Bruselas (dpa) – Un rey al que se le atribuye una hija ilegítima, una monarca consorte a la que se la conoce como «la reina de las fiestas», un hermano al que se apoda el «príncipe a toda marcha». Quien piense que la casa real belga tiene no tiene historias que contar es que la conoce poco.
Sin embargo, todos estos protagonistas ya no están en el primer plano. En palacio reina la discreción y si algo se perfila ahora como interesante es la princesa heredera, Elisabeth, que acaba de llegar a la mayoría de edad tras cumplir 18 años.
No hace tanto que la casa real belga se parecía a otras monarquías europeas en materia de escándalos. Las historias que trascendían de palacio tenían fascinado a este pequeño país centroeuropeo.
Sin embargo, en 2013 Felipe, de 59 años, subió al trono junto con su esposa, la reina Matilde, de 46, y desde entonces impera la calma en el palacio de Laeken, al norte de Bruselas. Cuando el padre de Felipe, el rey Alberto II, y su esposa Paola estaban en el trono, las cosas eran bien diferentes.
Paola, una aristócrata de origen italiano, estaba considerada en los frenéticos años 60 como «la reina de las fiestas». Aparecieron fotos del rey Alberto en compañía de mujeres jóvenes y poco después se vieron fotos de su esposa acompañada de otros hombres. A ella se le atribuye una relación con el cantate Adamo, el autor de la canción «Dolce Paola».
Tras la muerte de su hermano Balduino, Alberto ascendió al trono en 1993, pero los rumores siguieron. En 1999 un biógrafo especuló sobre una hija ilegítima del monarca. Y a día de hoy la artista Delphine Boël, nacida en 1968, sigue luchando en los tribunales para ser reconocida oficialmente como la hija biológica del que fuera el Rey de los Belgas.
Alberto tuvo que someterse a un test de paternidad por orden judicial, pero sigue negando igual que antes ser el padre de Boël. La opinión pública sigue esta telenovela sin perderse un detalle.
Y el pasado del príncipe Laurent, de 56 años y hermano del actual rey, también da para una serie. El «príncipe a toda marcha» se quedó sin el permiso de conducir por haber superado el límite de velocidad al volante.
Además, causó sensación cuando apareció con un albornoz para un anuncio. Y hace muchos años, décadas incluso, generó un enorme revuelo cuando viajó a Congo, ex colonia belga, a pesar de la petición expresa del Gobierno de no hacerlo. A raíz de ello, el Parlamento recortó al príncipe en 2018 su asignación.
Al actual rey de los belgas, Felipe, no se le conoce una aparición en albornoz ni nada por el estilo. En lugar de ello, palacio publicó con motivo del 20 aniversario de boda del monarca fotos de Felipe y su esposa Matilde con sus dos perros.
A cuentagotas dejan ver al pueblo parte de la vida de la pareja real. Casi siempre son fotos de los compromisos de trabajo que desarrollan a diario. Se trata de imágenes que son colgadas en Twitter o Instagram, como cuando acuden a un acto en el que se recuerda a los caídos en la guerra, en un hospital o dando un discurso. Hace tiempo que no ha estallado ningún escándalo.
Para la especialista en la casa real belga Leontine duquesa de Schmettow lo que sigue fascinando a día de hoy a la gente es «ver a esas personas con toda la pompa y boato».
Sin embargo, la casa real belga apostó más por el contenido que por la puesta en escena. Se sabe bien poco sobre la vida privada de la familia. La duquesa de Schmettow ve en ello una consecuencia de las escapadas de los anteriores monarcas. A ello se suma que el rey Felipe es un hombre más bien reservado.
Pero cada vez despierta más interés su hija, la princesa heredera Elisabeth, la mayor de los cuatro hijos de los monarcas. Recientemente cumplió 18 años y los medios belgas celebran su estilo relajado, mientras que desde palacio se la proyecta cada vez más como protagonista. «Ella es el futuro», señala Schmettow.
La experta en la casa real belga considera que la serenidad de los reyes es un modelo de monarquía adecuado a los tiempos que corren. Lo que la población exige de los monarcas en la actualidad es diferente a lo que se requería antes, señala la duquesa.
Relaciones extramatrimoniales e hijos ilegítimos son de otra época, aegura Schmettow. «Tal vez sea bueno que haya en el trono personas que se toman su tarea en serio».
Por Michel Winde (dpa)