Managua, 18 jun (dpa – El presidente Daniel Ortega reapareció hoy en público por primera vez en 18 días, para recibir las cartas credenciales del nuevo nuncio apostólico en Nicaragua, el sacerdote polaco Waldemar Sommertag.
Acompañado de su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, Ortega recibió al representante del papa Francisco en una breve ceremonia en su despacho, a la que también asistió el cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal.
“En estas condiciones en que vive nuestro país le damos la bienvenida. Siempre en lucha por la paz, como dice el papa Francisco. La paz del mundo y la paz de Nicaragua”, afirmó el mandatario según informó el portal oficial “El 19”.
El nuevo nuncio arribó el pasado jueves a Managua y el viernes asistió como observador en las sesiones del dialogo nacional entre el Gobierno y la opositora Alianza Cívica, convocado para resolver la grave crisis que afecta al país.
“En representación del papa Francisco quiero expresar los mejores deseos para Nicaragua, que necesita en este momento más oraciones y va a llegar a una vía de paz y reconciliación”, dijo Sommert, arzobispo de Maastrich.
“El único camino es la paz, no solamente aquí sino en todo el mundo”, agregó el sacerdote de 50 años, que trabajó en Tanzania, Bosnia y Herzegovina, Israel, Palestina y Chipre.
Ortega no había sido visto en público desde el pasdo 30 de mayo, cuando encabezó un mítin ante simpatizantes a quienes aseguró que no dejaría el Gobierno. El mismo día, paramilitares y policías atacaron a una manifestación pacífica que celebraba el día de las madres en Managua, provocando varios muertos y heridos.
La crisis en Nicaragua comenzó hace exactamente dos meses, el 18 de abril, con una protesta de estudiantes que se multiplicó tras la violenta acción de las fuerzas del Gobierno contra manifestantes civiles desarmados.
Según organismos de derechos humanos, entre 180 y 215 personas han muerto desde entonces y más de 1.400 resultaron heridas, en su mayoría jóvenes y estudiantes lesionados por impactos de bala. El Gobierno solo registra 46 muertos.