Madrid, 21 jun (dpa) – La inauguración de los Juegos del Mediterráneo, una suerte de Juegos Olímpicos en los que participan solo los países bañados por este mar, se convertirá con toda probabilidad este año en un escaparate de la crisis abierta en Cataluña y de las complicadas relaciones políticas que la rodean.
El acto, previsto este viernes en la ciudad catalana de Tarragona, debería aglutinar por primera vez al nuevo presidente del Gobierno de España, el socialista Pedro Sánchez; al jefe del Ejecutivo catalán, el separatista Quim Torra, y al jefe del Estado, el rey Felipe VI.
Una foto histórica tras una etapa políticamente convulsa en España que podría quedar coja si el mandatario catalán cumple su amenaza de «plantar» al monarca en la cita, que tiene lugar dos días después del llamado al diálogo que éste hizo a Felipe VI junto con otros líderes separatistas para tratar de superar la crisis territorial.
La presencia del rey de España en Cataluña es polémica. Algunas entidades independentistas amenazaron con boicotearla.
«Institucionalmente, el rey no es bienvenido en Catalunya», sentenció el ex jefe del Gobierno catalán Carles Puigdemont en una entrevista publicada por el diario digital catalán «El Nacional».
El líder independentista, también firmante de una carta crítica enviada esta semana al monarca, cuestionó que éste descuidara «el papel de moderación y arbitraje ante conflictos» políticos como el catalán.
«Se ha ido encastillando y empequeñeciendo la figura del jefe de Estado. Tiene oportunidades, sí, este viernes tiene una clarísima», añadió Puigdemont desde Alemania, donde se encuentra a la espera de que la Justicia decida sobre su entrega a España, donde es investigado por el referéndum soberanista ilegal celebrado en octubre en Cataluña.
La misiva enviada a la residencia de la familia real, también firmada por el ex «president» Artur Mas, para pedir al rey una cita con motivo de su inminente visita a Cataluña, fue derivada al Gobierno español, tal y como dicta la legalidad en estos casos.
Los independentistas catalanes no solo piden diálogo al monarca, sino que le reprochan también el duro discurso que lanzó en un mensaje televisado inédito el pasado 3 de octubre, un día después de la celebración del referéndum independentista catalán.
«El rey tiene una función arbitral y moderadora, no tiene que negociar contenido político de nada, pero, como jefe de Estado, si quiere ser jefe de Estado de todos, tiene la obligación de escuchar, y respetar, cosa que no ha hecho hasta ahora», dijo Puigdemont.
A menos de 24 horas para la inauguración de los Juegos del Mediterráneo en Tarragona, Puigdemont, a quien algunos sectores siguen considerando «president» legítimo de Cataluña, se reunió con Torra en un hotel de Berlín.
El encuentro levantó conjeturas y rumores sobre posibles directrices por parte del ex jefe del Gobierno regional.
«Al president Torra no le hacen falta mis consejos (…) Hablamos de muchas cosas, naturalmente, pero la decisión que tome, que la tiene muy meditada como se desprende de la carta, será para mí la válida», dijo Puigdemont a «El Nacional» ante la pregunta de si Torra acudirá al acto en Tarragona con el rey Felipe VI.
Por otra parte, la cita deportiva pondrá también frente a frente por primera vez al socialista Pedro Sánchez y al separatista Quim Torra, nuevos interlocutores en la crisis catalana.
Sánchez pretende impulsar un deshielo de las relaciones entre Barcelona y Madrid, que han estado prácticamente congeladas en los últimos dos años coincidiendo con el Gobierno del conservador Mariano Rajoy en España y el de Puigdemont en Cataluña.
Ahora, sus sucesores tienen previsto reunirse en Madrid el 9 de julio para hablar de la situación en la región, gobernada por Torra desde hace apenas unas semanas, coincidiendo también con la llegada al Gobierno de Sánchez gracias a una moción de censura contra Rajoy.
Por Ana Lázaro Verde (dpa)