(dpa) – No es una filial como cualquier otra, incluso cuando aquí las papas fritas y las hamburguesas se despachen a la misma velocidad que en todos los restaurantes de McDonald’s en el mundo.
A pocos minutos a pie del Kremlin y de la Plaza Roja, miles de personas acuden diariamente a este pequeño restaurante. Ya se cumplieron 30 años desde que la compañía estadounidense abrió la primera sucursal de su cadena de cómida rápida en Moscú, todavía en la época soviética.
La inauguración el 31 de enero de 1990 fue una señal de cambio de rumbo hacia el capitalismo, hacia Occidente. Hoy McDonald’s lidera el mercado en su rubro. Y lógicamente eso no es del agrado de todo el mundo.
Poco antes del colapso de la Unión Soviética, McDonald’s fue una de las primeras empresas extranjeras en instalarse en el país. El ruso Konstantin recuerda que la inauguración fue un acontecimiento extraordinario en la habitualmente gris Moscú.
Al igual que otras 30.000 personas, también él acudió corriendo a la colorida filial de la Plaza Pushkin el día de la apertura. Konstantin y los demás hicieron cola durante cinco horas para obtener su hamburguesa.
«En ese momento sentimos que había un viento de renovación en el aire y en la cabeza de los moscovitas», recuerda. Con esa hamburguesa en sus manos, muchos sintieron que se cumplían las promesas de Mijaíl Gorbachov y que la ventana hacia la libertad y el capitalismo estaba un poco más abierta.
«Muchos nos ven como un símbolo de Occidente y del cambio», dice a dpa el jefe de McDonald’s en Rusia, Marc Carena. «Por eso aún sigue habiendo una conexión emocional muy fuerte con la cadena de fast food».
Por Claudia Thaler (dpa)
Una comida o un café en McDonald’s se volvieron algo cotidiano para los rusos. A los alrededor de 700 locales que hay en todo el país acuden diariamente, según la empresa, 1,7 millones de clientes. Ninguna cadena de comida rápida extranjera o rusa puede competir con eso.
El suizo Carena, que dirige los negocios en Rusia desde 2018, asegura que los rusos piden una de cada cinco comidas en McDonald’s cuando no quieren comer en sus casas.
Una de las causas de este liderazgo del mercado en Rusia también es el desarrollo económico en el país. Otras cadenas como Burger King o KFC llegaron años después.
Además, los rusos gastan poco cuando salen a comer. El ingreso mensual neto en Moscú es de menos de 50.000 rublos (aproximadamente unos 700 euros). Por eso en promedio un ruso gasta solo 800 rublos (unos 12 euros) para comer fuera por mes, según la oficina de estadísticas.
En la cadena de fast food un menú completo cuesta apenas una fracción de eso. Y también esa es una razón fundamental de por qué el negocio de la empresa estadounidense en Rusia funciona tan bien, comenta el diario financiero «Vedemosti».
Cada año se abren decenas de restaurantes nuevos en Rusia. El año pasado fueron 54. Pero este año muchos más abrirán, espera Carena. En Murmansk, en el norte, ya hay cinco. En el Lejano Oriente, en la gran ciudad de Vladivostok, junto al Pacífico, ahora se abrirá el primero.
Desde el inicio los ingredientes provienen casi exclusivamente de productores rusos. «Producimos casi todo de manera local y no dependemos de un solo proveedor», explica Carena.
Por eso casi se podría hablar de McDonald’s como un abastecedor del pueblo. Pero eso es algo que algunos políticos rusos rechazan tajantemente.
El ambiente se volvió algo hostil especialmente desde 2014. La empresa estadounidense lo sintió de manera clara después de la anexión de la península ucraniana de Crimea por parte de Rusia y de las sanciones impuestas por Occidente.
En aquel entonces, la cadena cerró sus locales ucranianos en Crimea. Tras ello, McDonald’s fue acusada de supuesta falta de higiene y un tribunal ordenó el cierre temporal de algunos locales en Moscú. Entre ellos también del pionero. Pero muchos rumoreaban entonces que se trataba de una represalia.
Según un sondeo estatal, en 2014 incluso dos tercios de los encuestados estaban a favor de cerrar todas las filiales de McDonald’s. El nacionalista Vladimir Shirinovski opinaba lo siguiente: «Echemos a este grupo. No necesitamos ese espíritu en nuestro país».
Incluso el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo: «Tenemos una cocina rusa maravillosa. Eso debemos producir para el mercado. Y hacerlo mejor que competidores como McDonald’s».
Pero incluso en situaciones de crisis política es muy improbable que McDonald’s se vaya alguna vez. Y es que después de todo es, con 60.000 empleados, uno de los mayores empleadores de Rusia. Y, según la edición rusa de revista económica «Forbes», también una de las mejores empresas en cuanto a salarios y prestaciones sociales.
A eso se suma que las cifras de ventas y de clientes siguieron creciendo, a pesar de todo. «A pesar de la situación macroeconómica, en parte difícil debido al estancamiento del ingreso real, el consumidor ruso sigue siendo fiel a nuestra marca», dice Carena.
Además, ahora en la oferta se incluye la cocina rusa, como es el caso de la hamburguesa «à la russe» con pan de centeno.
Sin embargo, para un político regional ruso eso no es suficiente. Ya que se trata de McDonald’s, al menos que tenga nombre ruso, bromeó. «¿Por qué lllamarlo hamburguesa? ¿No se puede pedir simplemente un ‘panecillo con albóndiga’?».