El cambio en el paisaje urbano implica llamar a cabo Derribos en Valladolid, que estos se realicen con las máximas garantías para todas las personas implicadas.
Avanzar significa reconfigurar por completo una ciudad y sus espacios, hacerla más accesible y cómoda. Una empresa de derribos es la que pone en marcha todo el proceso de transformación urbano para conseguir una ciudad que cumpla con lo que se espera de un entorno moderno.
La transformación en Valladolid
La capital de Castilla y León ha sufrido un profundo proceso de cambio a lo largo de las últimas décadas. Fue en el Plan General de 1984, cuando se estableció el actual modelo de ciudad, Haciendo de ella una urbe moderna, que no dejara de mirar al pasado, pero que tuviese un prometedor futuro por delante. Para llevarlo a cabo se tuvo que poner en marcha un mecanismo de derribos de edificaciones que no cumplía con los requisitos mínimos de seguridad y de habitabilidad. Por otro lado, había que crear nuevos espacios para configurar ese modelo de ciudad moderna.
Cómo actúa una empresa de derribos
Los derribos comenzaron a ponerse en marcha, y para ello, había que exigir a las empresas implicadas un fuerte compromiso. Este no era otro que el de conseguirlo en un periodo breve de tiempo y sin comprometer en ningún momento a la seguridad. Estas deben ser las máximas de una empresa de derribos moderna. Para ejecutar trabajos de derribo hay que poner en acción maquinarias pesadas como retroexcavadoras, cabezas tractoras de camiones, brazos articulados o góndolas.
Esta maquinaria hace ser manejada con personal debidamente adiestrado y con las habilitaciones pertinentes. Hablar de un derribo supone hacerlo de una tarea compleja, en la que gran cantidad de elementos pueden causar daño. Para ello, es preciso estudiar detenidamente cómo se va a ejecutar el trabajo, teniendo en cuenta que no puede dejarse margen a la improvisación ni al azar.
Nunca se sabe cómo puede terminar de comportarse una estructura ante la fuerza de la maquinaria. Una empresa de derribos solvente jamás compromete a la seguridad de su equipo ni de las máquinas implicadas en los trabajos. Para conseguirlo, es necesario formar a todo el personal y tener un equipo debidamente habilitado que sea capaz de manejar todas las variables posibles que puede tener lugar en el derribo.
Por otro lado, hay derribos que implican el manejo de sustancias peligrosas. Hablamos de fibrocemento y del amianto. Para ello, la empresa de derribos que se encargue de realizar la tarea debe estar inscrita en el RERA, o Registro de empresas con riesgo de amianto. Por su peligrosidad, el amiento debe ser tratado de una manera específica en todo momento, ya que exposiciones prolongadas a él pueden derivar en graves enfermedades relacionadas con el aparato respiratorio.
Una empresa de derribos trata de ejecutar las tareas en el menor tiempo posible, causando un mínimo impacto en toda la zona y, además, posibilitando que todos los escombros queden debidamente depositados en un gestor autorizado. De esta manera, se minimiza el impacto ante el medio ambiente.
El lado humano de los derribos
Cuando hablamos de derribar una edificación o una nave industrial no podemos obviar la importancia de la maquinaria, pero esta no es nada sin un gran equipo humano que la maneje adecuadamente. Todo el personal implicado en un derribo tiene una formación de alto nivel, y está preparada en todo momento para actuar ante cualquier contingencia. De esta manera, los índices de siniestrabilidad en los derribos son muy bajos. Esto no es fruto de la casualidad, sino de una especialización muy alta dentro del sector.
Tampoco podemos olvidar que un derribo lleva un proceso previo elaborado. En él se estudia todas las variables que puedan afectar a ese derribo, como la configuración del terreno, las edificaciones colindantes o cualquier asunto que pueda dar una característica especial a esa tarea. Del estudio de toda esa información se sacan muchos datos interesantes, como puede ser el de saber el presupuesto de la tarea en concreto y así poder tener informado al cliente en todo momento.
Una vez que el presupuesto queda aprobado, solo es cuestión de concertar el momento idóneo para llevar a cabo el derribo. Si no surgen inconvenientes, en un plazo mínimo de tiempo toda la tarea queda completada y se puede comenzar con el siguiente paso, el de dar forma a una nueva construcción.
Podría decirse que una empresa de derribos trabaja como una maquinaria bien engrasada. Por un lado, con una base humana debidamente preparada y que sabe cómo debe actuar en todo momento. Por el otro, una maquinaria en constante renovación y que permite desarrollar las tareas en la magnitud que se precisa. De esta forma, cualquier tarea de derribo queda completada antes de lo que podamos esperar.