EL GUNA (dpa) – En el lugar donde hoy vive Robert Fellermeier, junto a la costa egipcia, solo había hace 30 años arena del desierto. No había un paseo marítimo engalanado, ni un puerto náutico ni un café con vistas a la laguna. Fellermeier, un alemán oriundo de Baviera, es el jefe de El Guna, a orillas del mar Rojo, y gerente de los 18 hoteles que hay en esta localidad.
Egipto ha vuelto a ocupar su lugar en el mapa turístico mundial. El número de camas disponibles ha aumentado notablemente. El país ha resucitado lentamente después de unos años turbulentos: las revueltas de 2011, el atentado contra un avión chárter ruso, derribado por terroristas en 2015 sobre el Sinaí, y el apuñalamiento de turistas en la playa de Hurghada el año pasado.
Está claro que los turistas ven ahora sobre todo las ventajas del país norteafricano: precios módicos, buenas temperaturas, también en invierno, y un mundo submarino espectacular. Más de 10.000 personas viven aquí, al menos temporalmente, en suntuosas villas. En realidad, El Guna no es una ciudad sino un gran complejo turístico. Toda el área es terreno privado y las construcciones fueron levantadas por el multimillonario Samih Sawiris desde finales de los años 80. Un lugar que ya no tiene mucho en común con el Egipto tradicional.
Los elegantes lugares, las decenas de restaurantes, bares de playa y áreas de kitesurf en las lagunas creadas artificialmente en el desierto son lugares de encuentro de la clase alta egipcia. Aquí, casi ninguna mujer musulmana lleva velo en la cabeza, algo excepcional en este país conservador. Y a diferencia de la mayoría de los lugares en el país, los bares sirven alcohol en las terrazas. El Guna es tan artificial como Dubái y tan elegante como una ciudad mediterránea europea.
El complejo turístico tiene sobre todo en el punto de mira a la clientela alemana. «Entre el 80 y 85 por ciento de nuestros clientes son germanoparlantes», dice Fellermeier. Esto se debe a que el multimillonario Sawiris, uno de los hombres más ricos de África, tenía un gran afecto por Alemania. El empresario copto frecuentó la Escuela Secundaria Evangélica Alemana en el El Cairo y estudió en la Universidad Técnica de Berlín.
Por ello, tampoco es casualidad que en El Guna se encuentre actualmente una filial de la Universidad Técnica de Berlín, donde científicos alemanes realizan investigaciones sobre la energía solar y la gestión del agua. Un poco a las afueras del complejo hay un edificio de color arena con un patio interior: la Escuela Alemana de Hostelería, donde profesores alemanes forman según estándares alemanes al personal no solo para los hoteles en El Guna.
El Guna se considera a sí mismo como un complejo turístico para la élite. Y esta localidad alemana a orillas del mar Rojo no tiene miedo de excederse. Además de organizar varias fiestas y un torneo internacional de squash, el 20 de septiembre se inaugurará la segunda edición del «El Gouna Film Festival».
Una gran cantidad de alfombras rojas y estrellas internacionales deben recuperar el brillo que ya perdió hace tiempo el otrora muy renombrado «Cairo Film Festival». Para lograrlo, los magnates de la familia Sawaris tiran la casa por la ventana. Al estreno del festival en 2017 asistieron, entre otros, el oscarizado actor Forest Whitaker y el director Oliver Stone.
El Guna se creó para los egipcios ricos y los turistas adinerados. Los muchos egipcios que viven en condiciones humildes o en pobreza en El Cairo o en el delta del Nilo no pueden entrar en este resort: los guardias de seguridad en la entrada les impedirían el paso.
Información básica: El Guna y el mar Rojo
Todos los grandes touroperadores ofrecen viajes todo incluido de entre cinco y diez días a El Guna. Como complejo turístico de lujo, los hoteles son como promedio bastante más caros que los de Hurghada o Sharm el Sheij.
Internet: www.egypt.travel
Foto: Benno Schwinghammer/dpa-tmn