Categoría: Turismo

  • Hotel y descanso en Santander en la Playa de El Sardinero

    Hotel y descanso en Santander en la Playa de El Sardinero

    Alojarse en un hotel en Santander en la Playa de El Sardinero es uno de los mejores planes para cualquier época del año, con el mar a pocos metros, lugares para pasear, comer y disfrutar de una de las ciudades más bonitas del norte de España no es extrañar que cada vez sean más las personas que eligen Hotel Silken Río Santander para pasar unos días a orillas del Cantábrico.

    Santander Sardinero
    Foto: N.Fernández / El digital de Asturias

    Vacaciones en pareja o con la familia

    Para las parejas que buscan una escapada romántica, Santander ofrece una gran variedad de actividades, lugares para hacerse fotos, probar nuevos sabores y vivir unos días diferentes; una parada en el Palacio de la Magdalena, irse de compras, acceder a la Catedral, o sentir el mar desde el Faro de Cabo Mayor en plena bahía de la ciudad, sin duda son experiencias perfectas para compartir con la pareja, e incluso con la familia; pues Santander es una ciudad muy acogedora en la que tanto grandes como pequeños disfrutarán de paisajes, amaneceres, arena, paseos y de su flora y fauna.

    santander

    Santander también ofrece mucha cultura, y cada vez son más los artistas de diferentes géneros que acuden a la ciudad a ofrecer sus conciertos; durante el verano las playas se llenan, las terrazas son ideales para refrescarse o probar alguna especialidad local, y además para aquellos a los que les guste el ocio y la naturaleza a muy pocos kilómetros de la ciudad hay atracciones, zonas para practicar senderismo o para conocer las poblaciones rurales.

    Desplazarse por Santander es sencillo, cuenta con transporte público de muy buena calidad e incluso dispone de aeropuerto para los visitantes tanto nacionales como extranjeros.

    Planes con “sabor” a fútbol

    Desde hace muchos años los aficionados al fútbol, tanto asturianos como de otras provincias o ciudades cercanas eligen Santander para acudir a los encuentros que se celebran en «El Sardinero», miles de personas inundan calles y terrazas disfrutando de las diferentes propuestas gastronómicas de la ciudad, y son muchos los que también eligen Silken Hoteles para pasar unos días antes y después del partido. Santander vive el fútbol.

    Los «tesoros de la ciudad»

    Muchas personas asocian Santander con la palabra “playa”, pero la ciudad ofrece una gran variedad de lugares que son auténticos tesoros para turistas y residentes, el Centro Botín, el Paseo de Pereda o el Castillo de Corbanera son algunos de los sitios más visitados de la ciudad, pero nosotros te recomendamos que te dejes llevar y guiar también por los recepcionistas del hotel o por los habitantes de la ciudad para ver ese otro Santander lleno de encanto, parques, fuentes y jardines que te sorprenderán. Recuerda visitar también el Palacio de la Magdalena.

    Santander monumentos
    Foto: N.Fernández / El Digital de Asturias

     

    Vacaciones y estancias los 365 días del año

    Ya sea en verano, durante la Navidad o las diferentes fechas festivas o «puentes», Santander es una ciudad ideal para ser visitada en cualquier momento del año.

    Te recomendamos que hagas tus reservas en el Hotel Silken Río Santander con antelación para así poder disfrutar de todas sus prestaciones, bonitas vistas y servicios y de una oferta creada para disfrutar y compartir con las personas que más quieres o para realizar un viaje por tu cuenta.

    En el norte de España, Santander te espera para vivir y crear nuevos recuerdos con la pareja, los amigos, la familia o para hacer una pausa en el camino en el caso de que seas uno de los muchos profesionales que visitan la ciudad por asuntos de negocios, congresos o para desconectar de las rutinas de la vida.

  • La estación de esquí suiza más popular de los Alpes

    La estación de esquí suiza más popular de los Alpes

    (dpa) – La estación de esquí suiza de Zermatt es la más popular de los Alpes, según una encuesta reciente, seguida de Serfaus-Fiss-Ladis (Austria), y las estaciones italianas de Kronplatz, Val Gardena y Livigno.

    estación de esquí
    Los usuarios de las estaciones de esquí alpinas eligieron a la de Zermatt como la mejor de la región. Foto: Michael Portmann/Zermatt Bergbahnen AG/dpa

    Así se desprende de una encuesta realizada la temporada pasada a unos 49.000 aficionados a los deportes de invierno en 54 estaciones de Austria, Suiza, Italia y Francia, llevada a cabo por la consultora Mountain Management Consulting en colaboración con la Universidad de Innsbruck.

    En la evaluación se incluyeron varias categorías, que los encuestados de las estaciones de esquí tuvieron que valorar en una escala de puntos del 1 al 10 (de mala a excelente), entre ellas el tamaño de la estación, la fiabilidad de la nieve, la calidad de las pistas, la amabilidad, la comodidad del transporte y la relación calidad-precio percibida.

    Zermatt obtuvo la mejor puntuación media, con 8,47 puntos; Serfaus-Fiss-Ladis, siempre mejor valorada por las familias con niños, obtuvo 8,41 puntos, mientras que la región de Kronplatz, en el Tirol del Sur, fue tercera con 8,36 puntos.

    En la última encuesta para el «Informe sobre las mejores estaciones de esquí» de 2020, Zermatt también quedó en primer lugar.

    En el sondeo, la satisfacción general de todas las estaciones (7,86 puntos) descendió ligeramente por segunda vez consecutiva. Una de las razones citadas fueron las condiciones de nieve ocasionalmente difíciles y el consiguiente aumento del grado de masificación en las estaciones más populares.

    El cambio climático podría intensificar esta tendencia. Las regiones tendrán que encontrar formas de mantener equilibrado el número de visitantes y distribuir mejor a los esquiadores, concluye el informe.

    La encuesta se realiza cada dos años, desde 2012, aunque el último tuvo que ser pospuesto por la pandemia de coronavirus. En el invierno 2022/2023, 49.210 esquiadores y practicantes de snowboard fueron encuestados al azar directamente en las estaciones de esquí mediante cuestionarios para el presente informe.

  • Un viaje con mucho jazz

    Un viaje con mucho jazz

    (dpa) – El Museo del Jazz Americano lleva una apasionante doble vida: durante el día, los visitantes se maravillan devotamente ante el clarinete blanco de plástico de Charlie Parker, el vestido largo de lentejuelas de Ella Fitzgerald o los zapatos de ante de Benny Goodman, insignias del estilo musical tan americano. Los invitados ven cortometrajes y escuchan audios de audiotecas interactivas.

    Charlie Parker jazz
    Un retrato del legendario músico Charlie Parker decora el frente de ladrillos de la Mutual Musicians Foundation en Kansas City. Foto: Heike Schmidt-Windhoff/dpa

    Pero en cuanto se pone el sol, los carteles de neón azul parpadean, la música suena más fuerte en las salas, se oyen cantos. Las copas tintinean. Risas. El pequeño museo de Kansas City, ubicado en un anodino edificio de ladrillo de la calle 18, se transforma en un vibrante club nocturno: el «Blue Room», con bar y escenario incluidos.

    La cantautora Jamie «J.Love» Chase, con traje rosa Nickian y cinta negra en el pelo, sube al escenario esta noche. «Eres demasiado bueno para ser verdad» (You’re just too good to be true) dice al micrófono. El público se deja llevar por el ritmo, canta y aplaude con entusiasmo.

    El corazón de Kansas City late por la música. Nada más llegar al aeropuerto, se oye su pálpito impetuoso. Los tambores laten al compás. Los bajos penetran hasta los tuétanos. Los saxofones acarician el alma. Música de jazz sale disparada de los altavoces de la sala de llegadas.

    Las dos Kansas

    El jazz nació en Nueva Orleans. Pero pasó una turbulenta adolescencia en Kansas City, donde ha permanecido joven. Sin embargo, hay que puntualizar que hay dos Kansas City distintas que se alzan sobre la vasta pradera y los ondulantes campos de maíz del Medio Oeste.

    Kansas City, en Kansas, parece un suburbio adormecido de su hermana mayor del mismo nombre, en el vecino estado de Misuri, que es más antigua y también el destino más diverso, con numerosos lugares de interés histórico.

    Tradición y modernidad

    Hoy en día, al igual que en los años treinta, el centro de la ciudad es la denominada «milla de fiesta» con cervecerías, restaurantes, bares y música en directo.

    El dinamizador de la vida nocturna es el «Power & Light District», de ocho manzanas, que en 2008 revitalizó el centro de la ciudad, parcialmente abandonado tras la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, sobre todo los jóvenes se trasladan aquí, desde suburbios y otros lugares, a pisos de nueva construcción.

    En cambio, en el club de la Mutual Musicians Foundation, se diría que el tiempo se ha detenido. De las cuatro docenas de clubes de jazz locales, quizá sea el más importante y, sin duda, el más inusual. Fundado en 1917 como sindicato de «músicos de color», el edificio de ladrillo de dos plantas con notas musicales pintadas en él ha sido desde entonces el órgano representativo y el auténtico hogar de la escena local del jazz.

    Músicos de todas partes

    James McGee, secretario de la Mutual Musicians Foundation, explica que en los inicios, hace casi un siglo, si un músico negro quería tocar en la ciudad, tenía que hacerse miembro de esta fundación.

    El «Local Union 627», situado en el corazón del entonces segregado barrio entre la calle 18 y la calle Vine, les ayudaba a encontrar trabajo.

    Había buenas oportunidades de ganar dinero en los numerosos cabarets, bares y salas de baile. Kansas City, en el centro geográfico de Estados Unidos, atraía a músicos de todas partes. Aquí, las tradiciones musicales se fusionaron en una nueva creación: el «Kansas Jazz».

    El director de orquesta local Bennie Moten desarrolló este característico estilo de riffs con secuencias de acordes repetidas constantemente, que se convirtió en el estándar de muchas big bands de los años treinta.

    Este pionero del jazz, junto con su pianista de entonces, William «Count» Basie, cambió las estructuras orquestales fijas por un swing rítmico, bailable y orientado al blues, con solos prolongados que inspiraron al joven Charlie Parker, que se convertiría en uno de los músicos más influyentes del jazz.

    Parker, o «Bird» como fue apodado, nació en 1920 en Kansas City (Kansas) y se crió en la ciudad hermana. Se dice que tocaba el saxofón 15 horas al día y prefería tocar con las bandas de jazz locales a ir al Lincoln High School.

    El precursor del bebop

    De adolescente, Parker experimentó con armonías complicadas, secuencias tonales rápidas e improvisación, las bases del bebop: el ingenioso compositor se convirtió en el máximo exponente de este estilo musical, que inauguró la era del jazz moderno.

    Pero ni siquiera el talentoso autodidacta Parker lo consiguió todo a la primera. Se dice que una vez, a los 16 años, cuando perdió el ritmo durante una actuación en el «Reno Club» de Kansas City, el legendario baterista Jo Jones le tiró el platillo a los pies, molesto.

    Eso probablemente no habría ocurrido en la Mutual Musicians Foundation. Esto es «terreno sagrado», asegura McGee. Después de sus actuaciones remuneradas, los músicos se reúnen los viernes y sábados después de medianoche para, por fin, no tocar trabajos por encargo, sino probar cosas nuevas juntos hasta altas horas de la madrugada, como hace casi cien años.

    Las jam sessions públicas, dice la cantante de jazz Millie Edwards Nottingham, son una rara oportunidad para reinventarse musicalmente y aprovechar el legado de antiguos músicos.

    Al igual que la «Blue Room» del Museo del Jazz, la fundación es una especie de laboratorio. Parker también era miembro, por supuesto. Su foto está colgada en el primer piso, justo detrás del piano de cola negro, mirando por encima del hombro a la nueva generación: sí, el jazz es joven de corazón en Kansas City, Misuri.

    Más información:

    Destino: Kansas City, la mayor ciudad del estado de Misuri con algo más de medio millón de habitantes, está situada en la frontera con Kansas. Junto con su ciudad hermana del mismo nombre, más pequeña, al otro lado, forma el centro de la región metropolitana de Kansas City, con unos 2,4 millones de habitantes.

    Jazz: la entrada al Museo del Jazz Americano cuesta 10 dólares (unos 9,40 euros). Además del «Blue Room» del museo, el «Green Lady Lounge» y «The Black Dolphin» figuran entre los mejores clubes de jazz y blues de la ciudad. «The Phoenix» es el más antiguo y «Nighthawk», en el sótano del Hotel Kansas City, es el más nuevo de los locales de jazz.

    Por Heike Schmidt-Windhoff (dpa)