San Sebastián, 22 sep (dpa) – Pocos rostros de Hollywood remiten tanto a la risa como el Danny DeVito, un maestro de la comedia cuyos registros son sin embargo casi ilimitados, tanto como actor, director o productor. Por su prolífica carrera de casi cinco décadas recibe hoy el honorífico Premio Donostia en el Festival de San Sebastián.
La comedia, sin embargo, fue siempre un gran impulso para este estadounidense (Nueva Jersey, 1944) de origen italiano, pequeña estatura, calva prominente y pelo canoso alborotado que suma en su currículum un Globo de Oro, un Emmy y más de 50 películas.
«Cuando contabas el chiste y la gente se reía era como recibir un millón de dólares», recordó en rueda de prensa sus primeros rodajes delante del público en la serie «Taxi», por la que saltó a la fama interpretando a Loui de Palma y que en su cuarta temporada se atrevió a dirigir. La serie fue nominada a los Globos de Oro y los Emmy de forma continua mientras estuvo en emisión entre 1978 y 1983.
Como amante y protagonista de comedias, a menudo negras (recordada es su «Throw Momma from the train», de 1988, o «La guerra de los Rose», que dirigió y protagonizó con Michael Douglas y Kathleen Turner un año después), DeVito defendió la presencia de este género también en festivales de cine.
«Es bueno tener toda clase de películas, abrir un festival con comedias, tener películas dramáticas, cosas que den miedo y sean duras. Eso es el cine, hay que disfrutar, de eso se trata. Me gusta reír pero también llorar».
Porque sus registros han ido más allá de la comedia en su amplia trayectoria, en la que también ha interpretado a malvados de Hollywood -fue Pingüino en Batman bajo las órdenes de Tim Burton-, e incluso ha tocado el cine infantil, con su celebrada «Matilda» (1996), dando vida al peor de los padres y a un estafador.
«Me gustan las películas para niños. Los niños necesitan tiempo para sonreír», cuenta este artista que también ha hecho una incursión en la animación, prestando su voz a obras como «Hércules» (1997), «The Lorax» o la película que lo traerá por primera vez a San Sebastián, «Smallfoot», que se proyectará mañana miércoles.
Recordados son también sus papeles en «One Flew Over The Cuckoo’s Nest» (Alguien voló sobre el nido del cuco/Sin salida), «Terms of Endearment» (La fuerza del cariño) o «Twins», donde fue gemelo de Arnold Schwarzenegger, o sus éxitos en «L.A. Confidential» (1997) o «The Rainmaker» (1997).
En 1999, produjo y coprotagonizó «Man on the Moon», protagonizada por Jim Carrey y ambientada en la inusual vida del cómico estadounidense Andy Kaufman, a quien hoy retrató como una persona que «controlaba la energía» al entrar en una habitación.
DeVito asegura que no puede decir si le gusta más actuar, dirigir o producir. «Me gusta dirigir pero me encanta interpretar (…) Pero también me encanta el negocio en sí», dice en relación a su trabajo como productor, sin decidirse. «En cualquier caso, me vuelve loco ponerme delante de una cámara. A un actor le gusta todo lo que le rodea», señala.
El estadounidense, que consideró un honor recibir el premio Donostia, asegura no haber perdido la emoción de trabajar en el mundo del cine pese a su extensa carrera. «Ha sido emocionante desde el primer día que me dieron un trabajo como actor», señaló haciendo un repaso a sus comienzos cuando vio la primera película que lo inspiró, acudió a un academia y tuvo su primera oportunidad.
De niño, confesó, se pasaba los fines de semana en las salas de cine pensando que sería maravilloso ser como Humphrey Bogart, Jerry Lewis o los hermanos Marx, sus actores favoritos, sin sospechar que un día él también lo sería. Hasta que cumplió los 19 años y se decidió a hacerlo, recuerda. «No sé de dónde procedía esa valentía de subir a un escenario», pero así fue.
Su estreno en la dirección se produjo en la cuarta temporada de «Taxi». «Ya había pensado hacerlo antes pero no tuve la valentía hasta ese momento», explicó. Y en la producción se inició con «La guerra de los Rose», hasta que empezó a sumar éxitos en taquillas y amplió también esa actividad. Fue ahí cuando le presentaron a Quentin Tarantino y quiso producir una de sus primeras películas, «Reservoir Dogs», que fue proyectada en San Sebastián en 1994.
Desde entonces ha hecho casi de todo y no sabe lo que le depara el futuro. «Es un misterio, no tengo ni idea». ¿Alguien pendiente con la que trabajar? «Mucha gente, pero dejo que las cosas vengan».
DeVito es el primero en recoger el honorífico Premio Donostia, que este año el festival concede a otras dos estrellas: la actriz británica Judi Dench y el realizador japonés Hirokazu Koreeda, que lo recibirá mañana domingo.
Por Raquel Miguel (dpa)