Katmandú (dpa) – Diez horas y 56 minutos después de comenzar su rápido ascenso al Monte Everest, Lhakpa Gelu Sherpa coronaba la cima del pico más alto del mundo.
Permaneció unos 15 minutos en la cumbre y pidió a su compañero Apa Sherpa -guía de montaña, al igual que él- que hiciese fotos mostrando la hazaña y enviase mensajes a sus compañeros del campamento base a través de un walkie-talkie.
Durante su expedición récord, hace más de quince años, el veterano guía de montaña solo hizo dos descansos: Se detuvo en el campamento número dos para avituallarse de agua y en el último campamento antes de la cumbre recargó su botella de oxígeno y se tomó un respiro -de pie-.
La expedición habría llevado a la mayoría de escaladores al menos una semana pero ascender a la cima y descender tomó a Lhakpa Gelu tan sólo 18 horas y 20 minutos. En lugar de celebrar la hazaña con champán, se metió en el saco de dormir de su tienda de campaña en el campamento base. Cuando despertó, varias horas después, su equipo le ofreció una cerveza.
Pero la celebración no duró demasiado. Un año después, Pemba Dorje Sherpa aseguró haber escalado el también denominado Techo del Mundo (8.848 metros de altura) en ocho horas y diez minutos.
La reivindicación de Pemba Dorje produjo sorpresa en la comunidad montañera. No pudo aportar ninguna foto que le mostrase en la cima.
A pesar de ello, el Departamento de Turismo de Nepal le hizo entrega de un certificado por haber realizado el ascenso más rápido al Everest. El hecho fue también reconocido por El libro Guinness de los récords.
Más de 12 años después de perder el título, Lhakpa Gelu lo recuperó finalmente en noviembre de 2017, cuando la Corte Suprema nepalí anuló el récord de Pemba Dorje por falta de pruebas de su pretendido logro.
«Estaba en juego mi reputación. Así que, a pesar del estrés mental que supuso el ir a juicio y contratar a un abogado, llevé el caso adelante», declara Lhakpa Gelu mientras da sorbos a un café en una cafetería de lujo con vistas al monasterio del Buda Gigante en Katmandú. «Finalmente se ha hecho justicia».
A finales de marzo, El Libro Guinness de los récords reconoció también la hazaña en su página web refiriéndose a ella como: «La ascensión más rápida al Everest (cara sur)».
«Me alegra que el título haya sido devuelto a quien corresponde. Se lo merece. Pero por un error del gobierno otro alpinista obtuvo un reconocimiento que no le correspondía», dice Bachchu Narayan Shrestha, un operador turístico que apoyó a Lhakpa Gelu durante sus cuatro años de lucha judicial.
Lhakpa Gelu creció en un pueblo de Kharikhola, cerca del Everest. Tenía apenas 14 años cuando comenzó a trabajar como porteador, cargando equipamiento y víveres de alpinistas extranjeros hasta el campamento base de la montaña más alta del mundo.
Dejó el colegio en cuarto grado porque la escuela más cercana estaba a dos días caminando de su casa. En aquélla época, la mayoría de sherpas, población indígena del Himalaya nepalí, vivía en pueblos de montaña escasamente poblados.
Padre de tres hijos -actualmente veinteañeros- emigró a Estados Unidos en 2006 para, según explica, proporcionarles una mejor educación.
Después de realizar trabajos ocasionales durante un par de años en Estados Unidos, en 2008 fue contratado por la compañía de Seattle Alpine Ascents International para guiar a los clientes en el ascenso a los montes Denaly y Rainer.
Estuvo guiando expediciones tanto en territorio estadounidense como nepalí hasta que dejó el trabajo en 2015.
Hoy, el intrépido alpinista dirige un restaurante en Seattle: «Wild Berry Restaurant», donde se sirve cocina «Nepali Thali» -arroz hervido, curry vegetariano, lentejas y encurtidos-.
Aunque el establecimiento de récords del Everest comenzó con la coronación del pico por Edmund Hillary y Tenzing Norgay en 1953, Lhakpa Gelu afirma que lo realmente le inspiró fueron los récords de velocidad en su ascenso perpetrados por otros dos guías.
Kazi Sherpa alcanzó la cima del Techo del Mundo sin oxígeno suplementario en 20 horas y 24 minutos en 1998. Dos años más tarde, el récord fue superado por Babu Chhiri Sherpa, quién esprintó hasta la cima en 16 horas y 56 minutos.
Lhakpa Gelu inicialmente planeó llevar a cabo su reto en 2001 pero lo pospuso hasta 2003 para que coincidiera con el 50 aniversario de la primera ascensión al Everest.
«Estaba en mi mejor momento. Estaba fuerte y seguro de mí mismo».
Por su parte, Ang Tschering Sherpa, ex presidente de la Asociación de Montañismo de Nepal, asegura que es una lástima que la disputa haya terminado en los tribunales.
«Uno espera que los alpinistas sean sinceros. No deberían mentir. Se supone que son personas con un alto nivel moral», añade.
A pesar de la fama que adquirió con el montañismo, Lhakpa Gelu considera que el futuro de sus hijos está fuera de ese ámbito. Se enorgullece de los logros de su hija, licenciada en bioingeniería por la Universidad de Washington, y de su primogénito, que trabaja para la tienda de ventas online Amazon como ingeniero informático.
«Guiar en la montaña es un trabajo peligroso. Tomé muchos riesgos y sobreviví a ellos gracias a Dios. No quiero que mis hijos tengan que pasar por ello».
Por Deepak Adhikari (dpa)
Foto: Lhakpa Gelu Sherpa/dpa