Reporteros Sin Fronteras, dejándose la piel y a veces se pueden dejar hasta la vida.
P: No son buenos tiempos para el reporterismo.
R: Cada vez hay menos corresponsales y reporteros de guerra porque los grandes medios no quieren enviarlos. En primer lugar, porque cuesta mucho dinero mandarlos, y en segundo, porque los riesgos son muy altos y la situación, por ejemplo en Siria, se ha agravado muchísimo no sólo con los asesinatos, sino con los secuestros. Y al final, en los grandes conflictos al final hay un apagón informativo.
P: Está muy reciente el secuestro de Marc Marginedas, Javier Espinos y Ricardo García Vilanova. En el caso del primero la noticia se conoció a los pocos días, en el de los otros dos cuando llevaban cerca de tres meses de cautiverio. ¿Es partidaria de dar toda la publicidad o actuar con mayor discreción?
R: En RSF creemos que no hay un tipo único de secuestro, cada uno es un tipo diferente y no se puede hablar de un protocolo común. Creemos que la voz cantante la tienen las familias y quienes llevan las negociaciones porque por encima de todo lo más importante es que esa persona se pueda mantener con vida y que se pueda seguir negociando hasta su libertad (…) Creo que hay ser muy cautos porque está en juego la vida y, en estos momentos, los que han vuelto, sobre todo los españoles, no quieren hablar porque consideran que todavía hay muchos secuestrados en Siria que corren peligro. Y por ello hay que ser muy conscientes de que lo que hay de por medio son vidas de personas, antes de dar noticias.
P: ¿Qué hacemos mal los periodistas para que los ciudadanos tengan tan mala opinión de nosotros?
R: Debemos estar haciendo bastantes cosas mal porque hemos pasado de ser una profesión muy valorada en la Transición y hasta hace no muchos años, a despreciarnos prácticamente mucha gente. Creo que la confusión que hay en estos momentos en muchos medios entre la información, la comunicación y el espectáculo está contribuyendo a que el periodismo riguroso, serio, de calidad y bien hecho se haya deteriorado muchísimo. En muchos medios ahora importa más el espectáculo que la información (…)
Además, hay una inflación de tertulias porque son muy baratas y no puede ser que nos encontremos a los mismos periodistas en todas las cadenas hablando de todo como si fueran el oráculo de Delfos. Va en contra de la seriedad y del rigor de nuestra profesión (…) Estamos pasando de una etapa donde el periodismo serio estaba muy definido y lo importante era el rigor y la fiabilidad por encima de todo, a una etapa donde parece que todo vale. Y a eso hay que añadir que la gente se ha acostumbrado a unos medios gratuitos que arrastran un periodismo de baja calidad e insisto en que el buen periodismo es muy caro.
P: ¿Por qué se está regalando el trabajo del periodista en internet?
R: Internet nos cogió a todos muy desprevenidos hace unos años y pensando que había que abrir las puertas, que la gratuidad era necesaria y que iba a ser muy rápido y fácil. Y luego hemos visto que era todo mucho más complicado, que la etapa anterior no ha muerto y que la nueva etapa tampoco ha emergido del todo; es decir, están conviviendo estos dos tipos de periodismo y creo seguirán haciéndolo (…) Fue un error, pero es que hace 15 años no sabíamos cómo iba a funcionar y todos los grandes medios se lanzaron a hacer digitales gratuitos y ahora vemos que ha sido un error porque la gente se ha acostumbrado a que la información no cuesta dinero y la puedes tener a tan solo un click.
Si seguimos así creo que en el futuro habrá medios de comunicación de dos categorías: los de calidad, que habrá que pagarlos, y los de ‘aquí te pillo aquí te mato’, que darán una versión de corta y pega, mucho más superficial, sin análisis y sin rigor, que seguirán siendo gratuitos.
P: ¿Cree que las redes sociales están sustituyendo al periodismo profesional?
R: No hay que demonizarlo tampoco porque Internet ha supuesto un avance grandísimo para la profesión, pero tiene contrapartidas, y es el llamado periodismo ciudadano, donde cualquiera que cuelga una foto o una información en las redes se cree periodista, y hay que tener muy claro que en absoluto es así.
P: Ruedas de prensa sin preguntas, comparecencias a través de plasmas… ¿Cómo poner fin?
R: No entiendo como no hemos puesto coto a esa situación. Creo que deberían de ser los directores de los grandes medios los que se pusieran de acuerdo y pactaran no mandar a sus periodistas (…) Evidentemente no lo están haciendo, y los periodistas, que somos la otra parte que deberíamos negarnos a hacerlo -como ha pasado hace años-, ahora no se atreven porque la gente está con mucho miedo a perder el puesto de trabajo. Y tampoco se ponen de acuerdo. Si la profesión no termina con ello, creo que va a ir aumentando.
Raquel de Blas