Cuando uno se pone a seleccionar disco duro, piensa sobre todo en las necesidades. No se trata de pasar la pelota de una a otra opción, sino de ser capaz de entender cuáles son las prestaciones de las principales opciones y ajustarlas a cada necesidad concreta.
Por norma general, la duda suele estar entre un disco SSD y uno HDD. Para entenderlo, hay que centrarse en las diferencias.
¿Qué es un HDD o Hard Drive Disk?
Como arranque hay que decir que son discos duros que permiten guardar contenido de forma permanente. La grabación de datos se realiza a través de magnetismo y, para visualizar su uso, basta con pensar en varios discos rígidos unidos a un eje y que necesitan girar a gran velocidad. Cuanta más consigan, más rápido será el proceso en su caja metálica.
Durante mucho tiempo han sido los de referencia también gracias a su precio, mucho más asequible que en el caso de los SSD.
¿Qué es un SSD o Solid State Drive?
Para entenderlo hay que pensar en una unidad USB. En vez de contar en su interior con discos que giran como en el caso anterior, podría hablarse de una versión 2.0 de los pinchos.
En este caso, el disco SSD archiva gracias a microchips que contienen memorias flash que, interconectadas entre sí, aportan la estabilidad necesaria para grabar el contenido.
Para su funcionamiento necesitan procesadores que se valen de controladores para conseguir activar sus funciones.
¿Cuál elegir entonces?
La tendencia actual es tirar hacia el SSD. De hecho, una de las preguntas y búsquedas más recurrentes es qué disco SSD comprar.
Aunque es cierto que la capacidad de un SSD a veces no llega a la capacidad de memoria del HDD, quizá esta es una de las únicas pegas relevantes, más allá del precio.
Porque el resto, la respuesta es casi inmediata. Hacen menos ruido, tienen un menor consumo, al no contar con los discos móviles, no tienen vibraciones sino que son estables, no se producen fragmentaciones que pongan en peligro el contenido, necesitan menos tiempo para ponerse en funcionamiento y arrancar, transfiriendo los datos a una velocidad que multiplica por 100 los HDD, y, sobre todo, con la movilidad por ciertos sitios como aeropuertos o controles, no hay peligro de borrado por magnetismo.
Aunque la mala fama vino por los primeros que salieron al mercado, cada vez su durabilidad es mayor y cuentan con una agilidad que permite que la reescritura sea cómoda y, sobre todo, rápida, algo que en el trabajo del día a día se agradece sobremanera.
Cada usuario tendrá sus motivos para seleccionar uno y otro, apostar por la innovación y los avances o quedarse con dispositivos que tienen más recorrido en el tiempo para hablar de ellos.
Sea como fuera, desde luego el mercado tiene stock para ambas elecciones, basándose en la estabilidad, en la novedad, velocidad, precio o uso.
Hay que, eso sí, tener presente siempre cuál va a ser la necesidad real para poder jugar con ello.