Santiago de Chile, 8 nov (dpa) – Peritos internacionales pusieron fin al misterio que durante cuarenta años rodeó la muerte del poeta chileno y premio Nobel de Literatura Pablo Neruda, al concluir hoy que el vate murió de cáncer de próstata y no envenenado por agentes de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).
Pero pese al resultado de las pericias, los familiares del poeta y su abogado reiteraron que aún faltan pruebas que realizar, mientras el juez responsable Mario Carroza aclaró que el caso no está cerrado todavía: «Si es necesario hacer nuevas pericias, se van a hacer», señaló.
El informe pericial, leído hoy en los tribunales por el doctor Patricio Bustos, director del Servicio Médico Legal (SML) de Chile, sostiene que los análisis toxicológicos efectuados en los restos óseos de Neruda «acreditan la presencia de productos farmacéuticos para el tratamiento de enfermedades cancerosas, específicamente del cáncer de próstata».
Asimismo, se descartan «agentes químicos relevantes» que pudieran haber precipitado la muerte de Neruda, ocurrida el 23 de septiembre de 1973, 12 días después del derrocamiento y muerte de su amigo, el presidente Salvador Allende.
Las pericias echaron eventualmente por tierra la versión del asistente y chofer del vate, Manuel Araya, quien sostuvo que mientras Neruda se encontraba en la clínica Santa María, hasta donde fue trasladado para recibir atención por sus dolencias, le suministraron una inyección letal que lo llevó a la muerte.
Tras años de diligencias por parte de familiares y abogados del poeta, el juez Mario Carroza asumió el caso y ordenó el pasado abril la exhumación de sus restos, que descansaban en la tumba en su casa de Isla Negra, en el litoral central chileno.
Más tarde, el magistrado envió muestras a científicos del Servicio Externo de Ciencias y Técnicas Forenses de la Universidad de Murcia, en España; de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, y del Servicio Médico Legal de Chile, para que verificaran si murió de cáncer o si fue asesinado.
Tras escuchar hoy el dictamen de los peritos, el juez Carroza dijo que el caso sigue porque judicialmente no se puede establecer todavía si al poeta lo mataron o no, porque faltan pericias «que confirmen que el cuerpo corresponde a Pablo Neruda».
«El juez jamás da algo tan categórico. Es necesario tener todos los antecedentes”, subrayó Carroza.
Por su parte, el abogado que entabló la querella, Eduardo Contreras, dijo que todavía faltan pericias toxicológicas porque, como «han pasado muchos años, hay elementos que desaparecen, como el gas sarín».
«El caso no se cierra hoy día, vamos a solicitar nuevas muestras», agregó Contreras, mientras el sobrino del poeta Rodolfo Reyes dijo que falta todavía un examen. «No hay la menor duda de que en Neruda se interfirió en su muerte», añadió, al tiempo que apuntó el inicio de un segundo paso en la investigación: el análisis de las pruebas de ADN.
Por Carlos Dorat