Es viernes en España, el inicio de un fin de semana corriente como cualquier otro. En Venezuela este mismo día representa una nueva jornada de opresión y angustia orquestada por el tirano, déspota y máximo exponente de mal gobernante: Nicolás Maduro. Ese ser despreciable que a través de su ignorancia esclaviza y controla a un pueblo que vive sumergido en el miedo, que carece de derechos y justicia real.
Maduro, el único responsable de haber llevado a la más absoluta de las miserias a una tierra que años atrás fue “lugar de oportunidades” y una de la joyas del planeta. Una tierra de “gracia” (como la denominaron sus primeros conquistadores) hoy en día, se hunde en la miseria en medio de una economía hiperinflacionaria donde cualquier persona debe cargar con una maleta repleta de miles y miles de billetes para poder comprar algo tan básico como un litro de leche. Esa es la realidad y lo que “ya no vende” en España y en otros países que han decidido esperar o mirar a otro lado.
Obviamente en España poco podemos esperar de quienes nos gobiernan y nos han gobernado en los últimos años y la corrupción es la prueba más palpable y televisada de que muchos de nuestros políticos y servidores públicos solamente miran por sus amigos y por sus bolsillos. Se trata de una red de corrupción contaminada de enchufismo, mordidas, juzgados llenos de casos de malversación y algunos esperando por sentencias que los lleven a la cárcel, así que poco se salva realmente de esta nación “políticamente hablando”.
De la misma manera, podríamos hablar de la comunidad internacional, ya que muchos países siguen ignorando la situación de Venezuela con sus múltiples casos de lavado de dinero, venta de armas, privación de libertades o nulo respeto por los seres humanos.
No hace muchos años, otros dictadores fueron derrocados implacablemente por las “potencias extranjeras” por mucho menos de lo que al día de hoy ocurre en Venezuela. Posteriormente llegó el caos a las zonas en las que el petróleo, recursos naturales o situación estratégica eran la excusa perfecta para acusar falsamente, invadir, destruir, saquear y encargar a las empresas amigas la reconstrucción. Así funciona la economía global: destruir para producir.
No se podría calcular la cantidad de personas que fallecen en Venezuela diariamente, cada hora o cada minuto por falta de medicinas, comida o por la violencia. La nación entera es un caos y está en manos de un auténtico demente que escatima en hablar sandeces y hacer pública su condición de enfermo mental. Una persona que asegura hablar con pájaros, que acusa a todo el mundo de sus errores y de su pésima gestión y que además viola los derechos fundamentales de cualquier persona libre e inocente.
Pero no es Maduro el único culpable, la comunidad internacional lo sabe, cientos de noticias relacionan al desgobierno chavista con todo tipo de negocios ilícitos, y de hecho, parte de la familia del tirano reside entre rejas por narcotráfico en los Estados Unidos, ¿se imaginan que eso pasará en Francia, Alemania, España o Reino Unido?, ¿Cuánto tiempo tardarían en pedir la dimisión de un presidente democrático?, sería cuestión de dos telediarios…
Maduro es la auténtica reencarnación del mal, visiten YouTube y podrán ver como los sicarios del SEBIN golpean, torturan y dejan destrozadas vidas y familias, a estas alturas de la historia ya no sirve aquello de “obedecíamos órdenes”, no señores, esa gente también debería ser juzgada y condenada.
Son los sicarios que destrozan viviendas, amenazan y siembran el pánico en todos aquellos individuos que no piensan del mismo modo, son los mismos que apalean presos, que someten a vejaciones a las familias de quienes pueden tener “la suerte” de visitar a los suyos en prisiones que podríamos denominar “campos de tortura y exterminio mental” y son los mismos que huyen como cobardes cuando se ven en inferioridad numérica. Ellos son igual de responsables o más, pues un juez puede ordenar detener a una persona, a usted o a mí, por cualquier tipo de delito, pero si en prisión somos vejados, golpeados y torturados el verdadero responsable es quien lo hace, y eso ocurre y lo hemos visto.
Maduro utiliza la misma propaganda que en su momento, los regímenes fascistas usaron en la Europa de la Segunda Mundial. Es decir, Maduro publica el listado de enemigos de la patria, acusa a sus vecinos de los males generados por un estado corrupto e incompetente que ya ha colapsado, y si es necesario inventar un nuevo enemigo lo hace. Este hombre malévolo es la prueba visible de la que raza humana realmente sí ha fracasado.
Maduro controla al pueblo con lo básico, ha sido bien aleccionado por la inteligencia afín, ¿han visto “La vida de los otros” ?, así funciona Venezuela, un país sin derechos y un país “triangulado” y estrangulado.
La lista de cómplices del tirano es amplia, sus ministros son parte de esa máquina de terror y el hombre que realmente mueve los hilos se llama Diosdado Cabello, tanto él como el resto deben comparecer ante un tribual internacional, al igual que todos los altos cargos que ordenan reprimir al pueblo.
Maduro es un genocida social, opresor y dictador, sobre sus espaldas lleva cientos de ataúdes de todos los venezolanos que han fallecido o lo han perdido todo, y de su “consciencia” no se puede hablar pues dudo que la tenga.
Y la pregunta del millón es: ¿Hasta cuándo el mundo civilizado va a permitir que un tirano siga castigando, persiguiendo y destrozando sueños y familias?, cada minuto que pasa se produce una nueva detención, un nuevo destrozo, una nueva amenaza y cientos de kilos de dolor.
¿Hasta cuándo el silencio prevalecerá sobre la justicia y hasta cuándo el pueblo venezolano tendrá que esperar porque la comunidad internacional rectifique su posición indolente, ante la cruel dictadura genocida de Nicolás Maduro?
Nacho Bermúdez.