Están siendo años realmente complicados. 2020 supuso el año de la COVID-19, uno que quedará marcado en la historia de la humanidad por una pandemia que nos llevó a todos a encerrarnos en nuestros hogares, que complicó el día a día, provocó cierres de negocios, ha causado estragos a nivel mental y físico y, también, a nivel sentimental. Porque, sí, las parejas también han sufrido mucho en esta situación tan inusual.
Ahora, con la pandemia amainando y prácticamente superada, empieza a asomar en el horizonte el miedo al apagón energético que ya está haciendo saltar las alarmas ante la necesidad de adquirir unos suministros esenciales que están escaseando por culpa de la crisis de mercancías y distribución. Todo parecen ser problemas y todo eso repercute, de una forma u otra en las relaciones y los matrimonios.
Una cadena de malas rachas que afila el riesgo del divorcio
Precisamente, aunque deje mella en las relaciones de pareja, eso no implica que haya más rupturas. Datos recogidos a lo largo de todo 2020 han dejado claro que ha sido un año especialmente anómalo en materia de divorcios. Las demandas de separación cayeron en picado el año pasado debido a la peligrosa situación que se estaba viviendo. La inestabilidad económica hacía a muchos temer por su situación financiera, decidiendo mantener sus matrimonios.
En Divorcieitor son abogados especializados en derecho de familia que tratan de buscar soluciones familiares y que un divorcio no sea un enfrentamiento sino la solución a una familia que lo necesita. Son unos Abogados de divorcio totalmente preparados y formados para conseguir siempre la mejor solución para ambas partes, para llegar a acuerdos incluso cuando estos parecen imposibles.
Precisamente este equipo se ha percatado, también, de que a lo largo de 2021 la situación se ha revertido por completo. Si antes había miedo, ahora se ha perdido por completo. El pasado 1 de octubre, ya se registraba un aumento de más del 60% en las solicitudes de divorcios del segundo trimestre de 2021 respecto al mismo periodo de 2020. Los miedos se disipaban y muchas relaciones daban ese fatídico paso. Ahora bien, la situación está volviendo a revertirse debido a la amenaza del apagón eléctrico y a la escasez de ciertos bienes de primera necesidad.
Hay muchas personas que quieren y necesitan divorciarse, pero tienen miedo, el no tomar una decisión y mantener el matrimonio por no saber que hacer, día a día se convierte en una decisión, la de mantener el matrimonio y no divorciarse. Pero no hay nada peor para una persona que eso. El Temor al divorcio es algo, desafortunadamente, demasiado presente, que puede derivar en depresiones, infidelidades y situaciones que son de lo peor para la salud mental de cualquiera. De hecho, las crisis de ansiedad y depresiones se han disparado en 2021 a tenor de la pandemia y, para muchos, también a tenor de esto.
Los vaivenes emocionales dejan mella en las parejas
Estos problemas de salud a nivel psicológico están dejando una peligrosa huella en las relaciones que se mantienen. Por una parte, las parejas ven que, tras una situación crítica como esta, no pueden seguir adelante juntas. Pero, por otra parte, ven que no pueden separarse. Muchas personas han perdido su trabajo o tienen su puesto pendiendo de un hilo a raíz de todo lo que ha sucedido con la pandemia, y eso hace que sea inestables a nivel financiero.
Esa inestabilidad, sumada a una incertidumbre que no deja de estar presente (cuando no por la pandemia, por el apagón que tanto se vaticina), hace que muchas personas no se atrevan a dar el paso. Se mantienen en un bucle constante, en la tensión de querer romper, pero no poder por no verse capaces de mantenerse por sí solas. Y eso, de una forma u otra, provoca unos vaivenes emocionales que afectan aún más a sus relaciones, pero todavía más a las personas en sí.
Todo esto genera un peligroso bucle que rompe la estabilidad emocional. Numerosos estudios han dejado claro que la población mundial sigue sufriendo por culpa de la pandemia y, si además empiezan a ver otra amenaza que podría alterar por completo su rutina habitual, el miedo es aún mayor. Todo esto, al final, repercute también en la salud mental, rascando en una herida que cada vez se va haciendo más y más profunda.
El contexto, problema pero también remedio
Si bien es cierto que el miedo al divorcio se va disipando y cada vez más parejas se animan a dar el paso para volar libremente gracias a equipos como Divorcieitor, también hay otras que están viendo que su situación sentimental vuelve al cauce adecuado. Cuando hay problemas económicos o laborales, es habitual que las personas sientan cierta presión y reflejen esto, de una forma u otra, en sus parejas. Algo que se agrava, sobre todo, cuando son personas que conviven, que ya comparten rutina a diario en la misma vivienda.
Algunas no logran llevarlo bien, lo que acaba derivando en estos episodios que tanto hemos mencionado. En cambio, otras sí que logran volver a la normalidad, sobre todo cuando la situación empieza a asentarse entre tanta incertidumbre. Hay relaciones que se han roto por la pandemia, sin llegar al paso del divorcio por todo lo mencionado anteriormente, pero que se han recuperado una vez la pandemia ha cesado. Es curioso, y quizá no lo más aconsejable para una relación sana, pero también es un claro indicativo de cuánto puede influir el contexto en una relación sentimental.
Independientemente de todo esto, hay otro dato interesante en relación con los divorcios y las rupturas. Desde que entró en vigor la Ley del Divorcio Exprés en 2005, los divorcios se dispararon pero han mantenido una tendencia descendente en los últimos años, antes incluso de la pandemia (sin contar el boom de 2021). Cada vez se llega más a acuerdos mutuos y la media de edad es mayor. La frecuencia de divorcios es superior al 30% en los matrimonios de más de 20 años de antigüedad. Eso es algo que no han cambiado ni la pandemia ni la incertidumbre: nos divorciamos más viejos y con menos problemas.
Juan Antonio Fonseca Serrano