INGOLSTADT (ALEMANIA) (dpa) – Era pura insensatez sobre ruedas, ya que nadie necesitaba el deportivo de formas angulosas que se presentó en el Salón del Automóvil de Fráncfort hace 30 años. El Sport Quattro fue, al principio, incluso una carga para la propia empresa Audi, que presentaba un modelo reclamado sólo por los amantes de las carreras.
Audi construyó el modelo homologado para el campeonato del mundo de rallies y así nació una leyenda inesperada e insensata.
Ya en el stand de Fráncfort llamó la atención por su energía: carrocería de 4,16 metros y distancia entre ejes de 2,23 y forma angulosa, como nacida de un diseñador con escalpelo.
El modelo en serie es un poco más pesado que la versión deportiva de carreras con comodidades como los asientos de cuero y con calefacción y los elevalunas eléctricos. Pero gracias al motor de aluminio y a la carrocería de plástico reforzado, el Sport Quattro pesa sólo 1,3 toneladas, poco para un turbo de cinco cilindros y 306 caballos.
El vehículo acelera de cero a 100 km/h en menos de cinco segundos y con una velocidad máxima de 250 km/h llega a límites con los que los conductores de Audi de entonces sólo podían soñar. Eso hacía que aparte de ser uno de los modelos más potentes y rápidos, fuera también uno de los más caros del momento.
Mientras el piloto del Sport Quattro no se exceda de revoluciones, el entrentanto clásico entre los coches deportivos rueda por la carretera de forma tan suave como un Audi 80, que sólo contaba con 136 caballos y lograba una velocidad máxima de 190 km/h.
La dirección y el cambio de marchas son suaves, por lo que apenas parece creíble que uno esté sentado en el que quizás pudo ser el deportivo más afilado de la época, sobre todo cuando se está en quinta marcha y se quiere adelantar sin reducir el cambio. A 3.000 revoluciones, el motor de cinco cilindros impresiona.
Al pisar firme el acelerador, el motor ruge y el coche sale disparado. Aunque la tracción a las cuatro ruedas es una ayuda y se puede incluso mejorar con el bloqueo diferencial adicional, el Sport Quattro, con su escasa distancia entre ejes, es muy manejable, a veces incluso más de lo deseado, ya que no hace falta una curva para que cambie de dirección.
La acogida desde su estreno en Fráncfort fue buena y los primeros ejemplares se vendieron rápido, según Michael Zentgraf, del club Audi Sport Quattro. Y es que entonces pilotos de rally como Hannu Mikkola, Michel Mouton, Stiq Blomqvist o Walter Röhrl eran tan famosos como ahora Sebastian Vettel, Fernando Alonso o Michael Schumacher en la Fórmula 1.
Cuando Walter Röhrl logró en 1987 con la versión de 600 caballos del Sport Quattro un tiempo de fábula de 10:47 minutos en la vuelta al circuito de Pikes Peak, el coche se convirtió ya definitivamente en un ícono.
Pero tras el entusiasmo inicial, las ventas se redujeron por su elevado precio, ya que era incluso más caro que un Porsche 911, casi el doble.
Entre los clientes más famosos que compraron el coche está el rey Juan Carlos de España y el director de orquesta Herbert von Karajan. Audi se mantuvo firme en su idea de fabricar 220 ejemplares, rechazó los planes de hacer una «Final Edition» de otras 50 unidades y en 1985 acabó con el Sport Quattro.
Hoy en día, todos están en buenas manos, por lo que cuando se vende uno se hace por un precio exagerado. «Tiene un valor muy estable», afirma Zentgraf, del club Audi Sport Quattro.
Audi tiene ahora otras prioridades. En el deporte, las 24 horas de Le Mans y en la carretera, el R8. «El recuerdo está más vivo que nunca», dice Stephan Reil, que dirige el departamento de desarrollo de Quattro.
Hace tres años se presentó en el Salón del Automóvil de París el «Qattro Concept», que daba continuidad al Sport Quattro con un modelo de 1,3 toneladas y 408 caballos, pero la idea fue suprimida como medida de ahorro. En septiembre, el equipo de Quattro lo intentó de nuevo con un nuevo prototipo del Sport Quattro con motivo del trigésimo aniversario de su nacimiento.
En esta ocasión el proyecto es más realizable ya que se basaría en el sistema de construcción por módulos de la matriz Volkswagen. Además, con un motor plug-in híbrido de 700 caballos sería más ecológico.
«Pero seguro que no será como el que se presentó en Fráncfort», acabó un portavoz de Audi con todas las esperanzas. Aunque no se descarta una nueva configuración. «Queremos construir más temprano que tarde un nuevo Sport Quattro», confirmó Reil. Quizás no deban ahora esperar a los comisarios de carrera, sino escuchar a los clientes, que ya anticipan su disponibilidad en los foros de Internet, incluso aunque fuera de nuevo el Audi más caro de todos los tiempos.
Por Thomas Geiger