Uno de los principales rasgos que definen a la especie humana, es el hecho de estar siempre tratando de resolver los misterios de su alrededor. Grandes estudios han dotado de cierta comprensión al mundo en el que vivimos y, en la materia personal, no hay excepción alguna. Mirar hacia nuestro propio interior y entender las emociones más profundas, aquellas que ni tan siquiera nos habíamos planteado, entraña una actitud plenamente enriquecedora para nuestro desarrollo psicológico. Un proceso en el que los sueños tienen mucho que decir.
Los sueños, el gran misterio personal
La curiosidad del ser humano nos ha llevado a progresar como sociedad hasta puntos insospechados; no obstante, todavía existen preguntas sin respuesta en las que debemos seguir indagando. En el caso de los sueños, estamos hablando de un concepto totalmente cotidiano que muchos suelen pasar por alto. Un error que les impide dotar a su realidad de mayor comprensión, ya que tal y como se indica en el siguiente artículo, https://andaluciainformacion.es/sociedad/889473/diccionario-de-suenos-la-interpretacion-como-via-del-autoconocimiento/, los sueños son una verdadera guía para el autoconocimiento.
Mientras dormimos, la parte consciente de nuestro cerebro pasa a un segundo plano, momento en el que el subconsciente toma las riendas. Se procesan todas las emociones y preocupaciones que nos acontecen en el día a día y se nos muestran en forma de imágenes. Una sucesión de acontecimientos que, por mucho que a priori creamos casual, la realidad es que puede ser sometida a estudio para permitirnos crecer en la materia personal.
A lo largo de la historia, han sido muchas las figuras que han tratado de desentrañar estas expresiones oníricas para brindar cierta coherencia a los sueños. De entre todas ellas, cabe destacar la obra del fundador del psicoanálisis Sigmund Freud: ‘La interpretación de los sueños’. Un libro con el que comenzar a entender la naturaleza de los sueños y sacar conclusiones acerca de lo que nos está ocurriendo en cada momento de nuestra vida.
A pesar de que ciertas personas se mantengan en una postura agnóstica con respecto al mundo de la onírica, diferenciándose de aquellas que le dan una interpretación premonitoria, es necesario señalar que ambas creencias convergen en la aceptación de los sueños como parte del inconsciente. Por ende, si nos documentamos acerca de las interpretaciones más comunes, si bien es cierto que nunca han de ser tomadas al pie de la letra, todo el mundo podrá guiarse y orientarse hacia el camino del previamente mencionado autodescubrimiento.
Los sueños más comunes y su significado
Antes de mencionar algunas de las manifestaciones oníricas más comunes, es de vital importancia resaltar el hecho de que el significado y la interpretación no son sinónimos. Mientras que el primero dota de palabras al sueño, la segunda es una hipótesis en la que se trata de adaptar el potencial significado a cada persona: es decir, el significado es invariable y múltiple, y la interpretación cambia entre personas, pero solo existe una.
Los sueños con objetos suelen ocupar los primeros puestos en la psique del conjunto de la sociedad. Algunos de los más repetidos son los espejos, que suelen entrañar la inseguridad; la vajilla y los platos, relacionados con la plenitud vital; o, entre otros, la comida, muy común dentro de las personas que sufren de algún tipo de trastorno como la ansiedad.
Ciertas situaciones también tienden a repetirse en los sueños de gran parte de la población; siendo la muerte una de las más curiosas. Esta, lejos de tener solo un significado, puede relacionarse con un cambio de etapa o directamente la preocupación por la salud de un familiar. Un sueño recurrente al que se le suma el de volar, propio de las personas con grandes expectativas por delante.
Así pues, estamos hablando de unos pocos ejemplos que, en ciertos portales conocidos como Diccionarios de los Sueños, podemos encontrar. Una vez comenzamos a indagar en la naturaleza de nuestra onírica personal y la dotamos de una comprensión, todo a nuestro alrededor es susceptible de mejorar. Entender las emociones y gestionarlas nos permite crecer como personas y sacar todo nuestro potencial a relucir.