ESTAMBUL / DOHA (dpa) – Es mediodía en Qatar y seis agotados trabajadores procedentes de Nepal e India duermen agotados junto a la entrada de un túnel. El conductor de un vehículo todoterreno se sale de la vía y los atropella. El accidente ocurrió en junio y es tan sólo uno de los muchos ejemplos de las duras condiciones en las que trabajan muchos trabajadores sudasiáticos en Qatar y otros países del Golfo.
Los trabajadores tienen pocas formas de luchar contra esa moderna forma de esclavitud. Al llegar al aeropurto de Doha, sus empleadores les suelen quitar el pasaporte. Así es difícil que puedan protestar a pesar de tener que hacer horas extra sin cobrar bajo un sol abrasador. Las normativas para la protección de los trabajadores se inclumplen a menudo, por lo que muchos extranjeros mueren en medio de las obras de construcción.
Cuando los gobiernos de las naciones de origen se empiezan a preocupar más por los derechos de sus trabajadores, los países del Golfo sencillamente buscan empleados procedentes de lugares más pobres, de India a Nepal, pasando por Sri Lanka y Bangladesh.
La embajadora de Nepal, Maya Kumari Sharma, fue destituida recientemente de Doha después de que en una entrevista asegurase que Qatar es una «cárcel al aire libre» para miles de trabajadores de Nepal.
El sufrimiento de los trabajadores, que además deben pagar exageradas comisiones a intermediarios sin escrúpulos, ya se conoce desde hace tiempo. A menudo viven hacinados en campamentos formados por contenedores, donde soportan temperaturas de más de 40 grados sin aire acondicionado. Se les paga tarde sus bajos salarios, o a veces ni si quiera eso. Quien resulta gravemente herido suele ser abandonado a su suerte.
La ONG Human Rights Watch (HRW) ha alertado en varias ocasiones sobre este problema. Después de que a Qatar se le adjudicara el Mundial de Fútbol de 2022, la organización intentó hablar con los responsables en Doha. Estos prometieron que habría cambios, pero según HRW no se ha hecho mucho hasta ahora.
«Si esto sigue así, esta competición deportiva en Qatar amenaza con convertirse en un acontecimiento terrorífico de explotación y sufrimiento para los trabajadores que participan en la construcción (de la infraestructura e instalaciones deportivas)», advirtió en febrero el director de HRW, Jan Egeland.
Para luchar contra esta explotación, habría por ejemplo que eliminar el denominado «sistema-sponsor», que impide que los trabajadores que no son bien tratados en sus puestos puedan buscar un nuevo empleo dentro de Qatar.