FULDA (ALEMANIA) dpa – Dos cilindros, 20 caballos y una velocidad máxima de 25 km/h. Los aficionados de la marca Porsche no están acostumbrados a estos números tan modestos. Pero el rostro de Winfried Urner resplandece cuando escucha el ruido del motor diesel de 1,4 litros. Su tractor de color rojo fuego también es un Porsche.
El tractor fue fabricado por la firma alemana después de la Segunda Guerra Mundial, mucho antes que el legendario deportivo 911. Hace justo 50 años se fabricó el último de estos tractores.
El final de la producción marcó un punto de inflexión en Porsche ya que poco después, en septiembre de 1963, llegó la primera edición de su icónico deportivo. «Porsche quiso concentrarse en los deportivos y por ello sacrificó los tractores», dice el coleccionista Urner.
La historia del tractor Porsche comenzó antes de la Segunda Guerra Mundial. El fundador de la firma, Ferdinand Porsche, no sólo recibió el encargo del gobierno nazi de desarrollar un coche para el pueblo, sino también un tractor que fuera barato y asequible para la gente del campo. El Volkswagen, el coche del pueblo o «el Escarabajo», quedó definido antes de la Guerra, pero del tractor hubo varios prototipos. La producción comenzó en 1950 y enseguida llegó al campo.
Tenía 18 caballos y llamaba la atención sobre todo por su novedoso capó que cubría un motor que la competencia seguía exponiendo. Además, era más barato que el modelo rival y sólo costaba 50 marcos más que el Escarabajo.
Porsche amplió rápidamente la paleta de modelos con motores de uno a cuatro cilindros: el pequeño Junior, el Standard, el Super y el gran Master. Y los exportó a todo el mundo. Incluso en las granjas de Estados Unidos se hizo famoso Porsche antes de que sus coches conquistaran los circuitos.
Pero el estímulo de la velocidad era mayor: hace 50 años exactamente, en julio de 1963, Porsche suspendió la producción de los vehículos para el campo. Entre 1950 y ese momento se produjeron cerca de 120.000 tractores, de los cuales han sobrevivido aproximadamente la mitad, según el Porsche-Diesel Club Europa (PDCE). «Sólo nosotros tenemos 900 miembros con cerca de 5.000 vehículos», dice el presidente del club, Harald Stegen.
El tractor Porsche sigue funcionando y siendo muy valorado por coleccionistas como Winfried Urner. «La marca es un mito que se ha transmitido del deportivo al tractor», agrega. Un papel menor en su relevancia juega que tuviera innovadores elementos mecánicos como la ventilación para el motor diesel, un sistema regulador hidráulico de Bosch, un elevador o una distancia entre ejes regulable.
«Hace varios años se podía encontrar uno en condiciones aceptables por 2.500 euros (3.216 dólares), pero ahora hay que pagar al menos 3.500», dice Urner. Por un ejemplar completamente restaurado se piden 18.000 euros. «La provisión de piezas de recambio no es complicada ya que algunos vendedores disponen de muchos componentes y porque se han reproducido en este tiempo las piezas más importantes», agrega.
Y las reparaciones no son complicadas gracias a su tecnología simple y estable. Quien pese a todo tenga problemas ante la puesta a punto del viejo tractor, el Club Porsche ayuda con un programa especial con más de 100 clases para realizar la restauración.
Urner ha ido un poco más allá con la revisión de su modelo Standard 217 del año 1961. Ha restaurado su gigante rojo con tanto detalle y cuidado que ahora le da pena usarlo en el campo y lo remolca con una camioneta. Esto no quier decir que renuncie al gusto de conducirlo.
Cuando tiene un minuto libre Urner se sube al asiento blando de cuero y hace despertar al motor diesel con el contacto y la palanca del acelerador. Suelta el freno de mano, selecciona una de las cuatro marchas con la delgada palanca situada entre las rodillas y recorre caminos rurales solitarios en los que el tractor Porsche se exhibe con el mismo atractivo que el 911 en un circuito.