El Cairo (dpa) – Para Mohammed Abdel Saleh, conocido como Sami, trepar las palmas de dátiles a diez metros de altura y sin arnés de seguridad es una cuestión de carácter. «Se necesita un corazón valiente», dice el campesino, quien en breve comienza la época de cosecha en el norte de Egipto.
Kilogramos de dátiles frescos serán cosechados por Sami y sus ayudantes de las palmas y el dueño de la plantación, Hamada Anwar, quien gana su dinero con el fruto amarillo, planea ya una expansión. Anwar piensa plantar unos 200.000 palmas de dátiles en el oeste de Egipto.
Estas dimensiones están aún muy lejos de la megaplantación que planea armar el presidente de Egipto, Abdel Fattah al Sisi. La plantación tamaño XXL que proyecta el mandatario podría contar algún día con 2,5 millones de palmeras.
El desértico país ya es el mayor productor mundial de dátiles y pronto podría alcanzar también a los líderes en la exportación del producto, Irán y Túnez.
Desde la ampliación del Canal de Suez y la construcción en curso de una nueva capital, Al-Sisi es conocido por sus grandes proyectos, entre los cuales se cuentan ahora los dátiles.
En el Cercano Oriente y el norte de África, de donde proviene casi el 90 por ciento de todos los dátiles, la competencia entre los productores también es simbólica.
Ninguna otra fruta es nombrada de forma tan asidua en el Corán o las narraciones del profeta Mahoma como el dátil, que innumerables musulmanes comen en el Ramadán para romper el ayuno.
Arabia Saudí también cuida su título de «cuna del Islam» donando cantidades masivas de dátiles al exterior. Este año, el rey Salman envió 6.500 toneladas de dátiles a 43 países en todo el mundo por el mes de ayuno.
El hecho de que el fruto del dátil también aparezca en otras religiones -los judíos los comen en la festividad de Pésaj y el Domingo de Ramos que anuncia la Semana Santa antes de las Pascuas católicas debe su nombre a las palmas- se debe a que es de origen muy antiguo.
Arqueólogos botánicos han comprobado que los dátiles ya se cultivaban alrededor del año 4.000 antes de Cristo en la región donde hoy está Irak. «La palma de dátiles es probablemente el primer árbol que el hombre ha cultivado», señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en un informe.
El mar de palmeras de Al Sisi aún debe crecer durante cuatro o cinco años más antes de que los campesinos puedan cosechar sus frutos amarillos y los comerciantes los acopien para su secado.
El Gobierno aún no ha revelado los detalles. Arabia Saudí ostenta mientras tanto el récord de la plantación más grande con tres millones de palmas en un terreno equivalente a 17.000 campos de juego de fútbol en Al Ahsa, en el sureste del país.
De allí provienen también los dátiles Khalasah, de color marrón oscuro, que junto a las del tipo Deglet Noor y Medjool figuran entre las variantes más apreciadas.
Y el apetito por estas frutas pegajosas parece estar creciendo: el volumen de producción ha ido en aumento durante años y ahora es de unos ocho millones de toneladas en todo el mundo.
Esto puede deberse al aumento del rendimiento de los cultivos y a la mejora de los métodos de cultivo en la agricultura, pero también a la imagen de los dátiles como un tentempié saludable.
En las recetas de fitness en Europa y Estados Unidos, los dátiles son elogiados como una súper fruta y una fuente de energía saludable gracias a su contenido natural de azúcar.
Las vitaminas, el hierro y el potasio contenidos sirven para la salud del corazón y la presión arterial. Los dátiles pueden incluso ayudar a resolver problemas digestivos.
El dátil podría considerarse como un «alimento casi ideal», escribe un grupo de investigación de la Universidad Sultán Qabus de Omán. «El azúcar de los dátiles es fácilmente digerible, va directamente a la sangre después de su consumo», sostiene.
Este «pan del desierto», que también es utilizado en muchos países para repostería o se suma a los cereales para el desayuno, contiene más calorías en su versión seca que cuando la fruta está fresca. Por ello, los expertos en dietética desaconsejan el consumo excesivo.
Los dátiles están sin embargo aún muy lejos de llegar al éxito de otros productos exóticos, como el aguacate, afirma Thomas Bonrath, del Grupo Rewe, uno de los mayores supermercados de Alemania.
«Como regla general, cuanto más exótico y por lo tanto menos conocido sea un artículo, menor será la demanda», precisa Bonrath, al explicar que hasta la fecha el dátil sigue siendo un producto de nicho, aunque las importaciones a Alemania, por ejemplo, han aumentado en más de un 50 por ciento desde 2014.
Hamada Anwar, propietario de una plantación, ya está exportando otras frutas a la Unión Europea (UE). Los compradores franceses están actualmente importando sus mangos y uvas, dice el productor a la Agencia Alemana de Prensa (dpa).
Ahora, si todo va bien, será el turno de los dátiles. La exportación a Europa vale «cien por ciento», asegura Anwar. «Están buscando productos orgánicos. El resto es un juego de niños», afirma.
Por Johannes Schmitt-Tegge (dpa)