La capital de Asturias es uno de los lugares más hermosos para conocer dentro de España. Reconocida mundialmente por su impresionante casco antiguo medieval, donde se encuentra la catedral de Oviedo, de estilo gótico, que se caracteriza por su Cámara Santa, que data del siglo IX y tantas otros lugares de gran relevancia turística y cultural.
A continuación, te mencionaremos algunos de los lugares que no debes dejar de visitar en Oviedo por nada del mundo si tienes el tiempo limitado. Así que toma nota de la siguiente lista:
Visitar la Plaza del Fontán
La plaza del Fontán siempre ha sido un lugar especial para Oviedo, y también un punto neurálgico de la ciudad. Hace siglos allí había una laguna natural nutrida por manantiales y fuentes – de ahí el nombre de esta plaza -, pero muy pronto se convirtió en el lugar de recreo de los nobles ovetenses. Esta circunstancia hizo que los campesinos de la zona acudiesen al lugar a vender sus productos – leche, verduras, quesos, gallinas, etc. -. Y fue así como surgió uno de los mercados más antiguos que recuerda la memoria asturiana.
El Casco Histórico
Otro de los lugares de mayor significado turístico es el casco histórico de Oviedo. Una vuelta por la ciudad antigua es un mano a mano con la historia. Entre las estrechas y sinuosas calles del “Antiguo” muchos siglos de historia nos contemplan.
Allí se encuentra la famosa Catedral de Oviedo de estilo gótico, que te dejará con la boca abierta. Por ello, esta visita debe ser una parada obligatoria.
El Museo de Bellas Artes de Asturias
El Museo de Bellas Artes, emplazado en pleno casco histórico, y con una parte de su fachada asomada a la plaza de la Catedral es arte en sí mismo.
Este museo es una mezcla de arquitectura clásica y contemporánea que expone actualmente 782 obras, que constituyen un recorrido por la historia del arte desde el siglo XIV al siglo XXI.
Así que, si visitas Oviedo por poco tiempo, estos tres sitios que te mencionamos anteriormente son los lugares de mayor relevancia dentro de la capital de Asturias. No puedes perdértelos.
Por Soraya Andreina Pérez Mohammed