(dpa) – Las páginas del libro crujen, la habitación de los niños se convierte en escenario de historias: llegó la hora de leerles en voz alta. Enfrascarse de manera conjunta en la lectura de un libro genera bienestar y seguridad.
«Esto no es ningún milagro, porque, en definitiva, ya en tiempos inmemoriables los humanos se sentaban junto al fogón y se relataban historias», señala la escritora Gerlis Zillgens de la ciudad alemana de Colonia, que organiza lecturas de forma regular.
«Leer en voz alta es una forma moderna» de ese fenómeno, considera Zillgens, puntualizadon que se trata de una modalidad muy especial, ya que desempeña un rol crucial en el desarrollo de la primera infancia.
«A partir del contacto temprano con los libros, los niños desarrollan un mejor acceso al lenguaje, su vocabulario se amplía y además obtienen una mejor percepción de las estructuras de oraciones y textos», explica por su parte Daniel Schnock, de la Fundación Leer.
Además, quienes se sumerjen en la ficción a una edad temprana activan la imaginación y empatía.
NO HAY UN «DEMASIADO PRONTO» PARA LA LECTURA EN VOZ ALTA
No existe un «demasiado pronto» para esta práctica. «Muchos padres comienzan a leer en voz alta cuando su hijo o hija ha cumplido los dos o tres años», hace notar Schnock. Pero el contacto con los libros ya puede comenzar en el primer año de vida.
«Es lógico que no se comience de inmediato con una historia demasiado compleja. Pero los libros con muchas imágenes y poco texto ya funcionan muy bien a esa edad», explica Schnock.
La ventaja de un inicio temprano en la lectura se refleja en que los libros se vuelven rápidamente parte del entorno cotidiano de los niños. Y para poner en marcha una situación de lectura en voz alta no se necesita demasiado.
«Se puede leer en voz alta en cualquier parte», comenta el actor y autor infantil Christian Berg. Y aclara que, para hacerlo, los padres no deben ser perfectos oradores.
Berg recomienda sacarse de la mente la idea de «no saber leer en voz alta». El hecho es que los pequeños ya consideran algo grandioso de por sí poder pasar un tiempo junto a su mamá o su papá leyendo una historia apasionante.
¿Y cómo insuflarle vida a la historia? Incluso pequeños trucos pueden introducir una atmósfera cinematográfica. «Los padres simplemente deben decidirse en favor de las opciones que les hacen gracia a ellos», indica Zillgens.
Hacer una pausa en un momento que realmente es de tensión en la historia genera un clima de suspenso. Además, los padres pueden leer varias veces en voz alta las escenas que resultan divertidas. Si el libro tiene un zorro como protagonista, por ejemplo, puede ser útil tener listo el peluche apropiado.
LAS BRUJAS MALAS SILBAN, EL OSO GORDO GRUÑE
Para tener una idea de las posibilidades que ofrece el texto, Zillgens recomienda hojearlo antes de la lectura en voz alta. El clásico es y seguirá siendo el juego con la voz: las brujas malas silban, el oso gordo gruñe.
En tanto, en los libros ilustrados con mucho diálogo, existe la posibilidad de repartirse los papeles. «Para el niño también puede resultar muy divertido si la madre lee un rol masculino y el padre, uno femenino», comenta Berg. En caso que el niño ya esté alfabetizado, también puede ponerle voz a un personaje.
La atención de los niños pequeños se despierta con sonidos, como por ejemplo mediante la simulación de golpes a una puerta o un concierto de sapos.
Algunos complementos también ayudan a que la hora de la lectura sea aún más apasionante. Por ejemplo una linterna puede adecuarse muy bien para realizar juegos de sombras o recorridos de aventuras. Una olla funciona como tambor, un vaso suena casi como una campana, mientras que un calcetín se convierte en marioneta con apenas girar la mano.
CONTINUAR LA HISTORIA CON EL NIÑO
También es buena idea involucrar al niño en la historia. «Leer en voz alta no debe ser en tono didáctico, sino a un mismo nivel», comenta Berg.
Dependiendo de la edad del pequeño, puede continuarse hilando en conjunto la historia o intercambiar puntos de vista acerca de si habrían actuado igual que el protagonista. Además, es una buena idea dejar que el niño participe en la elección de los libros.
Quien se sienta abrumado ante la selección, puede buscar recomendaciones en la biblioteca o en la librería. Además, también existen diferentes ofertas que brindan recomendaciones de libros para niños.
Por Ricarda Dieckmann (dpa)