Los especialistas han afirmado que la disfunción eréctil es una patología infradiagnosticada e infratratada, aunque con diferencias entre las comunidades autónomas. Y es que, pese a que los médicos de atención primaria suelen conocer bien la disfunción, la tasa media nacional de diagnósticos es del 23,4%.
Así lo revelaba el Atlas de la Disfunción Eréctil en España, un proyecto coordinado por la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (ASESA) con la colaboración de Bayer. Participaron 544 médicos de atención primaria en toda España.
Así pues, según el estudio, más de dos millones y medio de españoles padecían disfunción eréctil, es decir, incapacidad repetida de lograr o mantener una erección que sea lo suficientemente firme como para culminar una relación sexual satisfactoria.
Aunque el 42,7% de los médicos consultados aseguraron preguntar de forma rutinaria a sus pacientes por tal disfunción, como pauta, los pacientes no hablan de ella abiertamente. Les produce estrés, baja autoestima y se vuelven reservados, prefiriendo, en un 75% de los casos, informarse a través de Internet.
Hay que recordar que la disfunción eréctil puede ser un síntoma centinela de otras enfermedades, por lo que se debe tratar como es debido.
Tratar la disfunción erectil
La web http://tratamientoparaladisfuncionerectil.net es una de las muchas que ofrecen información sobre diagnóstico y tratamiento para el paciente de disfunción eréctil, incluyendo también el tratamiento de disfunción eréctil en jóvenes. De hecho, también afecta a hombres entre los 18 y los 25 años de edad, siendo motivo frecuente de las visitas al andrólogo.
Sea cual sea la edad del paciente, el problema se puede tratar y, dado lo mucho que han mejorado los tratamientos, hay muchas posibilidades de que reciba uno que sea eficaz. Hay que seguir, las recomendaciones médicas y tener voluntad para solucionar el problema.
En primer lugar, habría que identificar las causas. Como explica el blog de Bayer, Tenemos una edad, un simple cambio de fármacos que se toman para controlar otras patologías puede ser suficiente para atajar el problema. El tratamiento oral, en todo caso, es lo más habitual, con pastillas como Viagra, Levitra o Cialis.
Pero hay otros tratamientos que también pueden resultar efectivos, como las inyecciones en el pene. MedlinePlus, web de información en línea de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, explica que las inyecciones y supositorios de alprostadil se usan para tratar ciertos tipos de disfunción eréctil, combinado con otras pruebas para diagnosticarla.
Actúa relajando los músculos y vasos sanguíneos del pene para mantener cantidad de sangre suficiente y lograr la erección. Sin embargo, advierte que el aprostadil no cura la disfunción ni aumenta el deseo sexual. Es una sustancia que se inyecta y que actúan localmente para facilitar la erección.
Otro tratamiento es el que usa dispositivos de vacío. Se trata, como explica el doctor García Cruz de Barna Clínic, de “instrumentos médicos que funcionan gracias a la generación de presión negativa en el pene. Este proceso permite que se produzca la entrada de sangre en el mismo, aportando la rigidez necesaria”. Sin embargo, aunque es eficaz, el porcentaje de abandono es muy elevado.
Cuando los métodos anteriores no son suficientes, se suele recomendar la cirugía, mediante la que se colocan prótesis en el pene. Los tratamientos hormonales si hay déficit de testosterona, el psicológico, las ondas de choque de baja intensidad en la región genital para estimular la circulación o las cremas de aplicación local también son habituales.
Prevenir la disfunción erectil
La mejor prevención posible para la disfunción eréctil y para otras muchas enfermedades es llevar una vida sana que reduzca la aparición de los factores de riesgo. Y es que, aunque se asocie a la edad, hábitos como el tabaquismo y el alcoholismo pueden hacer que aparezca.
Hay estudios, de hecho, que han relacionado el consumo de tabaco con la disfunción eréctil, ya que dificulta la circulación, dificultando que la sangre no llegue bien al pene. El alcohol, por su parte, puede provocar una disfunción que se prolongará incluso si el paciente deja la adicción, en el peor de los casos.
Tampoco ayuda llevar una vida sedentaria, que aumenta las posibilidades de enfermedades cardiovasculares muy relacionadas con la disfunción eréctil. Controlar el peso, descansar bien y tratar problemas psicológicos o psquiátricos, como la ansiedad o la depresión también son recomendaciones.