La Habana/Antigua, 14 nov (dpa) – Cuba sigue siendo la gran incógnita en la XXVI Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno que arranca este jueves en la ciudad guatemalteca de Antigua, ya que el país no ha confirmado si acudirá su presidente, Miguel Díaz-Canel, si lo representará otra autoridad o si el asiento quedará vacío.
En los últimos días se ha especulado mucho sobre la asistencia de Cuba a este cónclave, en el que habrá varios estrenos, entre ellos el del español Pedro Sánchez, y también algunos presidentes salientes como el mexicano Enrique Peña Nieto o el brasileño Michel Temer.
La cumbre se celebra unos días antes de la histórica visita de Pedro Sánchez a Cuba, la primera de un jefe del Gobierno español en 32 años, lo que disparó los rumores sobre un posible gesto de Díaz-Canel hacia el dirigente socialista con su presencia en Antigua.
Por el momento no hay confirmación oficial del posible viaje por parte de las autoridades cubanas ni tampoco de la Secretaria General Iberoamericana (Segib). Tampoco se sabe si, en última instancia, otra autoridad cubana podría representar al presidente en la cumbre, como ocurrió en ediciones anteriores.
Las dudas sobre la asistencia de Díaz-Canel, quien reemplazó en el cargo a Raúl Castro el pasado abril, responden a las fuertes medidas de seguridad que acompañaron también a sus antecesores al frente del Estado. Cuándo llega o cuándo se va un presidente cubano suele ser una incógnita en sus desplazamientos internacionales.
En caso de acudir a Antigua, ésta no sería la primera cumbre iberoamericana para Díaz-Canel, ya que en 2014 participó en la celebrada en la ciudad mexicana de Veracruz como vicepresidente primero de Cuba. En aquel momento, todos lo señalaban ya como sucesor de Raúl Castro.
Desde su creación en 1991, Cuba siempre participó en las Cumbre Iberoamericanas encabezando su delegación con Fidel Castro, hasta que en la del 2000 celebrada en Panamá, el «Comandante en Jefe» denunció un intento de atentado contra su persona organizado presuntamente por el anticastrista Luis Posada Carriles, fallecido el pasado mayo en Miami.
Aquello fue el punto de inflexión para Cuba que no volviera a participar a nivel de jefe de Estado en un foro al que siempre estuvo invitado.
Entre 2001 y 2007 fue el entonces vicepresidente Carlos Lage quien representó a la isla, con la excepción de 2005, cuando lo hizo su canciller Felipe Pérez Roque. Ambos políticos serían defenestrados de la cúpula de poder cubano en 2009, con pocas explicaciones oficiales pero con un lapidario artículo de Fidel Castro en la prensa oficial en el que aseguró que «la miel del poder por la cual no conocieron sacrificio alguno despertó ambiciones que los condujeron a un papel indigno».
Incluso en algunas citas iberoamericanas, La Habana bajó el perfil de su delegación hasta llegar a ser representada por un embajador, como en 2008 en San Salvador, que estuvo liderado por Pedro Núñez Mosquera, entonces representante diplomático cubano en Brasil.
En 2009, el actual canciller cubano, Bruno Rodríguez, se estrenaba como jefe de delegación en la cumbre celebrada en la ciudad portuguesa de Estoril. Repetiría como máximo representante en Mar de Plata (2009), Asunción (2011), Cádiz (2012) y Cartagena de Indias (2009).
Por Guillermo Nova y Ana Lázaro (dpa)