Sao Paulo, 11 oct (dpa) – Un artista asesinado, un simpatizante de izquierda atropellado intencionalmente, periodistas agredidos: el auge del ultraderechista Jair Bolsonaro, ganador de la primera vuelta de las elecciones de Brasil el domingo y favorito para ganar la presidencia en la segunda ronda a fin de mes, exacerbó la violencia política en el país sudamericano en los últimos días, según varias denuncias.
Pública, una agencia de periodismo investigativo de Sao Paulo, cifró en al menos 70 los crímenes de odio ocurridos en diez días entre el 30 de septiembre y el 10 de octubre, y atribuyó 50 de ellos a seguidores de Bolsonaro.
La agencia recogió el caso de una periodista amenazada con ser violada en Pernambuco en el norte del país, así como el de un hombre que portaba una camiseta del ex encarcelado ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), y que fue atropellado intencionalmente frente a un bar. En otros medios brasileños también se publicaron denuncias sobre varios casos.
Una de los más sonados ocurrió en Porto Alegre, en el sur de Brasil. Según confirmó la Policía hoy a la agencia dpa, una joven fue agredida cuando iba por la calle llevando una mochila con una bandera del movimiento LGTBI y la frase «Ele Não» («Él no»), el lema de colectivos de mujeres que se oponen al candidato acusado de misógino.
Unos hombres la insultaron en la noche del lunes y cuando ella respondió, la golpearon y le grabaron luego con un punzón un símbolo similar a una cruz gamada nazi en el abdomen, explicó el delegado Paulo Sergio Jardim a dpa. «Fue un ataque homofóbico», dijo Jardim, que evitó culpar aún a seguidores de Bolsonaro. Varios medios locales difundieron imágenes de la laceración en la barriga de la víctima.
En la misma noche electoral, en la madrugada del lunes, tuvo lugar un asesinato con motivos políticos, según investigaciones de la Policía. Un músico de capoeira conocido como Katende, de 63 años, fue apuñalado por un hombre en Salvador de Bahía, en el norte de Brasil, tras decir que había votado por el candidato del PT, Fernando Haddad.
Haddad consiguió pasar a la segunda vuelta del 28 de octubre impulsado por la alta popularidad de Lula, y pese al gran rechazo que genera el PT por sus casos de corrupción en los 13 años en que estuvo en el poder (2003-2016). El caso del PT refleja la alta polarización electoral que vive Brasil.
El día de los comicios, varios periodistas denunciaron también haber sido hostigados por seguidores de Bolsonaro en sus mitines electorales, en los que muchos simpatizantes del candidato suelen llevar atuendos militares o hacer gestos de disparar armas.
Bolsonaro aboga por la tenencia de armas para combatir la criminalidad y ha posado en varias ocasiones haciendo el gesto de portar un fusil.
El ex militar de 63 años, acusado también de fomentar el odio por sus insultos a mujeres, negros o homosexuales, y por su frecuente defensa de la dictadura militar durante sus 27 años en activo como diputado, intentó distanciarse de la violencia.
«Prescindimos del voto y de cualquier aproximación de quien practica la violencia contra los electores que no votan por mí», escribió en la noche del jueves en Twitter. «A este tipo de gente le pido que vote nulo o por la oposición por coherencia, y que las autoridades tomen las medidas pertinentes», agregó.
En los últimos días Bolsonaro, que debe el ascenso de su candidatura a su discurso populista y a sus mensajes hostiles contra minorías y la clase política, moderó bastante su tono, aparentemente para asegurarse el voto de los electores más moderados en la segunda ronda.
«La pregunta está invertida», dijo también Bolsonaro cuando fue consultado durante una entrevista por los casos de violencia. «El que se llevó la cuchillada fui yo», reclamó recordando al atentado que sufrió en septiembre y que lo tuvo semanas hospitalizado. «Si un tipo que lleva una camiseta mía comente un exceso, ¿qué tengo que ver yo con eso?», se defendió.
Bolsonaro fue él mismo víctima de la violencia política, cuando un hombre le clavó un cuchillo en el abdomen el 6 de septiembre durante un acto electoral en el estado de Minas Gerais. El atacante se justificó después diciendo que se sentía «personalmente amenazado» por el discurso del candidato.
Por Isaac Risco (dpa)