Sao Paulo/Río de Janeiro, 8 oct (dpa) – De un diputado electo a 52: el partido de Jair Bolsonaro confirmó hoy el auge del candidato ultraderechista en la política brasileña y pasará a tener una de las bancadas más grandes en el próximo Congreso, según los resultados de las elecciones generales del domingo.
El Partido Social Liberal (PSL), una formación de derecha hasta ahora sin mayor peso político, tendrá a partir de 2019 la segunda bancada más grande de la Cámara baja, sólo por detrás de la del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT, 56 escaños).
En las elecciones de 2014 el PSL había conseguido un sólo escaño, que subió a ocho por nuevas afiliaciones durante la actual legislación, entre ellas la del propio Jair Bolsonaro, que es diputado desde 1991.
También el éxito de los hijos de Bolsonaro ratificó el ascenso del candidato que ganó el domingo la primera ronda de las elecciones presidenciales, con el 46 por ciento de los votos, y que parte como favorito para la segunda vuelta del 28 de octubre frente a Fernando Haddad, del PT (29 por ciento).
Eduardo Bolsonaro, de 34 años, fue reelegido diputado por Sao Paulo, el estado más poblado del país, y se convirtió en el legislador más votado de la historia brasileña con más de 1,8 millones de votos, según el conteo de actas casi al 100 por ciento.
Con ello, el congresista superó a Celso Russomanno, que había sido el diputado más votado hace cuatro años con más de 1,5 millones de votos, según la web «Congresso em Foco», especializada en asuntos parlamentarios.
Eduardo, uno de los tres hijos de Jair Bolsonaro que también son políticos, se afilió sólo en este año al PSL, al igual que su padre. En 2014 había sido electo por el Partido Social Cristiano (PSC).
Flavio Bolsonaro, de 37 años y hasta ahora diputado regional en Río de Janeiro, fue elegido el domingo por su parte como senador por ese estado por el PSL.
Pese a la numerosa bancada del PT, la correlación de fuerzas en el nuevo Congreso podría inclinarse claramente a favor de Bolsonaro debido al poderoso elemento conservador entre los 30 partidos que estarán en la próxima legislatura. La política brasileña está caracterizada por la fuerte fragmentación de partidos.
El dominio conservador, cimentado por una serie de pequeños partidos cercanos al sector agrícola o a las iglesias evangélicas, pasará sin embargo a ser del «bolsonarismo».
La bancada centroderechista del MDB, el partido del actual presidente, Michel Temer, perdió muchos de los lugares que tenía (51), pero sigue siendo numerosa con 34 escaños.
También el histórico centroderechista Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) perdió 20 diputados y tendrá sólo 29 en la próxima Cámara.
«Es como una cierta muerte de la centroderecha tradicional», dijo a la agencia dpa la socióloga y profesora de la Universidad Federal de Sao Paulo Esther Solano.
«La centroderecha tradicional está destruida y ha dado paso a un nueva derecha. De una parte sabemos que es extrema derecha y de otra no sabemos aún qué es», agregó Solano, que estudia el auge de la ultraderecha en Brasil.
Muchos de los nuevos diputados del PSL son hasta ahora desconocidos y han intentado perfilarse sobre todo en la lucha contra la corrupción.
La Bolsa de Valores de Sao Paulo, por otro lado, reaccionó hoy con una fuerte subida al triunfo electoral de Bolsonaro y la perspectiva de que el ultraderechista se proclame presidente en tres semanas.
El principal índice bursátil brasileño, el B3, subió un cinco por ciento al comienzo de la jornada, según datos recogidos por el portal «Globo».
También la cotización del real volvió a subir en relación con el dólar después de la semana pasada, cuando la moneda brasileña empezó a apreciarse tras la mejora de Bolsonaro en las encuestas.
El dólar se cotizaba hoy a alrededor de 3,70 reales. Hace algunas semanas, el precio de la moneda estadounidense superó la barrera de los 4 reales debido a la incertidumbre electoral.
Varios representantes del mercado y del sector industrial brasileños manifestaron en los días previos a la elección públicamente su apoyo a Bolsonaro, que se presenta con un programa económico neoliberal.
El ex militar de 63 años, sin embargo, hace frente a fuertes críticas en Brasil y a nivel internacional por su agresivo discurso nacionalista y populista, visto como una amenaza para las instituciones democráticas.