(dpa) – Cuando uno debe dejar un trabajo, ya sea por circunstancias de fuerza mayor o porque quiere optar por un rumbo nuevo, es muy bueno pensar cómo será la despedida. Todo cambio trae aparejado un desprendimiento, y más vale preparar la partida en un tono que, sin dejar de estar acorde con la situación, deje un buen recuerdo.
La gran diferencia estará en si uno se va por propia voluntad o no. «Si a uno lo están despidiendo a la fuerza de la empresa, seguramente estará lleno de ira y no querrá despedirse en un tono cordial», comenta Alexandra Gilde, de la empresa stg. De todos modos, más vale no apartarse de los buenos términos. «Quién sabe cuándo uno se volverá a cruzar», advierte el abogado Michael Felser.
Por un lado, es importante ser en todo momento consciente de que uno se despide de una función, no de todo. Aunque el trabajo pase a formar parte del pasado, uno no tiene por qué dejar atrás a la gente que conoció allí. Por un lado, pueden existir buenos motivos personales para mantener contacto. Uno suele generar vínculos fuertes en algunos sitios de trabajo en los que a veces pasa más tiempo que en su propia casa.
Por otro, siempre es bueno darles continuidad a las redes que uno va forjando, recomienda la asesora Doris Brenner. Lo ideal es no desaparecer de un momento para el otro, sino tal vez organizar por ejemplo un momento con los compañeros de trabajo llevando una torta o teniendo algún gesto hacia ellos antes de dejar de ir.
Ese contexto es ideal para recordar algunas buenas anécdotas, no para hablar mal de los jefes. «No sería tan buena idea decirle al jefe todo lo que uno piensa en plena reunión de equipo, frente a todos los demás», opina Brenner. Si alguno de los presentes, sea el jefe o los compañeros, hiciera algún comentario malicioso o indirecto, lo mejor que uno puede hacer es no darle importancia. Ese tipo de comentarios muchas veces son síntoma de que alguien está afectado, decepcionado o que a veces hasta siente envidia por el que parte, observa la experta.
Desde ya que desde el punto de vista legal uno tiene la libertad de hacer lo que quiera, comenta el abogado. «Uno puede contar cuáles son los motivos del cambio de trabajo, cuál era su sueldo, cuál será el nuevo, etc.», apunta. En cambio, sería poco recomendable intentar llevarse a parte de la gente de la empresa. Eso es algo que, a lo sumo, se puede activar cuando uno ha cumplido el último día de trabajo y el contrato ha quedado totalmente cerrado.
En cuanto a la comunicación externa, es bueno conversar con los directivos o los jefes de equipo cuándo dar a conocer al resto de los compañeros o al público en general que habrá un cambio. Si la noticia corre por los pasillos, en un abrir y cerrar de ojos uno pierde el control de la situación.
Otro punto que se recomienda es dejar todo en orde y los archivos y datos a la vista de quien nos vaya a suceder. Tampoco sería recomendable dejar de trabajar o hacerlo con negligencia durante los últimos días.
«Es mejor dejar una buena imagen para que los demás tengan un buen recuerdo de nosotros», explica la especialista. Es que en gran parte de los casos tiene mucho sentido continuar en contacto con el antiguo empleador, y aunque más no fuera porque tal vez, en el futuro, los caminos profesionales vuelvae a cruzarse o uno en algún momento quiere regresar.
Por Verena Wolff (dpa)
Foto: Christin Klose/dpa-tmn