Se calcula que en España hay medio millón de casas ilegales. Sobre muchas de ellas pesa una sentencia firme de derribo que no se cumple, en algunos casos desde hace décadas. El pago de indemnizaciones por licencias de obra mal dadas puede llevar a muchos ayuntamientos a la ruina. Comprobamos por qué una casa puede pasar de ser legal a ilegal de un día para otro. ¿Cómo se enfrenta una familia al derribo de su vivienda? Hay particulares que construyen fuera de la ley, que prefieren pagar la multa a pedir permiso y quienes hacen de su vida una guerra al urbanismo salvaje. ‘Pendientes de derribo’, este lunes, en ‘Comando Actualidad’.
La Marbella extremeña. Construida sobre un paraje natural protegido y en terrenos del municipio El Gordo, en Cáceres, la Isla de Valdecañas tiene cientos de apartamentos, villas de lujo, un hotel de cuatro estrellas, atraque para barcos, club deportivo e incluso una playa artificial. Todo es ilegal, el Tribunal Supremo ha ordenado su demolición. La piqueta no llega y la orden de derribo ha levantado la guerra entre vecinos.
Andratx, el urbanismo salvaje. Es la imagen del considerado paradigma del urbanismo salvaje ligado a la corrupción en España. El escándalo del caso Andratx, destapado en 2006 en la costa de Mallorca, se cerró con 30 sentencias condenatorias y 140 imputados. Doce años después hay quien sigue conviviendo con la incertidumbre de la llegada de la piqueta mientras vuelve a construirse al lado viviendas con orden de demolición.
Ruina municipal. ¿Una vivienda legal puede convertirse en ilegal de la noche a la mañana? ‘Comando actualidad’ ha comprobado que sí. Además, el pago de indemnizaciones de derribo por licencias mal dadas puede llevar a muchos ayuntamientos a la ruina. En Vilaboa, y otras localidades de Galicia, la lucha vecinal está obligando a los ayuntamientos a buscar fórmulas para regularizarlas.
Mi casa es ilegal. En los Rostros, Badajoz, 200 vecinos tienen una casa construida al margen de la ley. Compraron un terreno no urbanizable para cumplir un sueño: levantar una casa con huerto. Hoy hay quien tiene que pagar hasta 50.000 euros para que derriben su propia casa.