¿Quién no conoce nuestra típica tapa de patatas bravas? Prácticamente es una de esas raciones que se encuentran en cualquier mesa de cualquier bar un día cualquiera, y es que, en España, somos asiduos a ellas.
Sin embargo, siempre hay alguien “un poco más raro”. Es el caso de David, que ha llegado a comerse 1,5kg de patatas bravas en un día.
“No soy un foodie de Instagram, ni mucho menos hago retos de comida”, nos cuenta. “Es la forma que he encontrado de compaginar mi trabajo con mi hobby”.
David Sitjes, o conocido en su cuenta “bravera” como @vayabravas, dedica 4 días a la semana a su trabajo y fuente de ingresos principal, los proyectos online, no obstante, cuando llega el fin de semana, el panorama varía.
“A partir del viernes, dejo de estar pegado a la pantalla, para estar pegado a la mesa de cualquier bar o restaurante catando sus bravas”. Lo que para muchos “salir a tapear” es disfrutar de la comida, del relax y no tener horarios, para el pasa a ser “otro trabajo”, aunque siga siendo su hobby.
Después de haber estado en más de 100 locales en cosa de 2 meses, este fan de las bravas, afirma que, “echarle salsa rosa (coctel), kétchup o cualquier salsa industrial a una ración de bravas, debería ser delito”.
Según el, la razón es simple, “es mucho más económico, lleva menos trabajo y se siguen vendiendo prácticamente igual”.
No tiene por qué ser “brava”, pero que no sea “cóctel”
Y no le falta razón, elaborar una buena salsa no es fácil, según nos cuenta, después de haber hablado con varios chefs de locales de restauración, lo de tener una receta propia de salsa brava conlleva muchas horas de prueba y error, hasta encontrar el punto que te hace destacar por encima de la competencia.
“Un claro ejemplo es el del BOnum No Rules”, dice, “sé con certeza que Ramón no llegó a tener la salsa que tiene de la noche a la mañana”.
Ramón Tudela es el chef del restaurante que elaboró la ración de bravas que se puede ver a continuación, y en la cual, David desvela todos los ingredientes que lleva.
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“Eso de echarle mil cosas por encima no vale… puedes tener suerte y crear una salsa que sea un manjar de dioses, pero eso ocurrirá 1 de cada 1.000 veces”, dice entre risas.
Otro ejemplo que nos pone, es el del bar Tremola, también ubicado en Lérida, y que, a pesar de ser “parecida” a una salsa rosa, afirma que “no es la salsa del montón, Ricard, dueño del local, hizo un muy buen trabajo detrás”.
Esta salsa, aunque visualmente puede parecer una más, afirma que, para él, lleva las proporciones justas, las especias necesarias, y un toque de canela que la hace totalmente única al resto.
Tal y como cuenta David, si un local tiene una competencia fuerte cerca, hay que mantenerse como mínimo, al mismo nivel que ellos, o intentar despuntar de alguna forma en alguno de los platos.
“Destacar por tener las mejores bravas no es fácil, pero en la variedad está el gusto”, dice. Y no le falta razón, las que pueden ser las mejores bravas para una persona, no lo serán para otra, pero lo que está claro es que “teniendo algo que ya tienen otros locales, no llegarás demasiado lejos”.
La variedad de la patata es el factor más importante
“Según el tipo de patata, será apta una salsa u otra”. Este entusiasta de las bravas asegura que después de haber catado casi todas las formas distintas de cocción (horneadas con piel, horneadas sin piel, fritas, cocidas, al vapor o hasta de puré), “es un factor clave a tener en cuenta para la salsa”.
Por lo que nos cuenta, a una frita prácticamente le queda bien cualquier tipo de salsa, no obstante, cuando tenemos delante una horneada o cocida, “una salsa rosa destrozará esa ración”, por otro lado, las elaboraciones de autor que ha probado a base de puré, afirma rotundamente que ninguna salsa le quedará bien, y que “lo mejor es optar por especias o una reducción”.
Sea como sea, queda más que claro que después de tanta cata de bravas a sus espaldas, este leridano (aunque natural de la ciudad de Sabadell), sabe lo que se dice cuando habla de esta, nuestra tapa.