(dpa) – Existen momentos en los que nos sentimos desbordados: se nos acumulan permanentemente nuevas tareas en el trabajo, situaciones de estrés con los niños y tal vez a todo eso se suma la preocupación por los propios padres. Y, a largo plazo, ese estrés puede enfermarnos.
Pero el cuerpo bien puede conocer otra alternativa: la relajación. Un artículo de la revista «Psicología hoy» brinda varias recomendaciones en su edición de diciembre de este año sobre cómo aprender a realmente bajar los decibeles:
REALIZAR SALTOS
Quien necesite desahogarse en su escritorio durante un largo día puede conseguir una cuerda para saltar. Estas ocupan poco espacio y al utilizarlas elevan rápidamente el pulso. Y si los techos resultan demasiado bajos, ayuda bajar y subir las escaleras. En ese caso, es bueno ir de dos escalones en dos.
RESPIRAR CORRECTAMENTE
Con una respiración profunda abdominal podemos lograr calma. Para ello es necesario tomarse un minuto de tiempo e inspirar y expulsar el aire seis veces, de modo que la pared abdominal suba y baje de manera claramente perceptible. Por lo tanto, cada respiración durará en torno a diez segundos.
REALIZAR CONTRAMOVIMIENTOS
Para aliviar tensiones ligeras, ayudan los movimientos en la dirección opuesta. Por ejemplo, si el estrés constriñe el pecho, a menudo ayuda apoyar las manos en la parte baja de la espalda o cruzar los brazos por encima de la cabeza para extender el esternón. Si la tensión está en el cuello, puede hacer bien estirarse y dejar que los hombros se hundan.
JUNTAR LOS MOMENTOS DE FELICIDAD
Con este truco podemos ser conscientes de cuántas vivencias felices nos esperan diariamente. La propuesta es la siguiente: reunir varias piedritas, monedas u otros objetos pequeños en el bolsillo izquierdo del pantalón o del suéter y, en cada momento de felicidad, pasar uno de estos elementos al otro bolsillo. Por la noche, las piedritas en el bolsillo derecho nos ayudarán a recordar esos momentos.