Categoría: Mascotas

  • Problemas dentales en los conejos: ¿Cómo detectarlos?

    Problemas dentales en los conejos: ¿Cómo detectarlos?

    (dpa) – Cuando los conejos están enfermos, suelen sufrir en silencio durante mucho tiempo.

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    También los conejos domésticos ocultan los síntomas de sus enfermedades, al igual que los salvajes. Foto: Markus Scholz/dpa

    Según la veterinaria Cecilia Siedl, entre los conejos salvajes, un animal débil representa un peligro para el todo el grupo, por lo cual los que están enfermos son excluidos.

    «Como animales de presa, son maestros en ocultar las enfermedades», señala la especialista alemana. Además acota que los conejos domésticos se comportan de forma similar, es decir, ocultan los síntomas de la enfermedad lo mejor posible.

    «Cuando los síntomas ya son evidentes, la enfermedad suele estar muy avanzada, por lo que hay que actuar rápidamente», subraya la especialista alemana.

    Muchas personas se sorprenden de que un problema dental pueda ser la causa por la que su conejo deja de comer o tenga un trastorno digestivo.

    Hay señales que permiten detectar con mayor rapidez los problemas dentales. «Puede ser que el animal muestre un aumento de la salivación, de modo que el pelaje alrededor de la boca está pegado o incluso enmarañado», explica Siedl.

    La veterinaria resalta que en caso de un problema más grave, incluso todo el tórax del animal puede estar empapado de saliva.

    El comportamiento alimentario también puede ser indicativo de un problema dental. Se nota, por ejemplo, si un animal prefiere comer lechuga de hoja blanda en lugar de heno rico en fibra, que tiene que masticar mucho.

    «Algunos conejos se acercan rápidamente a la comida, pero cuando empiezan a comer mastican eternamente una hoja de lechuga o incluso se les vuelve a caer de la boca sin masticar», comenta la veterinaria. Además, añade que la pérdida de peso también puede indicar problemas dentales.

    Para prevenir los problemas dentales se debe prestar especial atención a una alimentación correcta. Los dientes de los conejos crecen durante toda su vida. Por eso es importante que se desgasten regularmente.

    «La sustancia dental es muy dura y lo único que puede desgastar los dientes es el contacto entre ellos», señala Siedl.

    «Existe un mito persistente de que los dientes se desgastan con el pan duro o los palillos de pan. Pero eso no es cierto, más bien, tienen un efecto negativo sobre los dientes y la digestión», comenta.

    La veterinaria asegura que una dieta óptima consiste en la ingestión de alimentos verdes frescos y de diversidad de especies. Los conejos siempre deben tener heno a disposición. También son adecuadas las hierbas de los prados, como el diente de león, las siete venas, el trébol y la milenrama.

    Los conejos también deben comer regularmente ramas frescas de árboles como sauces o árboles frutales. Incluso en invierno, los animales de exterior deben ser alimentados con comida fresca, como por ejemplo coles, lechugas amargas, hierbas, verduras y otras hortalizas de hoja como las espinacas.

    Siedl también opina que la comida en gránulos es desfavorable en muchos aspectos. Los movimientos de la mandíbula al masticar gránulos son diferentes a los movimientos laterales cuando comen hierba, verduras de hoja verde u hortalizas. Por un lado, apenas desgastan los dientes y por otro, pueden ejercer presión sobre ellos y promover una inflamación.

    Además, los pellets provocan que la digestión sea más lenta, que los gránulos se hinchen en el estómago y por lo tanto llenan más, lo que provoca que los conejos coman menos comida fresca.

    Para la veterinaria Diana Ruf, en el transcurso de la vida de un conejo, la mayoría de los problemas dentales están relacionados con errores en su alimentación.

    Además, hay razas que son más propensas a estos problemas. «Por ejemplo, los conejos con cabezas especialmente cortas o razas como los carneros, que suelen tener infecciones de oído, también tienen con más frecuencia problemas dentales», agrega.

    El motivo, según Ruf, es que debido al dolor de oídos muchos animales mastican de forma diferente y esto puede afectar su dentadura.

    Es importante acudir a un veterinario que conozca bien a estos roedores, para poder diagnosticar lo más rápido posible un problema dental.

    Al mirar los incisivos de frente y de costado como así también los molares de atrás en la boca, el veterinario puede obtener una primera impresión de la salud bucal del conejo.

    «Sin embargo, a menudo suelen ser problemas en las raíces de los dientes, por lo que no es posible hacer un diagnóstico preciso a simple vista», dice Ruf.

    La mayor parte del diente, y especialmente la raíz, están ocultas en la mandíbula. «Por eso se necesitan radiografías especiales o tomografías computadas de alta resolución para diagnosticar los dientes en los conejos», apunta.

    Como en general los problemas dentales se detectan demasiado tarde, el tratamiento suele ser complejo.

    «Si hay varias raíces dentales afectadas y el hueso de la mandíbula presenta algún cambio, ya no es posible curar a estos animales. No obstante, se puede manejar la situación durante varios años con un tratamiento específico», precisa la especialista.

    Ruf explica que en esos casos, a veces se extraen los dientes, otras se rectifica la dentición y ese proceso se puede repetir varias veces. Al igual que las radiografías, estos tratamientos solo pueden realizarse bajo anestesia.

    Lo ideal es que los dueños revisen los incisivos de sus mascotas una vez a la semana. Los dientes deben ser lisos y brillantes y no tener surcos transversales. En cambio son normales los surcos longitudinales. «El incisivo inferior debe estar detrás del incisivo superior», detalla Ruf.

    Detrás de los incisivos superiores, los conejos tienen una segunda fila de dientes con dos dientes en forma de clavija. Estos deben ser rectos.

    Ruf además sugiere que para detectar precozmente las enfermedades dentales, es recomendable pesar al conejo semanalmente, como así también palpar su mandíbula.

    Por Maria Berentzen (dpa)

  • Perros y el mito de la protección de los cachorros

    Perros y el mito de la protección de los cachorros

    (dpa) – Algunos expertos en comportamiento animal aconsejan no dejar que el cachorro juegue durante mucho tiempo y con demasiada intensidad con otro perro.

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    Tener un perro amigo adulto bien socializado es una bendición para el cachorro. Foto: Anna Auerbach/Gräfe und Unzer/dpa

    La especialista alemana Judith Böhnke, que lleva más de 20 años trabajando profesionalmente con perros, es partidaria de reducir y elegir bien los contactos sociales entre canes.

    A Böhnke le preocupa cuando los dueños de perros adultos sostienen que el más joven cuenta con la llamada «protección de los cachorros», según la cual un perro mayor nunca le hace daño al menor.

    «Es un concepto peligroso», señala la educadora canina. «No sé por qué todavía se piensa en esos términos, pero ¡la protección de los cachorros no existe!», destaca.

    Böhnke agrega que esta supuesta protección no la tienen los cachorros de hasta doce semanas y, desde luego, mucho menos los perros jóvenes de cuatro a seis meses.

    El límite de tolerancia está en la propia manada

    También el adiestrador de perros André Vogt quiere erradicar el mito de que los cachorros tienen una protección innata, por la cual los perros de corta edad tienen libertad de acción con sus congéneres adultos, porque estos toleran generosamente cualquier tipo de comportamiento.

    «¡Pero cuidado, puede acabar mal! No confíe jamás en que su cachorro pueda salir siempre sano y salvo», advierte.

    Los cachorros solo disfrutan de un mayor nivel de tolerancia dentro de su propia manada o con perros acostumbrados a las crías. Sin embargo, según el experto, no hay que tener miedo si el cachorro se encuentra con otros perros.

    «La inmensa mayoría de los perros que están con nosotros son agradables y están bien socializados. Además son muy cuidadosos con los cachorros», apunta Böhnke y subraya que incluso entre los animales funciona el instinto de la ternura.

    «Todas las especies perciben a las crías como inofensivas y dignas de protección. Incluso fuera de su propia familia, lo cual es probablemente una consecuencia de la domesticación», explica.

    Los perros adultos también pueden odiar a los cachorros

    No siempre hay que confiar que exista ese instinto positivo. «También hay perros que simplemente odian a los cachorros. Al igual que a alguna gente no le gustan los niños», acota Böhnke.

    Es muy probable que el dueño conozca a su mascota y perciba de antemano si puede surgir algún problema. «Por supuesto, no todos los perros adultos odian a los pequeños. Pero siempre aconsejo que cuiden a sus cachorros», recalca Vogt.

    Según el entrenador tiene sentido observar atentamente cómo se comporta el perro adulto. «Si tengo un mal presentimiento, debo proteger a mi cachorro y cuidar de que no le pase nada».

    Además, insiste en que la frase «lo solucionarán entre ellos» es un completo disparate. «Claro que se arreglan entre ellos, pero también hay que saber que eso tiene consecuencias», remarca.

    Si se ve que el otro perro está tenso y molesto y que incluso podría pegar un mordisco, Vogt recomienda simplemente levantar al cachorro en brazos.

    Aunque se trata de una acción controvertida, ya que algunos adiestradores aducen que esto podría incentivar que el cachorro tenga una conducta miedosa, Vogt lo avala.

    «Yo lo acepto, porque lo más importante es que el cachorro confíe en mí». También su colega Böhnke adhiere a esta postura: «¡Retirarse a tiempo no es una desgracia!».

    Un ataque puede cambiar la vida del perro

    Según Vogt, lo que puede desencadenar un ataque son sobre todo consecuencias psicológicas.

    «Una mala experiencia puede dejar huellas irreversibles en la vida de un perro», destaca Vogt. Además, agrega que la relación de confianza que pudo establecer con el dueño también puede verse afectada.

    «Desde el punto de vista del cachorro, su amo no ha hecho bien su trabajo. No lo ha protegido», explica el adiestrador. Sin embargo, considera que es erróneo aislar a los perros o mantenerlos alejados de otros.

    Por eso Böhnke aconseja llevar a los cachorros a las escuelas caninas en las que tienen contacto con perros adultos que se sabe que se llevan bien con los perritos. Cuanto más crecen los cachorros, más se encargan los perros adultos de su adiestramiento.

    «Pero siempre que sea comprensible para el can más pequeño y sin traumatizarlo», advierte.

    No obstante, de acuerdo con la especialista germana, en el camino hacia la edad adulta es importante que el animal también tenga experiencias desagradables. «De lo contrario, un simple gruñido podría darles pánico», constata.

    Por su parte, Patricia Lösche, presidenta de la asociación de consultores y entrenadores de comportamiento animal de Alemania, subraya que tener como amigo a un perro bien socializado y educado puede ser una bendición para los cachorros.

    «El cachorro lo toma como modelo al menos hasta la pubertad, lo que puede ahorrar mucho trabajo a los dueños de las mascotas», señala. Sin embargo, advierte que en caso contrario, si el perro adulto tiene un mal comportamiento, esto también se transmite en el animal más joven.

    Por Katja Sponholz (dpa)

  • Los riesgos de los insecticidas para las mascotas

    Los riesgos de los insecticidas para las mascotas

    (dpa) – Si quiere deshacerse de insectos molestos con un espray o limpiar su casa de gérmenes, también debe tener en cuenta a sus mascotas y elegir la mejor alternativa. Porque los insecticidas o los productos de limpieza, por ejemplo, pueden convertirse en un grave peligro para los animales, aunque estos artículos se consideren no riesgosos para los humanos.

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    Un gato no es un insecto, pero puede sufrir severos daños por efecto de algunos insecticidas. Foto: Silvia Marks/dpa

    «Tenemos constancia de casos en los que animales sufrieron envenenamientos mortales a causa de productos caseros comunes», advierte un centro de asesoramiento de consumidores de Alemania.

    Por eso, brinda algunos consejos respecto de qué cuidados hay que adoptar en esta materia, para evitar que las mascotas corran peligro:

    – Los insecticidas con el principio activo permetrina pueden ocasionar envenenamientos graves, principalmente en gatos, y ocasionarles incluso la muerte. La permetrina se encuentra en numerosos esprays, pero también en los nebulizadores, los denominados «foggers». Por lo tanto, el centro recomienda apelar a alternativas no tóxicas, como los mosquiteros o las trampas adhesivas.

    – Los productos corrosivos de limpieza y los artículos de higiene que contienen cloruro de benzalconio pueden llegar al pelaje de los perros y los gatos cuando estos se tumban en las superficies que acaban de ser aseadas. Cuando se limpian el pelaje, absorben con la lengua estas sustancias químicas, lo que puede causarles quemaduras en la boca. Los limpiadores neutros o el jabón suave y los paños de microfibra son alternativas suficientes.

    – Algunas sustancias utilizadas en el hogar y el jardín tienen sabor a golosina para las mascotas, como los distintos tipos de bolitas para babosas o el anticongelante para el coche. El fertilizante sintético para el jardín también es ingerido con frecuencia por los animales domésticos y puede provocarles una intoxicación. Si se derramó un poco de estas sustancias, límpielo inmediatamente.

    En caso de que su mascota padezca una intoxicación, debe llevarla a revisar inmediatamente por un veterinario. Y, si se conoce la causa de la intoxicación, lo mejor es llevar el producto junto con su envoltorio.