RÜSSELSHEIM (dpa) – Es el predecesor del Vectra y el antepasado del Insignia. El Opel Rekord A, que ahora cumple 50 años, nació con ayuda de la matriz General Motors en Detroit. El coupé aportó un poco de refinamiento a los sobrios años 60.
«Un gran coche. Un coche bonito. Un coche con el que uno puede dejarse ver», decía la publicidad de la época para promocionar el nuevo sedán de clase media.
Y el mensaje llegó: entre 1963 y 1965 se vendieron sólo del Rekord A casi 90.000 ejemplares, pese a que su precio no era especialmente económico. Y es que mientras VW aún construía sus modelos «para el pueblo» (el significado de Volkswagen), Opel ya pensaba en la clase media.
Aunque ahora Opel celebra el modelo A de 1963 como el primer Rekord, «la historia del modelo y del nombre es complicada», asegura Wolfgang Scholz, portavoz del departamento de coches clásicos de Opel. «En los años anteriores, los predecesores como el Olympia y los que le siguieron llevaban como apellido la palabra Rekord», explica. En la primavera de 1963, Opel hizo tabla rasa con la presentación del nuevo modelo: había nacido el Rekord A
Los antecesores ya habían tenido diversas variantes, por lo que el Opel Rekord también vio crecer pronto su familia con media decena de modelos. No sólo había un sedán con dos y cuatro puertas, sino una versión combi y camioneta, e incluso un llamativo coupé que empezó a despertar el gusto de los compradores por las formas bonitas.
En el diseño del nuevo Rekord los trabajadores de Opel recibieron la ayuda de sus colegas de GM. De ese modo nació un coche creado en estrecha colaboración con el estudio de diseño de GM en Warren, Michigan, de ahí que recordara a un Chevrolet.
«Eso es lo que hace al coche tan atractivo aún hoy en día: que se parece a un coche americano en versión pequeña», dice Winfried Leweling, experto en el Rekord A.
El Rekord A muestra agudos cantos con los que partir el viento. Su diseño ayudó a su eficiencia, ya el techo plano y la silueta afilada favorecían su aerodinámica. Sin embargo y según los estándares actuales, no era especialmente eficiente: hasta 12 litros cada 100 km, según los datos oficiales.
El Rekord A era sencillo, pero no falto de elementos decorativos elegantes, como la parrilla cromada, los pliegues a los lados del capó y los extremos que se elevaban hacia el maletero a modo de alerones.
La versión coupé aún transmite hoy en día una sensación de lujo, a diferencia de otras variantes. Por eso la versión más noble costaba entonces hasta un 50 por ciento más que el modelo base con trasera escalonada. En el suelo de la versión coupé se encuentran alfombras rojas, los asientos amplios tienen incrustaciones rojas de cuero y el volante es el centro de un espacioso tablero de mandos.
Una vez sentado en las blandas butacas la sensación es de disponer de mucho espacio. Al hundirse un poco en el asiento no es un problema que el diseñador rebajara seis centímetros el techo del coupé.
Una vez que la curiosa llave encuentra el lugar para encenderlo, el coche con motor de 2,6 litros y seis cilindros en línea se despierta de inmediato. Aunque ahora suenen a risa, entonces sus 100 caballos impresionaban. Aún hoy es capaz de plantar cara a vehículos más grandes. El cambio de cuatro marchas, que no está montado en el volante, sino en el suelo, se activa rápido y con limpieza.
En apenas 13 segundos alcanza los 100 km/h. Opel afirma que su velocidad máxima es de 170 km/h. El modelo base del Rekord A contaba con un motor de 1,5 litros y 55 caballos.
Como el seis cilindros del coupé es muy ruidoso a 120 km/h y la dirección no es muy precisa, el Rekord se disfruta más a menor velocidad, donde también se aprecia más el comfort que suministraba entonces con los nueve centímetros más de distancia entre ejes.
Quien quiera disfrutar hoy del Opel Rekord A Coupé deberá gastarse el doble que en una versión sedán. Encontrar uno en buen estado puede costar unos 10.000 euros (13.300 dólares). La versión sedán, por lo general de dos puertas, era más habitual, por lo que ahora es más fácil de encontrar por 5.000 euros.
Leweling posee un Rekord A y asegura que la compra merece la pena, ya que asegura que el suyo lleva 30 años funcionando sin tener averías graves.