(dpa) – Todos recordamos esa sensación que nos producía llevar un carrete a revelar sin saber que encontraríamos al recoger las fotos de las vacaciones. En tiempos de la fotografía digital, la antigua tecnología de la imagen analógica no deja de fascinar a muchos.
«Al igual que con los discos de vinilo, a los aficionados de la fotografía analógica les encanta el hecho de tener entre manos un dispositivo absolutamente mecánico y poder realizar todos los ajustes manualmente», comenta Rainer Schuldt, de la revista especializada alemana «Computer Bild».
Schuldt explica que, para muchos entusiastas de la fotografía, las imágenes tomadas con cámaras digitales réflex o teléfonos inteligentes y luego editadas en aplicaciones y retocadas por filtros digitales, son de una perfección demasiado estéril.
Cuando se toman fotos digitales, se lo hace sin pensar. Para la fotógrafa Daniela Krüger, el gran atractivo de lo analógico consiste en tomarse tiempo para el momento que se quiere capturar.
«Sólo se puede ver el resultado cuando el rollo está lleno y revelado, no inmediatamente en la pantalla», explica Krüger, que siempre viaja con una cámara réflex analógica: «No hay nada que sea más auténtico».
La fotógrafa explica que cualquiera que esté interesado en una cámara de la vieja escuela puede encontrarla en mercados online, como Ebay, o en portales de anuncios clasificados … o bien en la buhardilla de los padres o de los abuelos. «Lo mejor es empezar con un modelo barato», recomienda Krüger.
Antes de comprar una cámara, sin embargo, se la debería revisar a fondo, aconseja Moritz Wanke, de la revista «Chip Foto-Video». ¿Funcionan bien el obturador y el espejo abatible? ¿Los diales, guías y palancas permiten realizar los ajustes sin dificultades? ¿Funcionan bien los componentes electrónicos, tales como el sistema de autoenfoque y el exposímetro?
«Esas preguntas deben aclararse de antemano o, de ser posible, in situ», advierte el experto.
Quien busca en una tienda especializada o en un mercadillo, puede echar un vistazo a las cámaras usadas. «Para más seguridad, es mejor comprar a un distribuidor que ofrece cámaras usadas cuyo correcto funcionamiento ha sido comprobado previamente», recomienda Schuldt, y añade que los vendedores serios también conceden derecho de devolución.
¿Pero qué tipo de cámara es la correcta? Schuldt considera que las cámaras réflex de Praktica, una marca de cámaras fotográficas producidas en la antigua República Democrática Alemana (RDA), son comparativamente baratas y una buena opción: «Son modelos muy sólidos, en su mayoría hechos para exportar a Occidente».
Cada fotógrafo le exige a su cámara algo diferente, como puede ser un tacto agradable, una determinada velocidad de obturación y el equipamiento.
«La cámara perfecta no existe», asevera Wanke. En su opinión, modelos como la Nikon FE, Minolta XE-1 y Pentax ME super son ideales para empezar. Debido a que estas cámaras estaban bastante difundidas, los precios son asequibles y la búsqueda de repuestos es más fácil.
Según el modelo y el estado de la cámara, los interesados tendrán que desembolsar más o menos dinero. Wanke estima que algunas cámaras, como la Minolta XE-1 y la Pentax ME super, están disponibles por un precio de entre 60 y 80 euros (aproximadamente 64 y 85 dólares estadounidenses).
«Cámaras más sofisticadas o artículos de colección como la Contax RTS III y la Nikon FM3a no se consiguen por menos de varios cientos de euros».
Por Bernadette Winter (dpa)