Nueva York, 21 sep (dpa) – Donald Trump no es muy fan de las Naciones Unidas, que a partir del 25 de septiembre celebran su Asamblea General en Nueva York. En una ocasión se refirió a la ONU como «un club en el que la gente se reúne, habla y pasa un buen rato» y cree que sus gastos están «totalmente fuera de control».
El presidente estadounidense aprovechó el año pasado su estreno en la Asamblea General para hacer publicidad de su rascacielos y amenazar con la aniquilación al líder norcoreano, Kim Jong-un, despertando en todo el mundo el temor a una guerra.
Este año, el conflicto con Corea del Norte seguirá sobrevolando la cita, pero desde un punto de vista muy diferente después de que Trump celebrase una histórica cumbre con Kim y de que este se comprometiese a desnuclearizar su país, aunque está por ver cómo y cuándo lo hace.
El martes arrancan los discursos de los jefes de Estado y de Gobierno, que se prolongarán hasta el 1 de octubre. Como es tradición, el primero en hablar será el presidente de Brasil, en esta ocasión Michel Temer, que dejará el puesto tras las elecciones del 7 de octubre.
Inmediatamente después intervendrá Trump y ese mismo día también subirán al estrado el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el iraní Hassan Rohani y la primera ministra británica Theresa May.
Entre los líderes latinoamericanos estará el martes el argentino Mauricio Macri, que llega con su país sumido en una crisis económica e intentará aprovechar la ocasión para tejer nuevas redes de contención e intentar mantener una reunión con Trump. También hablará ese día el mexicano Enrique Peña Nieto, que a final de año pasará el testigo a Andrés Manuel López Obrador.
Entre las caras nuevas estarán el miércoles el colombiano Iván Duque y el jueves el español Pedro Sánchez, quien llegó al Gobierno en junio tras una moción de censura. También se espera que se estrene ante la Asamblea General el nuevo presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, aunque su presencia no está oficialmente confirmada.
No está claro si viajará a Nueva York el presidente venezolano, Nicolás Maduro, cuyo país está en el foco de la atención internacional por la crisis política y económica y el imparable éxodo de venezolanos hacia otros países. Maduro afirmó recientemente que está evaluando las condiciones de seguridad antes de confirmar si viajará a Nueva York. «A mí me tienen en la mira para matarme», dijo.
En cuanto a Nicaragua, sumida en una grave crisis política con casi 500 muertos, su presidente, Daniel Ortega, expresó su intención de asistir al cónclave de la ONU, aunque su presencia no ha sido confirmada. En la lista oficial de la Asamblea figura como uno de los últimos oradores el día 26.
Pero Trump será seguramente el principal protagonista de la cita. El lunes 24 ha convocado una cumbre sobre la lucha global contra las drogas y el miércoles presidirá una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. El plan era que esta girase en torno a Irán y los supuestos peligros que entraña este país, pero la Casa Blanca lo ha puesto en duda.
Tras la controvertida decisión de Trump de retirar a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, esta cuestión será «el tema dominante» para el presidente estadounidense, dijo a dpa el experto Richard Gowan, del Centro de Investigaciones Políticas de la Universidad de Naciones Unidas.
Pero, ¿estará dipuesto Trump a enfrentarse a la vista de todo el mundo con aliados como Francia o Reino Unido? En lugar de eso, el Consejo de Seguridad podría centrarse en el desarme nuclear a nivel global.
También es posible que Trump y los integrantes de su delegación intenten abordar a puerta cerrada y al margen de la Asamblea General un plan de paz para Cercano Oriente. Sí así fuera, habría que ver si trasciende algo a la opinión pública.
Pero todas las vistas estarán puestas en el discurso de Trump, aunque este año ya no sea el primero. «La pesadilla de todos es que se comporte como en la OTAN, acuse a otros países de no aportar suficiente dinero a la ONU y amenace con reducir su contribución», apunta Gowan.
Estados Unidos sigue siendo el mayor contribuyente de la ONU. El año pasado, Trump exigió reformas y recortes que en parte se han puesto en marcha o al menos están planificados. Gowan cree que el secretario general de la ONU, António Guterres, y la embajadora estadounidense ante el organismo, Nikki Haley, han conseguido convencer a Trump sobre ese tema. «No creo que Trump conozca los detalles sobre esas reformas, pero puede presentarlo como una victoria», señala.
Pero Estados Unidos no sólo se ha posicionado contra la mayoría de los miembros de la ONU en la cuestión de los costes, sino también en otros muchos temas, como el pacto nuclear con Irán o acuerdo climático, en los que ha generado un bloqueo.
Estados Unidos está perdiendo su «poder blando», dijo recientemente Guterres en una entrevista con «The Atlantic». Eso podría tener graves consecuencias, advirtió, ya que «no hay forma de resolver la mayoría de los problemas mundiales sin Estados Unidos».
Para Gowan, en la era Trump el debate de la Asamblea General de la ONU ya no es lo que era. «Antes había esa sensación de que la Asamblea General era un momento en el que se tomaban decisiones», recuerda. «Ahora todos están a la defensiva. No parece que nadie tenga planes ambiciosos para la Asamblea, se trata solo de salir vivo».
Por Helen Corbett, Christina Horsten y Michael Donhauser (dpa)