(dpa) – Cuando entre compañeros de trabajo se salvan la vida mediante una donación de sangre, eso se convierte en una noticia. Pero esto también puede ser posible a veces incluso para los cuadrúpedos.
En enero pasado el perro policía Ivo recibió en Alemania sangre de su compañera, la ovejera Kira, después de una operación de emergencia por un tumor. Una semana después volvió a estar de servicio. Solo que Ivo lamentablemente no sobrevivió mucho tiempo, ya que falleció de cáncer, comentó la Policía.
Ya sea que se trate de un leal perro de servicio o un gato adorado: las donaciones de sangre también pueden ayudar a los animales domésticos. El procedimiento, que fue probado en la década de 1980 en Estados Unidos, también es posible desde hace más de 20 años en muchos otros países. Aunque, según lo demuestran un nuevo estudio inglés y las experiencias en Berlín, esto apenas tiene difusión.
En un estudio no representativo hecho en el Reino Unido, veterinarios preguntaron a 158 dueños de perros y gatos acerca de su conocimiento sobre las transfusiones de sangre entre mascotas. El resultado arrojó que el 70 por ciento de ellos no tenía idea de que sus animales domésticos podían donar para sus congéneres.
Además, tres cuartas partes de los encuestados desconocían que existen bancos de sangre para mascotas, indicó la publicación especializada «Vet Record». Sin embargo, el 90 por ciento estuvo dispuesto a que sus animales donen sangre si otro animal necesitase una transfusión para sobrevivir.
Esto coincide con las experiencias llevadas a cabo por la Freie Universität Berlín (FU), donde veterinarios establecieron ya desde 1996 un banco de sangre para perros y gatos.
«Se estima que hoy en día sólo aproximadamente el diez por ciento de los ciudadanos de Berlín y Brandeburgo saben que esto existe», sostiene la jefa y veterinaria Barbara Kohn. Y quizás una quinta parte está al tanto de que las donaciones de sangre también son posibles entre animales. «Sobre todo, si tienen mascotas».
Aproximadamente unos 300 perros y 180 gatos reciben anualmente en la FU una transfusión de sangre. Ésta puede ser necesaria, al igual que entre los humanos, tras accidentes con elevada pérdida de sangre.
«Pero las enfermedades inmunitarias y los trastornos de la coagulación también pueden tratarse de esta manera, e incluso a veces curarse», dice Kohn. Asimismo se transfunde sangre después de algunas operaciones por tumores o cuando una mascota accidentalmente ingiere veneno para ratas.
Kohn llevó a Berlín la idea de un banco de sangre para animales desde Estados Unidos. Esta iniciativa le salvó desde entonces la vida a muchos animales. Pero no todo es tan sencillo: la sangre y sus componentes no pueden ser almacenados de forma indefinida. Por eso se requieren una y otra vez nuevos donantes de cuatro patas.
Los veterinarios deben darles por regla general un narcótico a los gatos para poder extraerles sangre. «Sin una razón convincente no lo hacemos», subrayó Kohn. En caso que no haya suficientes reservas de sangre para felinos, se lanza una convocatoria.
«Pero más de dos veces al año no dejamos donar a los gatos», agrega. Y también explica que para las donaciones solamente les extraen sangre a los gatos domésticos, porque los callejeros son portadores de un mayor riesgo de enfermedades infecciosas.
Las cantidades posibles de sangre a extraer de todas maneras son bajas: no se recomienda más de siete mililitros por kilogramo de peso del animal. Por lo tanto, se obtienen 28 mililitros en un felino promedio de cuatro kilos. Esto es menos de lo que cabe en una taza de moca.
También entre los gatos existen los grupos sanguíneos; son más de tres. Al menos casi todos los gatos domésticos europeos tienen el grupo A, pero que no debe ser confundido con su variante humana. Esto eleva la posibilidad de encontrar un donante adecuado.
A veces el dueño de un animal enfermo les pregunta a sus amigos con gatos. Entonces la sangre no debe ser almacenada y cuanto más fresca sea, mejor.
Algo más sencillas son las donaciones de sangre entre perros. En el caso de los ejemplares más bondadosos, se puede proceder a la extracción sin sedación, comenta Kohn. De todas maneras, deben elegirse ejemplares de más de 20 kilogramos para que la cantidad obtenida en una donación no sea demasiado baja.
En la clínica de animales de la FU se aplica la regla de 10 mililitros por kilogramo de peso canino. En el caso de los perros, hay más de 12 grupos sanguíneos. Aunque en una primera transfusión esto no desempeña ningún papel, sí debe ser tenido en cuenta a partir de la segunda.
Una transfusión para perro o gato cuesta unos 150 euros (unos 168 dólares) en la FU e incluso las personas menos adineradas están dispuestas a desembolsarlos por su adorada mascota, señala Kohn.
Antes de una donación todos los animales son minuciosamente estudiados. Perjuicios entre los donantes fueron extremadamente raras en la FU desde 1996, asegura Kohn. Lo que por lo general les queda es un pequeño derrame sanguíneo en la zona de la pinchadura y un pedacito de piel pelada. «Si se lo hace correctamente, no es peligroso», añade.
Por Ulrike von Leszczynski (dpa)
Foto: Stephanie Pilick/dpa