(dpa) – Cuando un gato ya no tiene tantas ganas de moverse, evita treparse a sitios más altos o parece rígido después de estar tumbado durante un tiempo es posible que esté sufriendo una enfermedad artrósica en las articulaciones.
Según la Asociación Alemana de Salud Animal, los cambios de comportamiento pueden ser un primer indicio de la enfermedad. En caso de sospecha de artrosis, los dueños deben llevar al gato al veterinario. Si se confirma este trastorno articular, el especialista les indicará un analgésico adecuado.
La artrosis felina es una patología articular degenerativa que no tiene cura. Puede afectar a una o a varias articulaciones.
No obstante, hay maneras de facilitarle un poco la vida a la mascota, por ejemplo, haciéndole un poco más accesible el camino a sus lugares favoritos que se encuentran más elevados. También ayudan los baños para gatos con una entrada más baja.
En lo posible, los dueños deben seguir animando al felino a moverse con cuidado. Además, deben vigilar el peso de su mascota, ya que un exceso de kilos sobrecarga las articulaciones y por lo tanto aumenta el dolor.
La Asociación Alemana de Salud Animal señala que se puede favorecer el metabolismo de las articulaciones con alimentos especiales.